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El Gobierno de Venezuela invita por carta a la ONU y la UE a que sean observadores de las elecciones

El Ejecutivo de Nicolás Maduro asegura que adoptará una serie de medidas tras las negociaciones que mantiene con un sector de la oposición liderado por Capriles

Ingreso a una de las sedes del Consejo Nacional Electoral (CNE), el 22 de junio de 2020, en Caracas.
Ingreso a una de las sedes del Consejo Nacional Electoral (CNE), el 22 de junio de 2020, en Caracas.Miguel Gutiérrez (EFE)

Los movimientos se suceden esta semana en Venezuela a ritmo vertiginoso. El Gobierno, a través del canciller, Jorge Arreaza, ha informado que envió este martes, 1 de septiembre, una carta al secretario general de la ONU, Antonio Guterres y al Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell. En la misiva, ahonda en una serie de medidas adoptadas e invita a ambos organismos a que sean “observadores y acompañantes” de las elecciones que tienen previsto celebrarse el 6 de diciembre, aunque no hace referencia a la posibilidad de posponer los comicios, uno de los reclamos de un sector de la oposición.

Consulte la carta íntegra
Carta Venezuela a la ONU pag 3
Documento | La carta dirigida a la ONU por Venezuela

En el texto, el Gobierno venezolano recalca que tiene la “seguridad” de que las “garantías acordadas serán consideradas como parte de las medidas de generación de confianza”, en relación con las negociaciones que el chavismo ha mantenido con un sector de la oposición encabezado por el excandidato presidencial Henrique Capriles. “La confirmación de su participación en este proceso contribuirá favorablemente al clima de entendimiento democrático entre venezolanos y constituirá un respaldo europeo a los medios políticos, pacíficos y negociados que deben prevalecer para la resolución de las controversias existentes”, termina la misiva enviada a Borrell. El jefe de la diplomacia europea aún no se ha posicionado al respecto.

En la carta firmada por Arreaza, el Gobierno de Nicolás Maduro asegura que se ha acordado “una serie de ajustes que permitan promover la participación y la más amplia difusión de las ofertas electorales”, sin mayores detalles. El canciller señala dentro de las extensiones de las garantías la entrega a los participantes de elementos para verificar la elección. Entre esos incluye los cuadernos de votación, que en pasados comicios el árbitro electoral se ha negado a mostrar porque son, al menos bajo el sistema electoral que regía anteriormente, la única manera de demostrar un fraude porque es el instrumento que personaliza el voto. Esta sería una concesión importante, pero es una promesa posterior a los comicios.

En 2013, en la elección que Capriles perdió ante Maduro, el líder opositor exigió al Consejo Nacional Electoral (CNE) acceder a estos documentos para defender su mínima diferencia porcentual en los comicios sobrevenidos tras la muerte de Hugo Chávez. El organismo, pese a que esto forma parte de las auditorías establecidas, se negó entonces y lo ha hecho en otras ocasiones, incluso en 2017 cuando Smartmatic, la empresa que dio soporte por años a las elecciones en Venezuela, denunció manipulación de los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente. De cara a las parlamentarias habrá nuevas máquinas, nuevo software y nuevas reglas, así como el compromiso de solicitar al CNE “la inclusión de tinta indeleble”. “En ese sentido, se convino el establecimiento de una comisión concertada y equilibrada para el monitoreo del proceso, y para abordar los impasses e inconvenientes que puedan surgir”.

El avance para lograr unas elecciones libres y transparentes es una de las condiciones que han puesto sobre la mesa tanto la parte del sector opositor que ha avanzado conversaciones con el chavismo, como la Unión Europea, en palabras del propio Borrell tras el indulto presidencial a 110 presos políticos y perseguidos. La entrada de Henrique Capriles en el terreno de juego dibuja una nueva ruta sobre la que todos los sectores aún no se han posicionado claramente. El inesperado indulto a los perseguidos políticos, gran parte de ellos diputados a los que ilegalmente se les abrieron procesos judiciales pese a su inmunidad, entró dentro de las concesiones del Gobierno de Maduro frente a las cuestionadas elecciones parlamentarias.

El papel de Capriles, y del diputado Stalin González, ha hecho saltar por los aires a la oposición, que desde el martes por la noche no oculta sus diferencias. Aquella tarde, el canciller de Turquía, Mevlüt Çavusoglu, reveló que había sostenido encuentros con el dos veces excandidato presidencial y con González durante su reciente viaje a Venezuela para reunirse con Maduro; fue la parada de un viaje en el que también se reunió en República Dominicana con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, durante la ceremonia de investidura del presidente Luis Abinder. Turquía, que se ha convertido en uno de los principales aliados de Maduro, su proveedor de alimentos y su financista con la venta del oro, ahora parece estar entrando con un papel más político.

Guaidó se desmarcó de esas gestiones con un duro comunicado al que respondió, de forma rotunda, el propio Capriles. “Dejamos claro una vez más que estas negociaciones emprendidas de manera individual no representan ni comprometen en forma alguna a la Asamblea Nacional, el Gobierno interino, ni las fuerzas democráticas de la unidad”, aseguró el grupo que lidera Guaidó.

“Hay quienes se terminan convirtiendo en lo que critican. Conversar y negociar no es lo mismo, salvo que quieras manipular y mentir”, fue la respuesta, a través de Twitter, de Capriles. “No hay negociación entre Turquía y la oposición en Venezuela. Lo que sí corresponde es hablar con todo el que nos acerque a una solución creíble”. El dirigente agregó que hablará “con chinos, rusos y europeos” para sacar a los venezolanos de esta crisis y públicamente se adjudicó los indultos. “Hoy, por mis ’gestiones personales’, nos sentimos satisfechos de la libertad de 110 presos políticos”. “Si una negociación evita que este conflicto escale y sea más doloroso para los venezolanos, lo haré las veces que sea oportuno”, escribió, por su parte, Stalin González.

Cada vez más fracturada, la oposición venezolana parece moverse ahora entre los dos frentes. Guaidó mantiene su posición de abstenerse ante las parlamentarias y exige condiciones mínimas como el cambio de árbitro, la inscripción de los venezolanos en el registro electoral, el levantamiento de inhabilitaciones e intervenciones de partidos políticos y la presencia de observadores internacionales.

Capriles tiene una posición más pragmática. Posponer, que no suspender en ningún caso, las elecciones sería una de las salidas a las que ha apostado, en donde el contexto de la pandemia sería el factor determinante. Alargar los plazos del cronograma electoral también fue una propuesta que puso en la mesa la Unión Europea. Hasta ahora, el Gobierno de Maduro solo ha pospuesto la inscripción de candidaturas en dos oportunidades, pero no se ha posicionado sobre la posibilidad de mover la fecha del 6 de diciembre.


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