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Francia se prepara para el golpe más fuerte de la ola de calor

El termómetro sube en Europa, mientras París extrema las precauciones tras las 15.000 muertes de 2003

Marc Bassets

Es una ola de calor excepcional. Por la intensidad, con temperaturas superan los 40 grados centígrados en varios puntos del continente. Y por la precocidad, a final de junio. Ocurre, además, en un momento de alerta creciente por los efectos del cambio climático. La canícula se presenta como un ensayo general para una Europa templada poco acostumbrada a la repetición de episodios como este en tan poco espacio de tiempo.

“Tendremos que cambiar nuestra organización, nuestra manera de trabajar, nuestro urbanismo, nuestra manera de desplazarnos al trabajo”, dijo el presidente Emmanuel Macron desde Japón, donde participa en la cumbre del G20.

Por ahora se ha superado las temperaturas máximas del mes de junio en Francia y en otros países europeos como Alemania y la República Checa. En Alemania dos ciudades del oeste del país —Loehne et Bad Oeynhausen— han impuesto restricciones de agua bajo pena de una multa de mil euros, informa la agencia France Presse.

En Francia, el Gobierno extrema las precauciones para evitar una repetición de la canícula de 2003, cuando murieron 15.000 personas. Nadie quiere dar un paso en falso ni ser acusado después de falta de previsión.

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Las autoridades esperan para este viernes temperaturas de entre 42 y 45 ℃ en zonas del sur del país, lo que podría suponer un récord desde que existen registros. El récord anterior se registró el 12 de agosto de 2003, 44,1 ℃ en un pueblo del departamento de Gard.

La mayoría de departamentos franceses ya están en el nivel de "vigilancia naranja" y cuatro alcanzaron el jueves el de "vigilancia roja". Se trata de Bouches-du-Rhône, Gard, Hérault y Vaucluse, los cuatro en la cuenca mediterránea y con grandes ciudades como Marsella. Los niveles de vigilancia son cuatro: el naranja es el tercero; el rojo, que impone “una vigilancia absoluta” según el organismo público Météo France, el máximo. En el mapa europeo, las zonas amarillas y rojas se extienden por España, Suiza e Italia.

“Mi inquietud es que veamos aumentar el número de llamadas de socorro, a SOS Médicos y a los servicios de urgencias”, ha dicho la ministra francesa de Sanidad, Agnès Buzyn, a la cadena France 2. Algunas escuelas acortaron el horario lectivo y 225 cerraron, un número pequeño respecto al total de 54.000. Los exámenes del brevet —un diploma nacional previo al bachillerato—, previstos para este jueves y viernes, se han aplazado a la próxima semana.

La canícula ha coincidido con la publicación de un informe del Alto Consejo para el Clima, organismo creado por Macron, en el que advierte de los retrasos de Francia en la reducción de las emisiones de gases contaminantes. En ciudades como París, “las condiciones anticiclónicas ligadas a un aire a la subida de un aire caliente de África del Norte” —así lo describe Météo France— también coinciden con un pico de polución de ozono, lo que ha llevado a imponer restricciones en el tráfico.

Météo France prevé que en la capital francesa las máximas se registren el sábado. El Ayuntamiento ha ampliado el horario de piscinas y baños públicos, ha abierto centros de acogida y repartido miles de cantimploras para personas sin hogar e inmigrantes que duermen en la calle, y ha habilitado salas refrigeradas en edificios públicos. Las ciudades del norte aprenden a vivir con el calor.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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