Kaczynski entra por primera vez en el Ejecutivo polaco para zanjar la crisis con sus socios de coalición
El líder del partido Ley y Justicia deja el poder en la sombra y ocupará el cargo de viceprimer ministro para tomar el control del Gobierno en medio de una lucha de poder por sucederle
Se acabó lo de dirigir Polonia en la sombra. Desde este miércoles, Jaroslaw Kaczynski, líder del partido Ley y Justicia (PiS), deja de tejer los hilos del Gobierno desde la oficina de la formación ultraderechista para ocupar el cargo de viceprimer ministro. Con esta designación, el Gobierno de coalición Derecha Unida, al borde del colapso en las últimas dos semanas, zanja una crisis que ha dejado a relucir la lucha de poder por la sucesión de Kaczynski. A sus 71 años, y con una salud deteriorada, ya ha anunciado que no le queda mucho tiempo en política. “Pero antes de que llegue ese momento, ha decidido volver al Ejecutivo para tomar el control de la situación y no poner en peligro el Gobierno del PiS, que no puede perder a sus dos socios y gobernar en minoría”, explica por teléfono desde Varsovia el periodista Lukasz Warzecha.
Dos hombres se disputan, según los analistas, el puesto por liderar la derecha más conservadora en el poder desde 2015: por un lado está el actual primer ministro, Mateusz Morawiecki, designado por Kaczynski y que representa el ala más moderada del PiS. Por el otro, el ministro de Justicia Zybigniew Ziobro, líder del partido Solidarna Polska, uno de los socios de la coalición. “Y que en los últimos años ha politizado el Ministerio de Justicia con sus polémicas declaraciones en contra de los homosexuales, que se ha postulado en contra del Convenio de Estambul por los derechos de las mujeres maltratadas... Ziobro es un reaccionario de extrema derecha que aleja más a Polonia de la UE”, asegura Jacek Kucharczyk, director del think tank Institutos Públicos de Varsovia.
La tormenta política se desató el pasado 12 de septiembre, cuando Ziobro y el resto de diputados de Solidarna Polska votaron en contra del proyecto de ley sobre bienestar animal que tanto había defendido Kaczynski. El otro socio de Gobierno, los centristas de Porozumienie, también lo hicieron. Así como una quincena de parlamentarios del propio PiS. Todos sostienen que la nueva ley animalista tiene un impacto económico porque prohíbe la cría de animales para obtener pieles, y Polonia es el segundo productor de pieles de animal de la UE.
“Aquella votación fue un desafío del propio Ziobro para poner contra las cuerdas a Kaczynski, obligarlo a tomar partido en esta lucha por el poder, sacarlo de la madriguera", sostiene el analista político Lukasz Warzecha. “Le ha salido bien la jugada porque Morawiecki, su rival, ha salido debilitado. Con Kaczynski como viceprimer ministro, Morawiecki queda muy debilitado", añade.
Kaczynski dirigirá un comité de seguridad del que formarán parte Interior, Justicia y Defensa. De manera que podrá controlar a Ziobro, ya que este comité integra el Ministerio de Justicia. Según cuentan los analistas consultados, durante las negociaciones secretas de estas dos semanas, Ziobro habría amenazado con desvelar la información sobre los asuntos turbios del PiS y de su primer ministro durante estos cinco años de Gobierno, -información a la que ha tenido acceso por su actual cargo-, si Kaczynski rompía del acuerdo de coalición.
Un gobierno todavía más ultraconservador
Otro cambio sustancial en esta remodelación del Gobierno es la designación como ministro de Educación de Przemyslaw Czarnek, un profesor de la universidad católica de Lublín que se ha manifestado en varias ocasiones en contra del colectivo LGTBI, siguiendo la línea de Ziobro, que ha defendido a ultranza al centenar de ciudades autodenominadas “zonas libres de ideología LGTBI". Un viraje aún más ultraconservador dentro de un Gobierno que ya de por sí considera al homosexual una amenaza para la integridad de la comunidad.
Kaczynski, que no ocupaba ningún cargo oficial desde 2007, cuando entonces lideraba el país su hermano gemelo Lech Kaczynski, fallecido en un accidente aéreo en 2010, se erige ahora como árbitro entre dos sucesores condenados a entenderse en el seno del mismo Gobierno. En un momento en el que país roza por primera vez la recesión económica, en el que la relación con la UE está peor que nunca por la deriva autoritaria de Polonia, según Bruselas, y cuando el número de contagios por coronavirus asciende desde la última semana a más de un millar cada día.
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