“Hay que sacar de la sociedad venezolana ese odio que sembró Chávez”
El padre del opositor venezolano Leopoldo López ve, en el momento actual, una oportunidad para Venezuela. Aboga por regenerar el tejido social y que nadie se quede atrás, incluidos aquellos que dieron su apoyo al chavismo
El empresario Leopoldo López Gil (Caracas, 1944), padre del opositor venezolano con el mismo nombre, ve en el momento actual una oportunidad para resolver la crisis política y social que arrastra Venezuela tras 20 años de chavismo, que se ha recrudecido en los últimos tres años. En entrevista con EL PAÍS, habla de regenerar el tejido social y de incorporar a todos los sectores de la población. "Es importante que la gente que apoyó a [Hugo] Chávez no se quede atrás", afirma López, que vive en España desde 2015. Su hijo, Leopoldo López, exalcalde del municipio de Chacao y líder del partido Voluntad Popular, cumple una una pena de 13 años de cárcel por su participación en las protestas de 2014. Después de tres años en encarcelado, ahora está en prisión domiciliaria. En estas semanas convulsas en el país sudamericano, marcadas por la jura como presidente interino del líder del Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, hay una cuestión en el aire: el papel de López hijo en este nuevo intento de cambio de Gobierno en Venezuela.
Pregunta: ¿Ha hablado con su hijo en estos días?
Respuesta: Mucho, por supuesto que sí.
P. ¿Cómo ve la situación?
Hay gente desde afuera trabajando desde hace cuatro o cinco años
R. Afortunadamente se encuentra muy ilusionado, muy activo, trabajando muchísimo. Porque desde que está en la casa afortunadamente tiene acceso a Internet y al teléfono, con lo cual no solo tiene la posibilidad de hablar con los dirigentes que están actuando ahora, sino también de coordinar y trabajar con ellos mano a mano en los planes y en el sueño de la recuperación de Venezuela.
P. ¿Está él detrás de esta acción?
R. No. Es un juego de equipo en el que no hay una cabeza más importante que otra, unos con mayores especialidades que otros. Hay gente trabajando desde hace cuatro o cinco años, unos en el campo de economía, otros en el campo de educación, en el petrolero... Ya hay planes para el desarrollo. No estoy al tanto de todo, pero hasta en la diplomacia, para recuperar un papel que teníamos antes.
P. ¿Cuál ha sido su papel desde España?
Admiramos la transición de España como modelo, quienes fueron partícipes nos ayudan dándonos consejos
R. Ninguno. Yo soy un ciudadano común que tiene una responsabilidad: hablar por los venezolanos que están en el exilio o en la diáspora y están sufriendo mucho. Tengo la fortuna de poder hablar con algunas personas para ayudarles en sus penurias.
P. ¿De qué manera les ayuda?
R. Tomando contacto con la dirigencia de distintos países, haciéndoles ver los problemas que están pasando mis compatriotas. Llevándoles su voz adonde a veces ellos no pueden llegar. Es un trabajo de dos vías. Llevando también a veces la voz de alguna dirigencia a distintos países europeos sobre todo a nuestra población, a esa diáspora.
P. ¿En qué países se ha movido?
R. He trabajado sobre todo con España, Portugal, Italia y Colombia.
P. ¿Cómo le ha ido con España?
R. Muy bien. Soy uno de los más agradecidos con uno de los países que mejor acogida ha dado a la población venezolana. En este momento calculamos que tenemos cerca de 400.000 venezolanos viviendo en España.
P. Tanto usted como Julio Borges [expresidente de la Asamblea y ahora enviado ante el Grupo de Lima] han criticado el tiempo que se tomó el Gobierno español en reconocer a Guaidó.
R. Como dice el dicho español, nunca es tarde cuando la dicha es buena.
P. ¿Qué esperan de España ahora?
R. Ahora viene la etapa más difícil. El hecho de haber reconocido a Guaidó como presidente interino tiene que estar acompañado del resto de las medidas, que apenas empiezan. Ésta es la primera; luego vienen más de carácter diplomático, económico…
P. ¿Y las elecciones?
R. Cualquier persona que sea relativamente sensata se da cuenta de que una elección requiere del cambio de los rectores del proceso, que el CNE [Consejo Nacional Electoral] tiene que formarse de acuerdo a nuestras leyes, a nuestra Constitución... Es decir, que lo nombre la Asamblea Nacional. Y luego revisar el registro electoral, que no se ha revisado en 20 años. Cuando llegó Chávez no llegaba a ocho millones y ahora hay más de 20 millones de registrados. En un país que tiene 31 millones de habitantes. O los niños votan o no muere nadie.
P. ¿Han tenido asesoría externa sobre cómo armar el proceso de transición?
R. No creo que formalmente se haya contratado a nadie, ni a ningún partido, hemos aprendido de países que han tenido situaciones de transición, al igual que Venezuela porque también tuvo su transición en el año 36 y en el año 58, y servimos de modelo para mucha gente en su momento. Nosotros hoy podemos admirar la transición de España como un modelo y quienes fueron partícipes nos ayudan dando consejos tanto personas como instituciones.
P. ¿Han tenido alguna conversación con Podemos?
R. Yo no, no puedo hablar por otros. Ellos saben dónde estoy yo, si alguien quiere hablar conmigo… pero lo que yo les he oído no es fiable. Dicen que el tema del hambre es un invento mediático, si ellos quisieran saber...
P. Venezuela era una sociedad con muchas diferencias antes de que llegara Chávez, ¿ha aprendido la lección?
R. Yo creo que sí. No sé si como sociedad, porque el aprendizaje societario es distinto al individual, pero creo que tener cuatro millones de venezolanos viendo lo duro que son las cosas en otra parte del mundo y lo fácil que lo teníamos antes, creo que nos ha permitido aprender lecciones.
Hay que sacar de la sociedad ese odio que sembró Chávez, que lamentablemente ha repetido Maduro. Chávez desde la primera campaña electoral hablaba de freír cabezas. Matar al enemigo, siempre hablaba en términos políticos de batalla, de matar la culebra cortándole la cabeza, incluso que los hijos y nietos de europeos no eran venezolanos.
P. ¿Cómo lo lograrán? ¿Cómo incluirán a quienes no están con ustedes?
R. Es difícil, pero no imposible, tenemos el caso español, también el caso alemán... Es importante que la gente que apoyó a Chávez no se quede atrás. Como somos gente consciente, leemos historia y aprendemos de la historia. Estoy seguro de que lo primero que vamos a hacer, no sólo le vamos a echar una mano, sino abrazar a esa gente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.