La UE retoca su misión naval para vigilar el embargo de armas hacia Libia
La Operación Sophia, que expiraba en marzo, amplía su objetivo
La gran operación militar de la UE para combatir la migración irregular en el Mediterráneo central tendrá próximamente un nuevo objetivo: asegurarse de que se cumple el embargo de armas a Libia acordado el domingo pasado en Berlín por un grupo de potencias.
Una de las conclusiones de la cumbre celebrada en la capital alemana es que no habrá paz mientras se mantenga el flujo de armamento hacia Libia. El compromiso está sobre la mesa, pero para que sea efectivo ha de ser verificable, por lo que los ministros de Exteriores de la UE acordaron este lunes en Bruselas redirigir la Operación Sophia hacia el control del embargo para cerciorarse de que no se incumple.
La misión naval, lanzada en 2015 para luchar contra las mafias que trafican con personas frente a las costas libias, yacía moribunda, privada de barcos y limitada a patrullas aéreas, tras el cierre a cal y canto de los puertos italianos promovido por Matteo Salvini cuando era ministro de Interior de su país. Tras sucesivas prórrogas, estaba previsto que expirara el 31 de marzo de este año sin pena ni gloria.
Ahora, en pleno descenso de las llegadas de irregulares a las costas europeas, la intención es darle una nueva vida enfocada hacia una misión alejada de su cometido original, pero no del todo ajena. Tiempo atrás ya fue utilizada para frenar la entrada de armamento en Libia inspeccionando barcos sospechosos de proporcionar material a los milicianos islamistas.
La nueva labor de la misión europea no encontró voces discordantes entre los ministros de Exteriores. “Nadie se opuso a esta decisión”, afirmó el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell.
El cambio de rol no significa que no vayan a tener que realizar tareas hoy aparcadas. Si se topan con una embarcación de inmigrantes irregulares, los nuevos barcos desplegados para vigilar la eventual llegada de armas a Libia cumplirán con sus obligaciones de rescate, tal y como marca el derecho marítimo, según confirmó el propio Borrell. Sin embargo, al no ser la prioridad, no navegarán por las rutas habitualmente utilizadas por los inmigrantes para escapar, —y por las ONG que buscan prestarles auxilio— lo que reduce las probabilidades de que la Operación Sophia acabe sirviendo también para salvar vidas.
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