Bruselas propone un aplazamiento de un año del Brexit para dar tiempo a que Londres se aclare
La propuesta obligaría al Reino Unido a participar en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo
Ni el 29 de marzo ni en otra fecha a corto plazo. Bruselas considera prácticamente imposible que la situación política del Reino Unido se recomponga a tiempo para consumar la salida del país de la Unión Europea durante las próximas semanas. La presidencia del Consejo de la UE ha propuesto este jueves un aplazamiento del Brexit, previsto el próximo 29 de marzo. La prórroga podría durar un año como mínimo y prolongarse incluso hasta el 1 de enero de 2021. Y durante ese período de tiempo Reino Unido seguiría siendo socio de pleno derecho de la UE, con todas las obligaciones que comporta (aportación al presupuesto comunitario, incluida) y con todos los derechos (participación en las elecciones al Parlamento Europeo y nombramiento de un comisario europeo).
La necesidad de un parón al proceso de salida para dar tiempo a que el Parlamento británico se aclare o que, incluso, cambie el liderazgo del país, circula desde hace semanas en los pasillos comunitarios. Pero este jueves, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la ha aireado de manera pública y abierta para marcar la posición de la UE antes de que el Parlamento británico votase en la tarde del jueves a favor de solicitar una prórroga del Brexit (por 412 votos a favor y 202 en contra).
“Durante mis consultas para el próximo Consejo Europeo [21 y 22 de marzo] pediré a los 27 socios de la UE que estén abiertos a una prórroga larga”, ha tuiteado Tusk. El presidente del Consejo anima a conceder esa extensión “si el Reino Unido lo considera necesario para repensar su estrategia sobre el Brexit y construir el consenso en torno a ella”.
La mayoría de las capitales se habían mostrado hasta ahora favorables a una prórroga corta para dar tiempo a que Londres tramitase las normas de salida, dando por supuesto que el Gobierno de Theresa May lograría sacar adelante en el Parlamento la aprobación del acuerdo de salida. Pero tras el rechazo parlamentario esta semana de ese acuerdo, Bruselas duda de que May pueda forjar el consenso necesario para aprobarlo.
La propuesta de Tusk puede tener un doble efecto. Por un lado, puede animar a los conservadores británicos a cerrar filas con su primera ministra y votar a favor del Acuerdo de salida para evitar que el Brexit se aplace. En la última votación, hasta 75 tories votaron en contra de la propuesta de May, una deserción que provocó el rechazo del Acuerdo.
El efecto perseguido por Tusk, sin embargo, apunta más bien a todo lo contrario. La oferta de una prórroga larga contradice la estrategia de May, que desea solo un breve aplazamiento para consumar la salida de la UE antes de principios de julio. El mensaje del presidente del Consejo Europeo deja claro que no ven muy factible esa hipótesis dada la pérdida de credibilidad de la primera ministra. Bruselas ha perdido prácticamente toda confianza en la capacidad de May para sacar el Acuerdo adelante, según indican fuentes comunitarias. Y la propuesta de una prórroga larga constata la desconfianza hacia una primera ministra que desde el 25 de noviembre, en que firmó el Acuerdo con los 27, no ha logrado convencer ni a su propia familia política.
División de opiniones
El bloqueo en Londres ha suscitado división de opiniones en la UE. Algunos socios consideran que debería considerarse una prórroga corta, pero simplemente para ganar tiempo en los preparativos internos para una salida sin acuerdo. Otros, abogan por una prórroga larga (se habla de entre 12 y 21 meses) para dar espacio a que se redibuje el panorama político del Reino Unido.
Tusk, que siempre ha defendido la posibilidad de que se abortase el Brexit, se ha alineado claramente con la segunda opción. Y propone un “larga extensión” que podría dar lugar a un cambio de Gobierno, a unas nuevas elecciones o, la opción menos probable por ahora, a un segundo referéndum.
La iniciativa de Tusk puede estrellarse contra serios obstáculos. Por lo pronto, los euroescépticos del Parlamento británico podrían resistirse por miedo a que el aplazamiento suponga el descarrilamiento definitivo del Brexit. La propuesta obligaría al Reino Unido, además, a participar en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo, una idea que desagrada a buena parte de los diputados de Westminster.
La Comisión Europea ya ha advertido que si la prórroga va más allá del 26 de mayo, fecha de las elecciones, el Reino Unido tendría obligación de convocarlas. Todo indica que, de no hacerlo, Bruselas abriría un expediente disciplinario contra el Estado británico.
La mayoría de las fuentes comunitarias coinciden, sin embargo, en que Reino Unido podría librarse de participar en los comicios europeos si la salida se consuma antes del 2 de julio, fecha de la constitución del nuevo Parlamento. En ese caso, la Comisión podría cancelar el expediente o mantenerlo con el único objetivo de que el Tribunal de Justicia europeo sentase jurisprudencia.
En cambio, las elecciones serán inevitables si Reino Unido continúa en el club más allá del 2 de julio, aunque podrían celebrarse más tarde que en el resto de la UE. El servicio jurídico del Parlamento Europeo ya ha dejado claro que la cámara puede constituirse y empezar a legislar aunque aún no estén elegidos todos los eurodiputados.
La resistencia al plan de Tusk, sin embargo, también puede llegar desde el seno de la UE. Cualquiera de los 27 socios puede vetar la prórroga, lo que obligaría a Reino Unido a aprobar el Acuerdo o a optar por un Brexit brutal.
Los socios comunitarios temen que la incertidumbre del Brexit se prolongue de manera indefinida y que acabe afectando a las instituciones comunitarias en un momento muy delicado. En 2019, la UE debe renovar toda su cúpula de poder. Y en 2020 debe cerrar los presupuestos para el próximo septenio (2021 - 2027).
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