Un fin de año a salvo, pero olvidados en altamar
Dos barcos de ONG de rescate alemanas con medio centenar de migrantes a bordo llevan diez días en el Mediterráneo esperando a que algún país les ofrezca un puerto seguro donde desembarcar
Llega el final del año y el intento de miles de personas de alcanzar Europa por el Mediterráneo sigue marcado por el riesgo de perder la vida y la incertidumbre. El último día de un 2018 convulso y dramático en el mar, caracterizado por la política de puertos cerrados, especialmente de Italia, Francia y Malta, y la falta de acuerdo en Bruselas para gestionar la cuestión migratoria, sigue habiendo barcos de ONG de rescate cargados con migrantes a la espera de un puerto seguro. Medio centenar de migrantes están bloqueados desde hace diez días a bordo de dos embarcaciones alemanas. Se trata de la nave de la organización Sea-Eye, con 17 personas rescatadas el pasado 29 de diciembre, y otra embarcación de la ONG Sea-Watch, que navega desde hace 10 días, con 32 personas a bordo, entre ellas siete menores, y que ha afrontado ya la negativa de cinco países europeos a los que ha pedido atracar.
A bordo del buque Sea-Watch 3, después de 10 días en altamar, la situación comienza a ser crítica, los alimentos empiezan a escasear y el mal tiempo está haciendo mella. Fuentes de la ONG explican a este periódico que se han trasladado hacia el norte, intentando esquivar el temporal, y que por falta de espacio muchos migrantes están en la cubierta del barco, en una especie de campamento improvisado con toldos para intentar resguardarse de la lluvia y el frío. “Aunque la situación es estable y no hay casos médicos, no es fácil estar en el Mediterráneo en invierno y hay niños pequeños. De seguir así, el avituallamiento será un problema los próximos días”, alertan.
El jefe de Misión del Sea-Watch 3, Philipp Hahn, tachó de “absolutamente inmoral que ningún Estado europeo asuma esta responsabilidad” de abrir los puertos y recordó que en Alemania una treintena de ciudades están dispuestas a acoger a los rescatados. “El hecho de que todavía estemos en el mar es un fracaso para todos y cada uno de los Estados miembros de la UE, y sobre todo para el ministro de Interior alemán”, el bávaro Horst Seehofer (CSU), apunta Hahn. Su homólogo de la ONG Sea-Eye, Jan Ribbeck, defendió que "la ley marítima dice claramente que se debe reducir al mínimo el tiempo que las personas rescatadas permanecen en el mar".
Ambas ONG emitieron este lunes un comunicado conjunto en el que reclaman a los países europeos "una conclusión oportuna y segura de ambas operaciones de rescate antes de que acabe este año 2018". Y subrayan: "Mantenerse en el mar no solo prolonga innecesariamente el viaje de las personas rescatadas, sino que aumenta los riesgos para su salud y seguridad".
Zonas desprotegidas
Mientras tanto, no han cesado las alertas de embarcaciones con migrantes en riesgo en el Mediterráneo Central. Sea-Eye informó de que este domingo por la noche Malta le había señalado la posición de una barcaza en peligro con 24 personas a bordo, entre ellas, una mujer embarazada. Finalmente, las fuerzas armadas maltesas rescataron la embarcación de madrugada. El domingo por la tarde, la armada de Malta anunció también que había rescatado a otros 69 inmigrantes en peligro, que iban a la deriva en un bote de madera.
La situación se complica aún más cuando se implica en los eventuales rescates a los guardacostas libios. El Sea-Watch 3 recibió hace días otro mensaje del Centro de Coordinación de Roma en el que alertaba de una barcaza a la deriva con unos 75 migrantes e indicaba el contacto de los guardacostas libios para conocer la posición exacta y la coordinación de un eventual rescate. El barco alemán se dirigió hacia la zona de búsqueda y rescate (SAR) mientras intentaba contactar con el centro libio. No obtuvo respuesta y después de dos días de búsqueda no logró dar con la embarcación, por lo que nadie sabe lo que pasó realmente. “Solo podemos imaginar lo que les sucedió”, dicen en la organización, temiéndose lo peor, como un posible naufragio o la interceptación y devolución a Libia por parte de la guardia costera del país magrebí.
Desde la misma ONG, además, denuncian la falta de colaboración de las autoridades italianas. “Los mensajes de socorro llegan sin la posición exacta de las embarcaciones, es absurdo y cruel que esto esté sucediendo en el Mediterráneo, es como buscar una aguja en un pajar”, dicen.
Silencio informativo
La retirada forzosa de los barcos de rescate de las ONG que operaban en el Mediterráneo ante el cierre de los puertos iniciado por Italia implica también la ausencia de testigos, por lo que es difícil saber lo que está ocurriendo exactamente en altamar.
En este año han muerto ahogadas en el Mediterráneo intentando alcanzar Europa 2.242 personas, frente a las 3.139 del año pasado y las 5.143 del año anterior. A Italia han llegado por mar 28.210 personas este 2018, frente a las casi 120.000 que lo hicieron el año pasado. Teniendo en cuenta este dato y el hecho de que cada vez menos inmigrantes emprenden la travesía (o consiguen alcanzar las costas europeas), el porcentaje de ahogamientos respecto al número de salidas resulta especialmente preocupante y revela que llegar a Europa es ahora mucho más peligroso.
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