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Dos Gobiernos reclaman el control de Moldavia, sumida en una grave crisis

El Partido Demócrata, liderado por un poderoso oligarca, se niega a reconocer el Ejecutivo de coalición entre prorrusos y europeistas

María R. Sahuquillo
Maia Sandu, designada primera ministra del Gobierno de coalición europeista y pro-ruso, habla a los medios este lunes en Chisinau.
Maia Sandu, designada primera ministra del Gobierno de coalición europeista y pro-ruso, habla a los medios este lunes en Chisinau. V. Ogirenko (REUTERS)

El pulso entre dos Ejecutivos paralelos ha sumido a Moldavia en la crisis más grande de su historia. En un ecosistema marcado por la inestabilidad y los escándalos de corrupción, dos Gobiernos reclaman el control del país. Uno, el surgido de la coalición entre el pro-ruso Partido Socialista y el europeísta ACUM (Ahora). Una alianza política inusual que busca poner fin al bloqueo político tres meses después de unas elecciones no concluyentes, y que ha recibido el insólito apoyo común de la UE y de Moscú. El otro, el del Partido Demócrata del poderoso oligarca Vlad Plahotniuc. Formación que hasta las elecciones ostentaba el poder y que está luchando con todas las medidas a su alcance para evitar dejarlo. Un nuevo episodio de agitación política en el pequeño país del este de Europa, muy pobre pero de importancia geoestratégica, a caballo entre Rusia y Occidente.

Luchas políticas, corrupción, batallas judiciales y oligarcas. Una realidad que ha marcado los últimos años a Moldavia, una antigua república soviética de 3,5 millones de habitantes, encajada entre Rumania (miembro de la UE) y Ucrania. La situación actual deviene de las elecciones legislativas del pasado febrero, en las que el Partido Socialista de Igor Dodon –hasta ahora presidente— ganó en votos pero sin mayoría para arrebatarle el Gobierno al Partido Demócrata del oligarca Plahotniuc y a su fiel aliado, el primer ministro Pavel Filip. El fin de semana, y apurando al máximo el plazo límite legal tras los comicios, socialistas y pro-europeos (los terceros más votados) acordaron un Ejecutivo de coalición encabezado por la líder de ACUM, Maia Sandu.

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Pero los demócratas de Plahotniuc se han negado a aceptar el pacto y lo han recurrido al Tribunal Constitucional, donde tienen asiento una mayoría de sus aliados. La Constitución moldava da tres meses a los partidos para formar una coalición antes de convocar nuevas elecciones. No obstante, el Constitucional ha interpretado esos tres meses como 90 días. Y ha determinado que la alianza entre pro-rusos y europeistas ha llegado un día tarde. Así que ha relevado de su cargo al presidente Dodon por no disolver el Parlamento, al tiempo que ha designado al demócrata Pavel Filip como presidente, que se ha apresurado a convocar elecciones para el próximo 6 de septiembre.

La maniobra ha preocupado a las organizaciones de derechos civiles y por la independencia judicial, como la Comisión Internacional de Juristas (ICJ). Alertan de lo que consideran una maniobra para mantener el poder de Plahotniuc, un magnate del que poco se sabe, implicado en negocios turbios y que controla casi todas las instituciones --y tres de los cuatro canales de televisión--.

El socialista Dodon y sus socios de coalición no reconocen el dictamen del Constitucional y acusan a sus miembros de “imponer un Gobierno oligárquico”. Dodon, que se ha negado a apearse de la presidencia, ha derogado el decreto de elecciones rubricado por Filip. La situación ha derivado en importantes protestas en Chisinau, la capital del país, una ciudad ya acostumbrada a las movilizaciones por los constantes escándalos de corrupción estos años.

Mientras tanto, ambos Gobiernos están formando sus Gabinetes y se acusan mutuamente de usurpar el poder. Maia Sandu juró el cargo de primera ministra el fin de semana y su equipo se ha reunido en el Parlamento.

El Ejecutivo de Filip, que ayer en medio de la crisis anunció que pretende trasladar la Embajada de Tel Aviv a Jerusalén, se ha reunido en el edificio del Gobierno, que fue bloqueado por la policía —todavía leal a su Ejecutivo— y por simpatizantes del Partido Demócrata.

“Esta situación continuará igual mientras el oligarca Plahotniuc, que ha capturado bajo su poder a todas las instituciones estatales, esté en Moldavia”, ha declarado Sandu, ex asesora del Banco Mundial y ex ministra de Educación. “No queremos agravar la situación. Espero que aquellos que intentan usurpar el poder sean conscientes de su posición y se retiren voluntariamente”, ha añadido durante una de las reuniones de su Gabinete, según informa Reuters.

La UE, en un comunicado de la alta representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, y el Comisario de Ampliación y Vecindad, ha expresado su respaldo a la coalición entre europeistas y socialistas, que consideran el “Gobierno democráticamente legítimo”. También el Kremlin manifestó el lunes su apoyo a la alianza y dijo estar dispuesto a “trabajar con el nuevo Gobierno”. Moldavia es un país complejo con una ciudadanía muy divida. Mientras algunos quieren vínculos más estrechos con la UE, o incluso una reunificación con Rumania, otros desearían lazos más vigorosos con Rusia. Todo mientras casi tres décadas después de que la franja oriental del país declarase su independencia, no reconocida por ningún país. Tampoco Rusia, pese a que ha estacionado allí 1.500 soldados.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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