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“Bienvenido a casa”: Netanyahu recibe a Jonathan Pollard, el analista que espió a EE UU para Israel

El primer ministro israelí entrega en Tel Aviv la documentación al estadounidense que pasó 30 años en prisión y cinco en libertad condicional por pasar información confidencial al Estado judío

Elías Zaldívar
Jerusalén -
Jonathan Pollard recibe la tarjeta de residencia de mano de Benjamín Netanyahu, en el aeropuerto de Ben Gurión, cercano a Tel Aviv. Detrás, la mujer de Pollard, Esther.
Jonathan Pollard recibe la tarjeta de residencia de mano de Benjamín Netanyahu, en el aeropuerto de Ben Gurión, cercano a Tel Aviv. Detrás, la mujer de Pollard, Esther.EFE

Jonathan Jay Pollard, el estadounidense que pasó 30 años en prisión y cinco de libertad condicional por espiar para Israel ―en un caso que generó tensión entre ambos aliados y que acabó abanderando la derecha nacionalista―, ha aterrizado este miércoles en Israel, donde ha sido recibido por el primer ministro, Benjamín Netanyahu.

“Estamos encantados de estar en casa por fin después de 35 años y agradecemos al pueblo y al primer ministro de Israel por traernos a casa. Nadie podría estar más orgulloso de este país o de este líder que nosotros y esperamos convertirnos en ciudadanos productivos lo más pronto posible y seguir adelante con nuestras vidas aquí”, ha asegurado Pollard, de 66 años, tras aterrizar en Tel Aviv junto con su esposa, Esther. Ambos besaron el suelo y el primer ministro israelí entonó entonces un rezo judío de agradecimiento por la liberación de los prisioneros.

“Ahora puedes empezar una nueva vida, con libertad y felicidad. Bienvenido a casa. Ahora eres ciudadano del Estado de Israel”, dijo Netanyahu en el aeropuerto al entregarle la documentación. Pollard y su mujer son judíos e Israel concede la nacionalidad a quien tenga al menos un abuelo judío.

El exespía se encuentra ya en Jerusalén, confinado por la covid-19, como todos los viajeros que llegan del exterior. Aunque había dejado clara hace años su voluntad de establecerse en Israel, la llegada fue mantenida en secreto. La hizo a bordo de un avión privado del multimillonario dueño de casinos de Las Vegas Sheldon Adelson, tradicional benefactor de Netanyahu y de los colonos judíos en los asentamientos de los territorios palestinos ocupados por Israel.

Pollard, que trabajaba como analista de Inteligencia en la Armada estadounidense cuando empezó a espiar para Israel en la década de los ochenta, fue excarcelado en 2015 y hace un mes venció el lustro de libertad condicional entre cuyos términos estaba la prohibición de viajar a Israel. La decisión del Departamento de Justicia de no renovar la interdicción fue considerada un último regalo a Netanyahu de la Administración de Donald Trump.

Pollard fue arrestado en 1985 y condenado a cadena perpetua dos años más tarde. La Embajada de Israel en Washington le impidió refugiarse allí cuando los agentes del FBI lo perseguían para arrestarlo tras ser descubierto. Impotente en su coche delante de la Embajada, también fue apresada su entonces esposa como cómplice. Entonces con 33 años, Pollard asumió enseguida su culpabilidad.

Hasta la fecha no se ha revelado oficialmente el contenido de la información que Pollard entregó en 1984 a su contacto, un oficial superior de la Fuerza Aérea israelí, Aviem Sella, quien lo reclutó cuando trabajaba como analista civil del Servicio Naval de Investigaciones Criminales. Pollard reunía la información semanalmente y la consignaba en grandes portafolios blindados a agentes israelíes.

Durante las investigaciones sostuvo reiteradamente que los secretos que transfirió a los servicios de inteligencia estaban relacionados con la amenaza de misiles de Irak contra Israel, tal vez los que Sadam Husein disparó contra el Estado judío durante la Guerra del Golfo de 1991. La primera paga consistió en un diamante, un anillo de zafiro para su primera mujer, liberada posteriormente; la suma de 10.000 dólares y un salario mensual de 1.500 dólares.

Israel negó inicialmente que sus servicios de inteligencia espiasen a Estados Unidos, su principal aliado en el mundo, hasta que lo admitió en 1988. El tema estuvo presente en las relaciones entre ambos países desde hace décadas. Todos los presidentes estadounidenses rechazaron las peticiones de Israel para que fuese indultado. Pollard fue visitado con cierta frecuencia en la cárcel por funcionarios del Gobierno israelí que gestionaban su perdón ante las autoridades de EE UU, entre ellos Netanyahu. Siete de sus años en la cárcel de Marion estuvo confinado en solitario.

Quien no estuvo para recibir a Pollard y verlo besar el suelo al aterrizar en Israel fue su exmáximo jefe, el fallecido en 2019 Rafi Eitán, ex agente secreto en la captura del coronel nazi Adolf Eichmann en Buenos Aires, exministro de los Jubilados y exdirector de la Oficina de Relaciones Científicas, una suerte de Mosad paralelo que acabó con la dimisión de Eitán a raíz del fiasco que supuso el apresamiento de Pollard. Eitán fue declarado persona non grata en Estados Unidos al trascender su papel en el acto de espionaje y hasta el fin de sus días tuvo prohibido su ingreso en el país.

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