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El opositor ruso Alexéi Navalni sale del coma inducido y responde a estímulos

El hospital Charité de Berlín advierte de que es “demasiado pronto” para determinar a largo plazo los efectos del supuesto envenenamiento

Ana Carbajosa
Imagen del hospital Charité de Berlín, donde está ingresado el opositor ruso Alexéi Navalni.
Imagen del hospital Charité de Berlín, donde está ingresado el opositor ruso Alexéi Navalni.Kay Nietfeld (AP)

El opositor ruso Alexéi Navalni ha experimentado este lunes una mejoría en su estado de salud, según ha informado el hospital universitario Charité en Berlín, donde se encuentra ingresado por un supuesto envenenamiento. “El paciente ha salido del coma inducido y se le está retirando la respiración asistida”, indica la nota del centro. Los médicos aseguran que empieza a responder cuando se le habla, pero advierten de que es “demasiado pronto para determinar los efectos a largo plazo del grave envenenamiento”. Hasta el momento, Navalni ha sido tratado con atropina, utilizada como un antídoto que ha ido remitiendo poco a poco los efectos de la intoxicación.

El activista anticorrupción de 44 años fue evacuado de Siberia en un avión medicalizado para ser tratado en Alemania el pasado 22 de agosto, dos días después de que colapsara en un avión durante un viaje de campaña electoral, previa a los comicios regionales y municipales del próximo 13 de septiembre, en las que el político promociona a candidatos no oficialistas. Tras realizar un aterrizaje de emergencia, el político ruso fue trasladado a un hospital en Omsk, donde los médicos dijeron no hallar rastros de envenenamiento, en contra de la tesis que sostiene desde el primer momento el entorno del opositor, que asegura que Navalni solo había bebido agua y un té antes de colapsar en el avión.

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“El envenenamiento tuvo que ser aprobado por el Kremlin”

Una vez en Alemania, los análisis médicos concluyeron que el archienemigo del Kremlin había sido envenenado con Novichok, un agente nervioso utilizado hace dos años contra el exespía ruso Serguéi Skrypal en el Reino Unido. Leonid Volkov, mano derecha de Navalni declaraba la semana pasada en Berlín que desde el principio los médicos que le atendieron nada más bajar del avión en Siberia tuvieron claro que había sido envenenado y le aplicaron el antídoto, “si no, no habría sobrevivido”. “Novichok no es algo que se pueda comprar en un supermercado, es un veneno militar prohibido al que solo tiene acceso el Gobierno”, declaró Volkov.

Los análisis clínicos preliminares realizados en Rusia ya apuntaron a una posible intoxicación y los médicos indicaron que Navalni se encontraba en coma inducido y que su estado era grave. Tras intensas gestiones diplomáticas, la ONG alemana Cinema for Peace logró la evacuación del paciente a Alemania, para ser ingresado en el mismo hospital en el que había sido tratado un activista de Pussy Riot, también presuntamente envenenado.

Tensión diplomática

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El pasado miércoles, la canciller alemana, Angela Merkel, compareció para anunciar que fruto de posteriores análisis, Berlín dispone de “pruebas inequívocas” del envenenamiento y exigió “respuestas” a Moscú por lo sucedido. La revelación del envenenamiento ha desatado una fuerte tensión diplomática entre los países de la Unión Europea y Rusia, a quien piden explicaciones y una investigación sobre el ataque al político opositor.

El domingo, el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, dio un ultimátum al Kremlin en una entrevista en el medio sensacionalista Bild en el que advirtió de que tomarían medidas si Rusia no ofrece explicaciones convincentes sobre el caso Navalni. Este mismo lunes, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, ha indicado que en este momento no se descarta algún tipo de sanción, lo que podría incluir medidas contra Nord Stream 2, la gran tubería que tiene previsto transportar miles de millones de metros cúbicos de gas ruso hasta Alemania. La presión arrecia en Alemania para que el Ejecutivo de Angela Merkel paralice el proyecto gasístico como represalia al envenenamiento de Navalni.

El choque diplomático con Moscú se produce en un momento de especial tensión entre Alemania y Rusia. Merkel acusó recientemente a Rusia del “escandaloso” ciberataque al Bundestag en 2015, tras determinar los investigadores alemanes que existen “pruebas contundentes” de estos hechos. Se produce además un año después del asesinato de un rebelde checheno en un parque berlinés a plena luz del día y del que la Fiscalía alemana acusa también a Moscú.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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