“El principal objetivo de Rusia es debilitar y dividir a Occidente”
El exdirector del servicio británico de espionaje exterior cree que Reino Unido ha cometido un error estratégico con el Brexit
John Sawers (Warwick, Reino Unido, 63 años) fue C entre noviembre de 2009 y noviembre de 2014. Los seguidores de James Bond saben que con esa letra se identificaba al jefe del MI6, el servicio británico de espionaje exterior. "No creo que Bond fuera hoy contratado. La esencia de la inteligencia moderna es el trabajo en equipo, nadie quiere individuos con un ego tan fuerte actuando por su cuenta sobre el terreno", bromea Sawers, quien llegó a ser comparado con el personaje de Ian Fleming por su apariencia atlética y sus maneras suaves. Al frente hoy de una consultora de seguridad para grandes corporaciones, Micro Advice Partners, Sawers —que ha sido diplomático, oficial del servicio de inteligencia y alto funcionario— no duda en afirmar que el Brexit ha sido un error estratégico para Reino Unido.
Pregunta (P). ¿Es Europa menos segura por culpa del Brexit?
Respuesta (R). Creo que ha sido negativo tanto para Reino Unido, que resultará perjudicado, como para Europa. Fue un error estratégico. No hay duda de que la Unión Europea no será igual de fuerte sin Reino Unido y que Reino Unido, separado de Europa, será una nación más débil económica y estratégicamente. ¿Estaremos menos seguros? Como usted sabe, yo vengo del mundo de los servicios de inteligencia. La mayoría de la cooperación entre agencias se hace de modo bilateral, y creo que esa colaboración seguirá existiendo porque está en el interés de todos. Creo que el mayor daño puede llegar a largo plazo, y será sobre todo en áreas técnicas como el intercambio de datos, un campo que estos días es vital.
P. ¿A qué intercambios se refiere?
R. A todos esos mecanismos desarrollados en la Unión Europea en los últimos 20 años de los que nos hemos beneficiado. Por ejemplo, el intercambio de listas de pasajeros antes de que emprendan viaje, o el Sistema de Información de Schengen, que ha servido para controlar a los individuos sospechosos de tener vínculos con el terrorismo extremista. O la Orden Europea de Arresto. Tiene un efecto corrosivo a largo plazo que Reino Unido no forme parte de las estructuras de seguridad de la UE. En los últimos 200 años los asuntos de seguridad que nos preocupaban y que preocupaban al continente eran indivisibles. Es absurdo pensar que nos podemos proteger a nosotros mismos sin contribuir a la estabilidad y seguridad en Europa.
P. ¿Es la amenaza de Rusia tan seria como la presenta el Gobierno de Theresa May?
R. Empecemos con los detalles antes de llegar al panorama general. Rusia ha interferido en los procesos electorales europeos. Rusia ha dado su apoyo a partidos populistas. Hemos visto el atentado contra Serguéi Skripal en Salisbury, o el intento de atentado contra la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas en La Haya. Hemos presenciado una serie de actos en los que Rusia ha intentado usar sus capacidades de Inteligencia y su poder de influencia para hacer daño a Europa y a Estados Unidos. ¿Qué persigue Rusia con estas actuaciones? Creo que el suyo es un juego de suma cero. No creen en un resultado en el que ambas partes se beneficien. Si la otra parte gana, Rusia pierde. Y viceversa. Se trata de ese tipo de mentalidad. Saben que en los próximos años no van a ser una economía vibrante y dinámica, así que hasta ahora se ha esforzado principalmente en debilitar y dividir a Occidente.
P. El Gobierno de Vladímir Putin niega categóricamente estas acusaciones...
R. Es que no creo que se trate de un enfrentamiento generalizado entre Rusia y Occidente, que abarque todos los campos. Los rusos son de hecho muy buenos a la hora de calibrar en qué áreas quieren colaborar y en cuáles prefieren la confrontación. Creo que Putin es un líder muy habilidoso. Sabe que hay límites a lo que Rusia quiere alcanzar. Intenta crear una esfera de influencia en Europa central y oriental y dividir a Occidente, pero no tiene reparos en cooperar en asuntos como los energéticos y, en cierta medida, los tecnológicos.
P. Ha pasado ya un cierto tiempo sin atentados islamistas. ¿Están mejor las cosas?
R. El terrorismo sigue siendo una amenaza real. En Reino Unido el MI5, nuestra agencia hermana para la seguridad interna, sigue vigilando a varios miles de individuos que son extremistas en potencia. Y una proporción similar existe en varios países europeos. Es indudable que los atentados de Nueva York del 11-S y la posterior guerra en Irak dieron una motivación a algunos de estos individuos, que más tarde decayó. Yo estaba al frente del MI6 durante los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 y me sentí bastante cómodo en lo referente a la seguridad. Pero eso era antes de que el factor Siria entrara en juego. La guerra civil en ese país y el surgimiento del ISIS [siglas en inglés del Estado Islámico] dio un nuevo impulso a las organizaciones terroristas por toda Europa. Y vimos los atentados de París, Bruselas, Niza o Berlín. Ahora la guerra civil siria está frenándose poco a poco, llegando a un final poco satisfactorio pero final en todo caso, y la guerra de Irak queda lejos en el tiempo... Los factores impulsores del terrorismo ya no son tan potentes y creo que nuestras capacidades para combatirlo son mayores. Pero el terrorismo no es algo del pasado. Seguirá con nosotros de modo indefinido.
P. ¿Qué ha ocurrido para que un asesinato como el del periodista saudí Jamal Khashoggi en Estambul, de un modo tan descarnado y casi desafiante, haya tenido lugar?
R. Es un asunto muy serio del que aún no tenemos todas las respuestas. Los saudíes admiten que fue un asesinato premeditado. Turquía ha presentado unas pruebas muy persuasivas que apuntan hacia los responsables de lo sucedido. Creo que todo tiene que ver con una erosión del mundo basado en reglas y leyes en el que nosotros hemos crecido. Vamos hacia otro mundo en el que lo que importa es el poder político o militar. En el que algunos actores piensan que pueden hacer aquello de lo que puedan escapar de modo impune. A media que nos vayamos alejando de un mundo basado en las reglas y las leyes, las violaciones de derechos humanos o la cruda afirmación del poder del Estado serán más habituales.
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