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El Parlamento rechaza el Brexit suave pese al renovado impulso laborista

Los diputados vuelven a descartar las opciones alternativas al plan de May para la salida del Reino Unido de la Unión Europea

Theresa May abandona la Cámara de los Comunes, este lunes.Vídeo: DAN KITWOOD /VIDEO: REUTERS
Rafa de Miguel

El Parlamento británico comprobó en la noche del lunes, por segunda vez, que es mucho más fácil derrotar el plan del Brexit de Theresa May que encontrar una alternativa. La decisión del Partido Laborista de respaldar oficialmente una moción que proponía retener al Reino Unido dentro del mercado único alimentó las esperanzas de un posible consenso en la Cámara, pero la propuesta, junto a las otras tres que se votaban, fue rechazada. El tono de las intervenciones, al final de la sesión, fue una mezcla de incredulidad y de resignación ante la creciente posibilidad que el 12 de abril el país salga abruptamente de la UE.

El Partido Laborista había dado este lunes instrucciones a sus diputados para que respaldaran la moción llamada Common Market 2.0, y que en la jerga política ha sido bautizada como Norway Plus, por tener como modelo la relación actual de Noruega con la Unión Europea. La idea de un Brexit que retenga al Reino Unido en la unión aduanera y el Mercado Interior desató las iras de los euroescépticos y amenazó con hacer estallar las costuras internas del Partido Conservador.

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El Parlamento británico debatía este lunes, por segunda vez, las alternativas al fracasado plan del Brexit de la primera ministra, Theresa May. Ninguna de las ocho obtuvo una mayoría de apoyo la semana pasada, en una primera votación. Pero, despejada la niebla, pudo comprobarse que dos propuestas iban cobrando vuelo: la idea de permanecer en la unión aduanera, es decir, una salida suave de la UE, y la posibilidad de un segundo referéndum confirmatorio de aquello que acabe decidiendo Westminster, tuvieron más respaldo del esperado. Algo parecía estarse fraguando entre las paredes de la Cámara de los Comunes.

El texto fue impulsado por un grupo de conservadores moderados, liderado por el diputado Nick Boles. Proponía que el Reino Unido se incorporara, junto a Noruega, Liechtenstein e Islandia, a la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA). El añadido (plus) de la propuesta haría referencia a la necesidad que tendría el país de permanecer dentro de la unión aduanera, con la consiguiente aplicación del llamado backstop o salvaguarda irlandesa para evitar una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte, durante el tiempo que durara la negociación de una relación comercial definitiva entre Londres y Bruselas.

El Parlamento rechazó finalmente por 282 votos frente a 261 la moción. Minutos después, Boles acusaba al Partido Conservador de “rechazar completamente la posibilidad de alcanzar cualquier compromiso” y abandonaba entre aplausos la Cámara. Poco antes había anunciado su voluntad de abandonar el partido y pasar a engrosar el cada vez más numeroso grupo de los independientes.

El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, elevó al máximo la tensión en su propia formación. Muchos afiliados y votantes reclaman ya que se pida un segundo referéndum, pero Corbyn impulsa desde hace semanas una negociación con sectores conservadores moderados para sacar adelante un Brexit suave. Con esa estrategida, ayer fue tan lejos como para respaldar una opción que incluía la permanencia del Reino Unido dentro del Mercado Interior, y, por tanto, suponía libertad de movimiento de los ciudadanos europeos en territorio británico. “De acuerdo con nuestros propios planteamientos políticos, apoyamos todas aquellas mociones que mantengan abiertas las alternativas y prevengan un Brexit salvaje, que construyan consenso en esta Cámara y que sean capaz de producir el resultado más beneficioso para todo el país”, aseguró un portavoz del Partido Laborista para defender la decisión de la formación.

Junto al laborismo, el Partido Nacional Escocés (SNP) puso el peso de sus 35 diputados detrás de la moción.

Los euroescépticos conservadores respiraron anoche, al ver alejarse la posibilidad de una salida a esta crisis que va en contra de sus deseos de lograr un Brexit salvaje. “Si permanecemos en la unión aduanera, no seremos capaces de cerrar acuerdos comerciales con otros países”, protestó ayer el carismático diputado toryJacob Rees-Mogg.

Victoria pírrica para May

La moción presentada por el conservador Kenneth Clarke, que con el título de padre del Parlamento por ser el diputado más veterano, estuvo a punto de salir adelante. 273 votos a favor, 276 en contra. No iba tan lejos como el modelo noruego, y solo proponía que el Reino Undio permaneciera en la unión aduanera. Su texto obtuvo más consenso del previsto, pero su escasa definición no permite que la Cámara avance sobre terreno firme. Y la unión aduanera, sin embargo, puede unir a muchos conservadores en su contra si fuera sometido a una nueva votación.

Theresa May obtuvo anoche una victoria pírrica. La derrota de un Brexit suave calmará los ánimos de motín de los euroescépticos, muchos dentro de su propio Gobierno. Y visto el resultado de las votaciones, su plan, aunque rechazado tres veces por el Parlamento, sigue sumando más apoyos que cualquier otra opción. La iniciativa, aunque débil, regresa a sus manos. Pero sus opciones se agotan, y parecen reducirse a dos: o pedir una prórroga más larga, de hasta un año, a la UE para volver a buscar con calma una solución. O dejar que transcurran los plazos y encaminar al país, el próximo 12 de abril, a un Brexit salvaje

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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