Kazajistán rebautiza su capital, Astaná, con el nombre de su expresidente
La ciudad pasará a llamarse Nursultán, en honor de Nursultán Nazarbáyev, que dimitió este martes después de ostentar el poder durante tres décadas
La imagen del ahora expresidente Nursultán Nazarbáyev ocupa un lugar de honor en todos los espacios públicos de Kazajistán, el país que ha gobernado durante tres décadas. Su enorme retrato preside la entrada del Museo Nacional. Una de sus huellas, dorada, adorna el monumento Árbol de la vida, como si de una deidad se tratase --de hecho, muchos ciudadanos la tocan al pasar, se dice que da suerte--. Numerosas escuelas, el principal aeropuerto o varias plazas llevan su nombre. Este miércoles, un día después de que presentase su renuncia como presidente, Astaná, la capital de la mayor de las repúblicas de Asia Central, se rebautizó en su honor. Ahora se llama Nursultán.
El trámite solo llevó unas horas. “Nuestra capital debe llevar el nombre de nuestro presidente y llamarse Nursultán. Seguirá siendo de por vida el único padre del pueblo”, determinó Kassym-Jomart Tokáyev, justo antes de jurar el cargo como presidente interino de Kazajistán. “Debemos inmortalizar su gran nombre”, recalcó Tokáyev, hasta este miércoles presidente de la Cámara Alta. Justo después, envió la propuesta al Parlamento kazajo. Todos, los 43 senadores y los 102 diputados, votaron a favor de la modificación, que deja impreso en los mapas –y en los libros de Geografía-- algo que ya es una realidad en una ciudad y un país donde reina un enorme culto a la personalidad de quien ha sido el único presidente que ha tenido Kazajistán desde la desaparición de la Unión Soviética.
El gesto no quedó ahí. El presidente interino también sugirió instalar un monumento para representarle en la capital. Y nombrar las avenidas o las calles centrales de todas las ciudades como Nursultán Nazarbáyev. Su propuesta, en un país de 18,7 millones de habitantes donde apenas hay oposición y la disidencia se ha reprimido con mano de hierro, generó una oleada de memes y caricaturas en las redes sociales, donde también se ironizó con el devenir de Moscú o Minsk ante una supuesta partida de Vladímir Putin o Alexandr Lukashenko. En una competición de rapidez para honrar al “abuelo de la nación”, la meridional Shymkent rebautizó su principal arteria, Avenida Astaná.
El cambio de nombre de la capital tiene un gran sentido para muchos kazajos, que este miércoles en la prensa y los canales locales se congratulaban de la modificación. Astaná fue designada capital por Nazarbáyev en 1997, en vez de Almaty. Hasta ese momento era solo un remoto puesto de avanzada de la URSS. Un terreno conocido básicamente por albergar una de las prisiones Gulag de Stalin; y de las peores, debido a su gélido clima. De ahí que se llamase Akmola, es decir ‘tumba blanca’. Nazarbáyev la rebautizó en 1998 como Astaná, que significa literalmente ‘la capital’. El nombre le ha durado poco.
La extrema ciudad, considerada la segunda capital más fría del mundo –con menos 40 grados en invierno-- después de Ulán Bator (Mongolia), es la creación del expresidente kazajo, de 78 años, elegido cinco veces –gracias a maniobras legislativas para perpetuarse-- con el 97% de los votos. Nazarbáyev pensó que Kazajistán, rico en recursos minerales y petróleo, necesitaba una capital merecedora. Y la medida de su sueño reclutó a arquitectos famosos, como Norman Foster.
Así, la capital kazaja (hoy con unas 800.000 almas) se ha convertido en una aglomeración de acero, vidrio y oro que brota de manera quimérica en plena estepa de Asia Central. Un lugar de naturaleza hostil que hoy es una de las ciudades más extravagantes del mundo, con sus rascacielos futuristas y su oferta de ocio bajo techo. Es un importante centro de negocios y se la conoce como la “Dubai del Norte”. Y reta a la capital de uno de los siete Emiratos Árabes en la excentricidad de sus construcciones. Si la desértica Dubai tiene una pista de esquí cubierta, la capital kazaja cuenta con una playa artificial, con su arena natural y todo, en el piso superior de uno de sus enormes centros comerciales.
Nazarbáyev da un paso atrás, pero no se va. De hecho, con su renuncia ha efectuado una maniobra que le dota de un poder inmenso. Y con mucho menos riesgo para él y para su familia (a la que deja muy bien colocada) si fallece en el cargo. Además de permanecer en la presidencia del partido gobernante Nur Otan, ahora ha pasado a ser de manera vitalicia “líder de la nación”, a encabezar el influyente Consejo de Seguridad y a ser miembro del Consejo Constitucional. Además, Su hija mayor, Dariga Nazarbáyeva, ha ocupado el cargo de presidenta del Senado, el puesto de mayor relevancia tras la presidencia.
Pocas dudas quedan de que los astaneses pasarán a ser nursultaneses. Ahora falta saber si el equipo de fútbol de la capital, el FC Astaná, que ha contado con el apoyo directo del expresidente, también pasará a llevar su nombre. Y el equipo ciclista Astana Pro Team, con el que Alberto Contador se alzó con el título de la Vuelta a España y el Giro de Italia en 2008.
Otros cambios de nombre
Además del caso de EE UU, cuya capital, Washington, lleva el nombre de su primer presidente, el sultanato de Brunéi renombró su capital como Bandar Seri Begawan, en honor al padre del actual sultán. En Guinea Ecuatorial, la ciudad de Malabo recuerda al último rey de los bubis, Malabo Lopelo Malaka.
También en África, Yamusukro, una de las dos ciudades principales de Costa de Marfil, lleva ese nombre por la reina Yamusu, y Mbabane, la capital de Suazilandia, se llama así por un jefe local, Mbabane Kunene.
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