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Francia repatria a diez hijos de yihadistas franceses de los campos del Kurdistán sirio

Entre los menores hay huérfanos y otros que han regresado con el permiso de sus madres

Marc Bassets
Campo de Al Hol, en el noreste de Siria.
Campo de Al Hol, en el noreste de Siria.NATALIA SANCHA

Los hijos de los yihadistas franceses en Oriente Próximo regresan poco a poco a su país. Diez menores, que vivían recluidos en los campos kurdo del nordeste de Siria, regresaron a Francia en la noche del domingo al lunes. Algunos eran huérfanos; otros fueron repatriados con el permiso de sus madres.

La presencia de miembros del Estado Islámico o ISIS y de sus familiares en Siria e Irak plantea a París problemas jurídicos, de seguridad y éticos. La doctrina oficial consiste en estudiar “caso por caso” la posible vuelta de cada uno de los menores. El regreso de los adultos ha quedado en suspenso después la caída del ISIS en 2019.

Los niños repatriados este fin de semana “fueron entregados a las autoridades judiciales francesas y, desde ese momento, son objeto de un seguimiento médico particular y están a cargo de los servicios sociales”, explicó el lunes el Ministerio francés de Exteriores en un comunicado. “La decisión se adoptó teniendo en cuenta la situación de estos niños jóvenes particularmente vulnerable y en el marco de las autorizaciones otorgadas por los responsables locales”, añade.

El más joven de los repatriados tiene dos años, según la agencia France Presse, que cita la presencia de siete huérfanos. Los huérfanos entran dentro de la categoría de niños vulnerables cuya repatriación se considera prioritaria. En los otros casos, Francia —país golpeado en 2015 y 2016 por atentados terroristas— se ha mostrado reticente, en el pasado, a la repatriación. El argumento, según el diario Le Monde, era que la separación podría abrir la posibilidad a que las madres reclamasen reunirse con los hijos y volver también, por esta vía, a su país de origen.

“Cada niño que regresa es una vida salvada”, dice en un comunicado el Colectivo de las Familias Unidas, organización francesa en favor de la repatriación de los menores y sus madres. “Para estos niños (…), ya heridos por sus historias, los duelos, la guerra, la vida en los campos, abandonar en los campos a sus madres (y a una parte de sus hermanos y hermanas) no responde a su interés superior y no puede más que acentuar sus traumatismos”, añade el colectivo, que esgrime otro argumento: dejar a los niños y a sus madres en los campos es un riesgo para la seguridad de Francia. Dejarlos en los campos, en condiciones muy precarias, impide una potencial reinserción en Francia y puede alimentar el resentimiento contra este país.

La doctrina francesa es ambigua. A principios de 2019, el Gobierno francés envió señales de que estaba preparado para repatriar a 150 combatientes del ISIS y a sus esposas e hijos. La idea, dijo entonces la ministra de Justicia, Nicole Belloubet, era “evitar la evasión y la dispersión [en Próximo Oriente] de estos yihadistas que potencialmente son peligrosos”. Los sondeos mostraron entonces un amplio rechazo de la opinión pública la vuelta de los franceses del ISIS. El asunto no se ha resuelto.

Entre 200 y 300 menores franceses —hijos de franceses que a partir de 2014 se unieron a las filas del Estado Islámico— siguen en los campos del Kurdistán sirio. En total, son unos 800 europeos. En 2019, Francia ya repatrió a 12. En pasado 23 de abril, repatrió a una niña de 7 años afectada por una enfermedad congénita del corazón.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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