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La calle en Argelia no quiere nada que venga de Buteflika

Estudiantes, hinchas de fútbol, actores, periodistas… El movimiento que ha puesto contra las cuerdas al régimen mantiene el objetivo de echar al presidente

Estudiantes se manifestan este martes en Argel contra la decisión de Buteflika de aplazar las elecciones presidenciales y permanecer así en el cargo.Vídeo: Farouk Batiche/dpa | epv
Francisco Peregil
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El lunes por la tarde, en cuanto trascendió la noticia de que el octogenario presidente, Abdelaziz Buteflika, renunciaba a postularse para un quinto mandato y posponía las elecciones presidenciales previstas para el 18 de abril, empezaron a concentrarse jóvenes en el centro de Argel en un ambiente de fiesta. Pero la imagen fue tan fugaz como engañosa. “Yo estaba ahí”, comenta por teléfono desde Argel el director de cine y fotógrafo Damien Ounouri. “Y eran muy pocos los jóvenes. Enseguida todo el mundo fue consciente del engaño. Nos dimos cuenta de que lo único que pretende Buteflika es mantenerse en el poder de forma inconstitucional. En el sector del cine hemos organizado asambleas y todos vamos a ir a la gran manifestación que se está convocando para el viernes”.

Buteflika ha prometido convocar una conferencia nacional con personalidades que se encargarían de pilotar la transición y crear un comité electoral que convoque elecciones. El presidente, de 82 años, se comprometió a seguir al frente de la nación hasta que se elija a un sucesor. Buteflika recibió el lunes al diplomático argelino Lajdar Brahimi, de 83 años, antiguo ministro de Exteriores y antiguo mediador de la ONU en varios conflictos bélicos, como el sirio. Brahimi se perfila como posible presidente de esa conferencia que promueve Buteflika.

Sin embargo, el nombre de Brahimi quedó descartado para muchos activistas ese mismo lunes en cuanto se vieron imágenes suyas sentado junto a Buteflika. El abogado Samir Benslimane, que vive en la ciudad costera de Béjaia, a 250 kilómetros de Argel, explica por teléfono: “Brahimi puede tener prestigio en el extranjero, pero para los argelinos no lo tiene. Porque en los últimos años ha venido a reunirse varias veces con Buteflika y siempre salía diciendo que el presidente está en poder de sus facultades mentales. Si él se presta a este juego está atentando también contra la Constitución. No olvidemos que Buteflika era solo un candidato a las presidenciales. No tiene ningún derecho a posponerlas”.

El periodista Amar Ingrachen explicaba desde Argel: “Brahimi es un puente del sistema, representa un brazo diplomático de la autocracia. Quienes tengan que dirigir la transición deben ser personas que nunca hayan pertenecido al régimen”.

Mientras tanto, en la mañana de este martes cientos de estudiantes protestaban en Argel contra Buteflika. Los estudiantes han sido una parte muy activa en una protesta que engloba todas las clases sociales, géneros y generaciones de la sociedad. Ahí estaba la estudiante de psicología Sonia Gassemi, de 23 años. “Hemos escrito en post-it de colores nuestras reivindicaciones y las hemos pagado en los muros de la plaza Audin. Muchas decían: “No a la prolongación del cuarto mandato”. “Sistema, vete”. “Pacífica, pacífica”. Gassemi, que también es activista de derechos humanos, explica que no hay ningún líder ni ninguna facultad que lleve la voz cantante sobre las otras. "Tengo la impresión de que todos representamos un mismo cuerpo, el del futuro de Argelia".

Desde el pasado 22 de febrero la agenda la está marcando la calle. Ese día, miles de personas rompieron el muro del miedo y recorrieron las avenidas de las principales ciudades del país. Cada viernes, desde aquel día, han ido saliendo más y más argelinos, hasta sumar millones. Y casi todos ellos cantaban una canción de un grupo de hinchas del equipo USMA, de Argel, que se titula Casa del Muradia. La canción juega con el nombre de la residencia presidencial de Muradia y con la serie española La casa de papel, difundida en el extranjero por Netflix.

La canción da un repaso por los cuatro mandatos de Buteflika: “En el primer mandato dijimos: nos engañaron con el decenio negro [la guerra civil de los noventa]; en el segundo, ya estaba claro cuál era la historia de la casa del Muradia; en el tercero, el país decayó a causa de intereses personales; en el cuarto, la muñeca está muerta [en alusión a Buteflika] y el asunto sigue; y en el quinto, van a seguir entre ellos”.

Falta de liderazgo

El protagonismo lo tiene la calle, pero ¿quién es la calle? No hay un líder claro. Ni siquiera los tres jóvenes hinchas que escribieron, compusieron y grabaron La Casa del Muradia con un teléfono quieren dar entrevistas ni salir fotografiados. Y sin embargo, a pesar de esa falta de liderazgo, han conseguido ponerse de acuerdo durante al menos un mes en continuar las protestas. En las redes sociales ya se está preparando otra gran manifestación histórica para el próximo viernes.

“Estas protestas han sido posibles gracias a las redes sociales”, explica el abogado Samir Benslimane. “Los argelinos sentían fobia ante la política. El poder les quitó el espacio público de debate. En cuanto han tenido un lugar como las redes donde expresarse sin mediadores lo han aprovechado”.

Benslimane cree que la estrategia del poder no necesita de ningún experto en ciencias políticas para verla venir: “Pretenden ganar tiempo. Que llegue el mes de Ramadán a finales de abril, después los exámenes, las vacaciones, el calor…”.

Anis Lahrir, un estudiante de 23 años que se manifestó este martes en Argel, explica que ni el Ramadán ni los exámenes ni las vacaciones conseguirán debilitar el movimiento: “Vamos a conseguir que caiga todo el régimen”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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