Los vecinos, sobre el asesino: “Claro que había señales, era un tipo volcánico”
Los vecinos temían a Ian David Long, autor del tiroteo en Los Ángeles, a quien la policía no consideró una amenaza inminente cuando acudió a su casa tras un altercado
Ian David Long, que el miércoles por la noche mató a tiros a 12 personas en una fiesta universitaria en el Borderline Bar, en las afueras de Los Ángeles, nació el 27 de marzo de 1990 y era un veterano de los Marines, cuerpo en el que sirvió entre agosto de 2008 y marzo de 2013.
A primera hora de la mañana del jueves, el FBI y la policía especializada en armas y explosivos registraba la casa en la que Ian David Long, de 28 años, vivía con su madre. Está en un barrio residencial llamado Newbury Park, a menos de 10 kilómetros del bar de Thousand Oaks donde mató a 12 personas antes de suicidarse acorralado por la policía. El bloque 800 de Fowler Avenue, una cuesta de chalés californianos con vistas a un valle, amaneció cortado por cintas policiales. Para los vecinos, sus peores sospechas se habían hecho realidad.
“Claro que había señales”, contesta Donald J. McLeod, el vecino de 79 años cuyo patio trasero linda con la casa de una planta en la que vivía Long. Sobre todo, las discusiones con su madre, explica. “Era un tipo volcánico”. Las broncas eran intensas antes de que el joven se alistara en los marines, pero la situación se volvió preocupante después de volver de esa experiencia. Durante una época, el joven abandonó la casa.
El patio trasero de la casa de los Long está cuidado y ordenado, con muchas pequeñas plantas en macetas y un camino de losetas sobre gravilla. En el callejón hay herramientas de bricolaje. En ese patio llegaron a tener hasta cinco pastores alemanes, según los McLeod, que les tenían miedo. Cuando empezaban las broncas entre madre e hijo, los perros se ponían a ladrar.
El pasado abril, el vecino de al lado llamó a la policía. Los agentes acudieron a la casa de Long, donde lo encontraron encolerizado y actuando de manera irracional. Unidad de Crisis de los servicios de salud del condado de Ventura le examinó, habló con él sobre su pasado en el Ejército y discutió si sufría un trastorno de estrés postraumático. Determinaron que no era un peligro inmediato para sí mismo o para otros, y que no podían conducirlo sin su consentimiento a un centro psiquiátrico. Según los McLeod, la escena era tan violenta que la policía tuvo que llamar a refuerzos antes de entrar en la casa.
“Los vecinos manteníamos las distancias con él”, asegura McLeod. “Con la madre sí hablábamos y nos saludábamos. Pero no debes preguntar a la gente lo que pasa en su familia”. Sin embargo, Donald McLeod y su esposa, Effie, vivían atemorizados por lo que oían en la casa de al lado. “Una vez oímos un disparo. Apagamos todas las luces de la casa y nos quedamos callados”. Ante la inevitable pregunta de si alguien podía haber previsto lo ocurrido, McLeod contesta: “Yo pensaba que él se podía suicidar, pero no que pudiera hacer una matanza”.
Esta pareja de ancianos pasó de tener un vecino inestable a ver en la televisión de su salón su propio patio trasero en las imágenes aéreas de los informativos. “Yo apoyo la Constitución y todas sus enmiendas”, decía McLeod. “Pero no apoyo que se le pueda dar un arma a alguien que no pasaría un examen mental. Igual que un coche”.
El miércoles por la noche, Long acudió al lugar conduciendo el coche de su madre. Irrumpió en el bar con la pistola, así como un dispositivo para hacer humo, según la policía. Los investigadores creen que se quitó la vida tras cometer la matanza. “Creemos que se pegó un tiro, fue hallado en una oficina adyacente al bar”, dijo un portavoz del sheriff de Ventura, que aseguró no disponer de información sobre los posibles motivos de Long, de quien no consta que tuviera relación previa con el Borderline bar.
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