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Bruselas llama a empresas y ciudadanos a prepararse ante un Brexit sin acuerdo

La Comisión movilizará hasta 780 millones de euros para paliar las consecuencias económicas de una salida abrupta

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, junto al negociador de la UE, Michel Barnier. En vídeo, declaraciones de Mina Andreeva, portavoz de la Comisión.Vídeo: FRANCOIS LENOIR (REUTERS) / EBS-QUALITY
Lluís Pellicer

La Comisión Europea llamó este miércoles a rebato a los ciudadanos y, en especial, a las empresas de los Veintisiete para que estén preparados para afrontar una salida abrupta del Reino Unido de la Unión Europea el próximo 31 de octubre. A apenas dos meses para que venza la segunda prórroga concedida a Londres y dada la “situación política” británica, Bruselas advirtió a sus compañías de que no aparquen sus planes de contingencia por confianza en que habrá un tercer tiempo de descuento. A pesar de las medidas de contingencia adoptadas por ambas partes, el Ejecutivo de Jean-Claude Juncker se dispone a movilizar hasta 780 millones para paliar los “claros costes” que tendría un Brexit a las bravas.

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El galimatías en el que se ha instalado Londres ha llevado a Bruselas a dudar de la puerta que acabará eligiendo el primer ministro, Boris Johnson, para salir de la UE. Si bien la pérdida de la mayoría absoluta apunta a unas nuevas elecciones y abre la posibilidad de otra prórroga, fuentes diplomáticas señalan que por ahora los avances en las conversaciones técnicas con el negociador británico David Frost —que este miércoles regresó a Bruselas— son prácticamente nulos. La Comisión sigue negándose a replantear la fórmula del acuerdo de retirada para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda, mientras que Johnson teme que cualquier oferta ahora pueda ser tumbada por un Parlamento que ya no controla.

Johnson aún puede optar por la puerta falsa, la de pedir una tercera prórroga que debería ser aprobada por los Veintisiete. Pero la Comisión no quiere que ciudadanos y empresas se confíen. Los impredecibles vericuetos de la política británica llevan a Bruselas a seguir con la misma hipótesis de trabajo: el Reino Unido se irá el 31 de octubre. Y a medida que se acerca esa fecha, crece la probabilidad de que lo haga a las bravas. Por ello, Bruselas pidió a los Veintisiete que se abrochen los cinturones, puesto que las medidas de contingencia adoptadas hasta ahora servirían solo para mitigar las “disrupciones más significativas” de esa salida.

El Colegio de Comisarios dio luz verde a tender una red de seguridad financiera para asistir a los países más afectados por un Brexit sin acuerdo. Sin un presupuesto de la zona euro para auxiliar a países en crisis, la Comisión decidió echar mano de dos fondos reservados para hacer frente a catástrofes naturales y para ayudar a trabajadores que han perdido su empleo después de que sus sectores quedaran caducos por la globalización. En total, Bruselas tendrá a su disposición 780 millones de euros para apoyar ayudas impulsadas por los Estados para empresas y empleados y financiar el funcionamiento correcto de las fronteras y los controles fitosanitarios.

Controles y aranceles

La Comisión decidió, en cambio, no adoptar nuevas medidas para el sector financiero. Uno de los grandes desafíos en caso de salida abrupta será minimizar la reacción de los mercados. El jefe del Consejo de Supervisión del BCE, Andrea Enria, aseguró en el Parlamento Europeo que el Eurobanco está ya analizando la exposición que cada entidad de la zona euro tiene a los riesgos de un Brexit sin acuerdo.

El otro gran desafío será la actividad en las fronteras, sobre todo el 1 de noviembre. Sin acuerdo, el Reino Unido será un tercer país y, por lo tanto, habrá controles fronterizos, prohibiciones, restricciones y aranceles. En la comunicación emitida por el Ejecutivo comunitario, se pone especial énfasis en el transporte de mercancías. “Puede aplicarse también prohibiciones o restricciones a ciertos productos que entren o salgan de la UE desde o hacia el Reino Unido, lo cual significa que podrían requerirse licencias de importación o exportación”, recuerda el documento. La Comisión pide a las farmacéuticas y a las empresas químicas que culminen la adaptación de sus productos a todos los estándares requeridos.

Bruselas también recuerda que, sin acuerdo, se empezarán a cargar aranceles sobre exportaciones e importaciones. En el caso de la UE, las tarifas medias para importar bienes agrícolas son del 8,1%, mientras que para el resto rondan el 2,7%. El sector lácteo británico será uno de los más afectados, puesto que las barreras son más elevadas (44,8%), pero también deberán pagar peaje el cárnico (17,8%), pesquero (11,4%), textil (11,5%) o automovilístico (10%). Las empresas también deberán tener en cuenta que, si sus mercancías contienen materiales o componentes producidos en el Reino Unido, estos no podrán ser considerados originarios de la UE.

La reinstauración de las fronteras no solo acarreará problemas para los intercambios económicos, sino también para su transporte. En especial, a comienzos de noviembre. Por ello, la Comisión pide a las empresas que tengan toda la documentación requerida y certificaciones en orden y que cuenten con que las formalidades pueden llevar tiempo, de modo que antes de sacar al mar o a la carretera el barco o el camión, verifiquen en qué situación está su ruta.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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