Chile reducirá el día del plebiscito el toque de queda que rige desde el inicio de la pandemia
El domingo se celebra el referéndum constitucional, con el estado de excepción en todo el territorio
El Gobierno de Sebastián Piñera ha anunciado este martes que el próximo domingo, cuando se celebre el plebiscito constitucional en Chile, se reducirán las horas de vigencia del toque de queda, decretado a mediados de marzo por la pandemia de la covid-19. El 25 de octubre, la medida se levantará a las cuatro de la mañana –una hora antes de lo habitual– y se atrasará dos horas en regir nuevamente: no será a las once de la noche, sino a la una de la madrugada del lunes. Lo ha anunciado el ministro del Interior, Víctor Pérez, luego de una reunión con las autoridades electorales. El domingo están convocados a las urnas, de forma voluntaria, 14,7 millones de ciudadanos mayores de 18 años.
De acuerdo al ministro del Interior, la medida tiene como objetivo que “exista un tiempo suficiente tanto de traslado en la mañana [a los locales de votación], como después del acto electoral”. “Buscamos facilitar a la ciudadanía el ejercicio del derecho a votar y de poder decidir el camino del país en materia institucional”, ha explicado Pérez en el Palacio de La Moneda.
Fueron los partidos y organizaciones reunidas en el comando por el Apruebo –los que apoyan reemplazar la Constitución vigente desde 1980– los que llegaron esta mañana a la sede del Gobierno para solicitar a Piñera la medida a través de una carta. Pidieron, adicionalmente, que el transporte público sea gratuito el domingo. A diferencia de otros países de la región, como Bolivia, los locales de votación no están organizados por el domicilio de los ciudadanos, sino por el documento de identidad. Es habitual que la gente debe trasladarse largas distancias y pagar su correspondiente pasaje para sufragar.
Nueve meses de estado de excepción
El estado de excepción rige en Chile desde el inicio pandemia, en marzo. En septiembre, el presidente tomó la decisión de extenderlo por otros 90 días, por lo que el país estará nueve meses con los militares haciendo cumplir las restricciones de tránsito y reunión: entre el 15 de marzo y el 15 de diciembre, si Piñera no decide levantar antes la medida. El Ejecutivo justificó la decisión por la covid-19, pero el fantasma del desorden público sobrevolaba a las autoridades. El aniversario del primer año del estallido social el 18 de octubre era una fecha complicada y, finalmente, los temores tenían justificación: el domingo hubo un muerto, 580 detenidos y 107 eventos graves de violencia, en distintas ciudades, incluyendo el incendio de dos iglesias en Santiago.
“Resulta anormal la prolongación del estado de excepción por tanto tiempo. No puede transformarse en un mecanismo permanente de Gobierno”, critica Gabriel Gaspar, politólogo y exsubsecretario de Fuerzas Armadas del segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018). En cualquier caso, añade Gaspar, no se está aplicando a plenitud, porque actualmente no se concentra la autoridad en jefes militares designados por el presidente ni son uniformados los que mandan los servicios públicos. “Se comenzó a aplicar por razones de catástrofe sanitaria, lo que resulta bastante engañoso. Lo de la emergencia sanitaria valía para los meses anteriores, pero actualmente se puede intuir con claridad que la preocupación es el orden social”, comenta el diplomático. “Por lo demás, es bastante llamativo que los partidos y parlamentarios ni siquiera pregunten por el asunto”.
Para Gaspar, “entre la sobrevivencia económica y los temores de la pandemia, la ciudadanía chilena también ha mostrado una relativa disciplina”. Romper el toque de queda en Chile se castiga con multas. El artículo 318 del Código Penal sanciona con una pena de entre 61 a 540 días o una multa de seis a veinte unidades tributarias mensuales –entre 384 y 1280 dólares– a quien “pusiere en peligro la salud pública por infracción de las reglas higiénicas o de salubridad, debidamente publicadas por la autoridad, en tiempo de catástrofe, epidemia o contagio”.
De acuerdo a Ascanio Cavallo, uno de los autores de La historia oculta del régimen militar, el toque de queda se aplicó en Chile entre 1973 y 1990 en distintas fases, pero la de mayor extensión fue la que impedía el libre tránsito desde la una de la mañana: “Permaneció hasta aproximadamente un año antes del plebiscito de 1988, cuando se empezaron a dictar las leyes políticas”. Informa que hubo un tiempo, a comienzos de los ochenta, en que no se podía andar en vehículo motorizado, pero sí en caballo o en bicicleta. “Era muy raro, aunque les funcionaba. Si ibas a pie, no era probable que te dispararan. Pero si ibas en auto, te podían disparar”, recuerda el periodista. “En ese tiempo, directamente arriesgabas la vida si desafiabas el toque de queda”.
El domingo será una jornada histórica para Chile, porque decidirá si aprueba o rechaza la idea de cambiar la Constitución vigente de 1980, redactada por la dictadura de Augusto Pinochet, que ha sufrido una cincuentena de reformas en las últimas tres décadas, en democracia. Los ciudadanos también decidirán con su voto quién debería redactar la nueva constitución: si una convención compuesta por 155 ciudadanos especialmente elegidos para ese fin o una convención mixta de 172 miembros, integrada en partes iguales por parlamentarios (50% y 50%). Una de las grandes dudas, dados los últimos acontecimientos de violencia y la propia pandemia, será el nivel de participación, en un país con altas tasas de abstención.
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