Argelia vota a favor de reformar la Constitución, pero con récord de abstención
El presidente Tebún, impulsor del referéndum, está hospitalizado en Alemania sin que el régimen desvele su enfermedad
El referéndum que impulsó el régimen argelino el domingo 1 de noviembre -aniversario del inicio de la guerra de la independencia contra Francia (1954-1962)- para reformar la Constitución se ha saldado con la victoria del sí por el 66,8% de los votos frente al 33,20% del no. Nadie esperaba un resultado contrario a ese, ya que el Gobierno defendía el sí y la mayor parte de la oposición boicoteó las elecciones. La única incógnita consistía en saber cuál sería el grado de abstención. Finalmente solo votaron 5,5 millones de ciudadanos entre los 23,5 millones con derecho a voto. Se trata de la tasa de participación más baja en el país, con solo el 23,7% de electores. Los opositores han recibido el resultado como una victoria.
Los argelinos tenían que responder a la pregunta: “¿Está de acuerdo con el proyecto de revisión de la Constitución que se le propone?”. El principal impulsor de la reforma y del referéndum ha sido el presidente Abdelmayid Tebún, de 74 años. Tebún declaró que con ella pretendía fundar una “nueva Argelia”. De ahí que el régimen optara por la fecha casi sagrada para los argelinos del 1 de noviembre.
Pero el país ha cambiado mucho desde 1954. Si el Frente de Liberación Nacional (FLN) fue el que desencadenó la guerra y durante varias décadas sus fundadores eran considerados héroes, desde hace meses miles de jóvenes en las calles vienen reclamando que el FLN se disuelva y pase a los museos de historia. Hasta ahora, el récord de abstenciones se registró en las últimas presidenciales, las elecciones que llevaron en diciembre al poder a Abdelmayid Tebún, con solo un 39,9% de participación (abstención del 60,15).
“A nadie le interesaba esa votación", declara un periodista que prefiere mantenerse en el anonimato. "Apenas la hemos seguido. Y todo el mundo creyó que los resultados serían hinchados, que aumentarían la tasa de participación real”. Said Salhi, vicepresidente de la Liga Argelina Por la Defensa de Derechos del Hombre, escribió en Facebook: “Esto es una gran victoria del Hirak [el movimiento de protestas iniciado en 2019], que continúa siendo mayoritario. El poder debe tomar nota de su fracaso y reconsiderar su hoja de ruta. La solución es un proceso de transición democrática constituyente”.
Al desinterés de la calle y al boicot de la oposición se han sumado dos factores importantes. Por un lado, la jornada se ha celebrado en medio de un aumento de las infecciones por Covid-19 en Argelia. Por otro, el principal impulsor del referéndum, el presidente Tebún, está ingresado en un hospital de Alemania desde el pasado miércoles. El poder argelino no ha precisado ni el nombre del hospital ni la enfermedad que padece Tebún. Tan solo se ha limitado a informar de que se le ingresó en un centro “especializado” para someterle a análisis “exhaustivos” y que su estado es “estable”. Claro que, un día antes de trasladarlo a Alemania, la presidencia argelina informó de que Tebún había sido ingresado en un hospital de Argel y que su estado también era “estable”. Y además señaló que el presidente seguía atendiendo su trabajo desde el hospital.
Todos esos mensajes recuerdan a los que el poder argelino difundía cuando el octogenario Abdelaziz Buteflika aspiró a presentarse a un quinto mandato consecutivo y cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles el 22 de febrero de 2019 para rechazar sus planes. Dos días después Buteflika fue trasladado al Hospital Universitario de Ginebra (Suiza), con problemas respiratorios. Aquellas protestas siguieron celebrándose cada viernes hasta la irrupción de la pandemia en la pasada primavera.
Los activistas reclamaban un cambio de régimen, la formación de una Asamblea Constituyente, la disolución del Frente de Liberación Nacional y el fin del control que ejerce el poder militar sobre el civil. El régimen solo accedió a convocar otras elecciones presidenciales a las cuales no se presentó ningún candidato de la oposición. Ganó Tebún, un tecnócrata que había sido primer ministro con Buteflika, en unas elecciones boicoteadas por los activistas del Hirak.
Lo primero que hizo Tebún en su primer discurso fue tender la mano al Hirak: “Yo saludo a quienes han boicoteado la elección y respeto su posición. Siempre he dicho que estaré al lado de los jóvenes. Siempre he dicho que es un Hirak benigno. Yo les tiendo la mano para un diálogo serio por Argelia”.
Pero el régimen continuó ejerciendo la represión contra militantes y periodistas. Varios medios digitales han sido bloqueados, hay periodistas extranjeros a los que se les deniega el visado para cubrir las elecciones en el país, y siguen permaneciendo en la cárcel figuras muy carismáticas para los activistas del Hirak, como el periodista Khaled Drareni, de 40 años, condenado a tres años de prisión por “incitación al agrupamiento no armado” y “atentado contra la integridad nacional”.
El movimiento de protestas se encuentra debilitado, como consecuencia de la pandemia y la represión. Pero algunas organizaciones universitarias que lo integran difundieron el mensaje de que la abstención podía ser una forma muy válida de hacerse escuchar. Para muchos activistas, el hecho de hacer coincidir el día de la votación con el aniversario del inicio de la guerra es un insulto a la inteligencia. La politóloga argelina Dalia Ghanem tuiteó que se trataba de un insulto a la “fecha sagrada”, a los “mártires” y a la “población”.
El diario El Watan indicaba esta semana en un editorial que los adversarios del sí a las reformas de la Constitución se han encontrado con los espacios públicos cerrados para exponer sus ideas, así como los medios de comunicación públicos y las televisiones privadas.
No obstante, Argelia sigue siendo el país de los caricaturistas más libres, talentosos e incisivos del Magreb. La víspera de la jornada electoral, el célebre Dilem, caricaturista del diario Liberté, dibujaba una viñeta donde se leía: “Un referéndum por el cambio”. La viñeta estaba dividida en dos partes; una que decía ‘Antes’ y otra, ‘Ahora’. En la de antes un avión llegaba a Suiza, como llegó Buteflika. Y en la de ahora, otro aterriza a Alemania, como aterrizó Tebún.
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