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El Papa exige que se respeten los acuerdos de tregua en Yemen y urge a distribuir ayuda

El Papa inicia una histórica visita a Emiratos Árabes Unidos para tender puentes con el islam, marcada por los conflictos bélicos de la zona y la fuerte presencia de inmigración

Daniel Verdú
Francisco se acerca a hablar con los periodistas a bordo del avión papal.
Francisco se acerca a hablar con los periodistas a bordo del avión papal.TONY GENTILE (REUTERS)

Francisco ha aterrizado este domingo en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), en la primera visita de la historia de un Papa a la península arábiga, cuna del islam. El viaje no estaba marcado en las previsoras agendas del Vaticano. Fue una invitación de última hora a finales del año pasado. Pero el ecumenismo y los procesos interreligiosos son una de las grandes obsesiones del Papa, y la Santa Sede no dudó en participar en un periplo de 48 horas al lugar con mayor apertura de la región. Francisco considera que EAU es un escaparate perfecto para lanzar un mensaje de pacificación y apertura de relaciones entre ambas religiones. Pero el conflicto de Yemen, en el que EAU forma parte activa en la coalición que participa en la guerra, estará muy presente también.

El Gobierno del país árabe, integrado por siete emiratos, está presentando la visita como una muestra más de tolerancia y apertura. Sin embargo, Emiratos tiene un papel importante en la coalición que lleva luchando contra los Huthi desde 2015, y a la que se ha acusado con regularidad de bombardear indiscriminadamente escuelas, mercados y domicilios. El Papa se ha referido a ellos varias veces en el Ángelus dominical. También este domingo, justo una hora antes de partir hacia Abu Dhabi. "Con gran preocupación sigo la crisis humanitaria en Yemen. La población está exhausta por el largo conflicto y muchos niños sufren hambre, pero no se logra acceder a los depósitos de alimentos. El grito de esos niños y de sus padres llega hasta Dios. Hago un llamamiento a las partes interesadas y a la comunidad internacional para que favorezcan con urgencia el cumplimiento de los acuerdos alcanzados, aseguren la distribución de alimentos y se trabaje por el bien de la población".

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En esa línea, la ONG Human Rights Watch pidió al Papa que aproveche su viaje para denunciar la represión contra los disidentes y la campaña militar en la que participa contra los rebeldes yemeníes, acusada de cometer crímenes contra la población civil. "A pesar de sus declaraciones a favor de la tolerancia, el Gobierno de Emiratos no ha demostrado verdadero interés a la hora de mejorar las condiciones de vida de la población", ha lamentado la directora de la ONG para Oriente Próximo, Sarah Leah Whitson. "El Papa debería usar su visita para presionar a los líderes emiratíes", ha añadido.

El objetivo del viaje es otro. O más amplio. La Santa Sede tiene interés en engrasar las relaciones con los países árabes pensando, especialmente, en los fieles cristianos de esas tierras, a menudo perseguidos. En el caso de EAU, sin embargo, la apertura es mucho mayor. Existe la libertad de culto en cualquiera de las 20 iglesias del país construidas en suelo público donado por el Estado, pero no la religiosa. Es decir, se puede ir a misa y exhibir cruces en lugares públicos, pero no se permite el proselitismo. Por eso, la misa masiva y pública que el Papa celebrará el martes en un estadio y para la que se han agotado las 135.000 entradas es un antes y un después en este sentido. De hecho, el Gobierno ha dado fiesta a la comunidad católica del país —unos 900.0000— para que pueda acudir a la celebración.

Todos los fieles católicos de EAU son extranjeros. La mayoría son inmigrantes filipinos o indios que se encuentran en el país para trabajar (el 65% de la población), a menudo privados de cualquier derecho. De hecho, el vicario apostólico de la región, el obispo suizo de 76 años Paul Hinder, ha definido la Iglesia en este país como “de inmigrantes y para inmigrantes”. Un ADN fácil de descifrar para este Papa, especialmente interesado en explorar y reconocer las periferias sociales y geográficas de la Iglesia.

El lunes por la tarde se reunirá con 700 líderes religiosos en el encuentro principal del viaje. Pero antes lo hará en privado con el consejo de ancianos en la mezquita del Jeque Zayed, el lugar de culto más importante del país y una de las más grandes del mundo (con capacidad para 40.000 fieles). Allí será recibido por el Gran Imam de al-Azhar, los ministros de Asuntos Exteriores, de la Tolerancia y de Cultura. El consejo con el que se reunirá es una organización internacional que, teóricamente, se ocupa de promover la paz en la comunidad islámica. Especialmente en conflictos internos que agitan desde hace años las regiones islámicas del mundo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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