Las manifestaciones contra el Gobierno de Kazajistán derivan en decenas de detenciones
La decisión del presidente del país durante tres décadas, Nursultán Nazarbáyev, de perpetuarse en el poder nombrando a su hija 'número dos' del país enciende las protestas
El cambio de nombre de la capital de Kazajistán, Astaná, por el de Nursultán en homenaje al expresidente Nursultán Nazarbáyev, ha supuesto la espita para decenas de personas que han salido a la calle por segundo día consecutivo en las dos principales ciudades el país contra el Gobierno kazajo. La medida, propuesta por el presidente interino, Kasim-Jomart Tokáyev, sólo un día después de que Nazarbáyev abandonase el puesto y tomada de manera casi inmediata por el parlamento, ha indignado a los partidarios de la mermada oposición y a muchas personas, que critican que se hiciese sin ningún debate. La policía ha detenido a decenas de ciudadanos. También a varios periodistas que trataban de cubrir las protestas.
Si al principio el decreto para rebautizar Astaná derivó en chistes y comentarios irónicos, también ha dejado salir frustraciones continuas y antiguas que están alimentando las protestas --muy incipientes-- por la situación económica y la incapacidad del Gobierno de gestionar los ricos recursos del país, enormemente desigual. Critican también la designación de la hija mayor de Nazarbáyev, Dariga Nazarbáyeva, de 55 años, como presidenta del Senado, el puesto de mayor relevancia tras la presidencia. Un movimiento que alimenta la sospecha de que será la sucesora del "padre de Kazajistán". "He venido a expresar mi desprecio por el sistema corrupto que se ha creado en las últimas tres décadas", declaró un ciudadano a la prensa local. Justo después fue detenido por la policía.
El Ejecutivo de Nursultán Nazarbáyev, de 78 años, que gobernó de manera autócrata el país durante tres décadas y que pese a abandonar la presidencia se ha garantizado conservar un poder inmenso, reprimió con mano de hierro a la oposición. El banquero y oligarca fugado a Francia y dirigente opositor Mujtar Ablyazov ha sido, desde la distancia, el organizador de algunas de las movilizaciones. Ablyazov, que huyó de Kazajistán cuando fue acusado de saquear el banco que lideraba, afirma que Nazarbáyev ha puesto en marcha un proceso de sucesión dinástica. El movimiento político Opción Democrática de Kazajistán (DKV) creado por Ablyazov --que ahora está además en busca y captura en su país por cargos que llegan hasta el asesinato-- fue declarado extremista.
Los manifestantes, que llevaban globos azules (símbolo de la oposición kazaja) se mezclaban en las calles de Astaná (o Nursultán) y Almaty (la segunda ciudad más importante) con los ciudadanos que celebraban el Nowruz, una fiesta regional que coincide con el equinocio primaveral, y con los forofos futboleros que salieron a las calles por el triunfo de la selección kazaja contra la de Escocia. Las manifestaciones en Kazajistán son ilegales si no tienen el permiso de las autoridades.
Una petición en Internet contra rebautizar la capital ha reunido más de 42.000 firmas (a medio día de este viernes). Y eso pese a que las autoridades kazajas han bloqueado la página en esa república de Asia Central (unos 18 millones de habitantes).
Nazarbáyev, firme aliado del presidente ruso Vladímir Putin, con el que ha hablado por teléfono este jueves, abandonó su cargo el martes pero sigue encabezando el partido gobernante. Además, ha pasado a ser presidente el Consejo de Seguridad, un organismo al que previamente había dotado de un gran poder. Sigue manteniendo de manera vitalicia el cargo de "líder de la nación", lo que le da inmunidad total.
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