La familia de la paquistaní absuelta de blasfemia pide asilo en Occidente
El círculo de Asia Bibi teme por su seguridad tras el acuerdo del Gobierno con un grupo radical islamista para revisar el caso
La familia de la cristiana Asia Bibi, que fue absuelta este miércoles por el Tribunal Supremo de Pakistán de una condena a muerte por blasfemia, ha solicitado asilo a Reino Unido, Canadá y Estados Unidos por motivos de seguridad. Los allegados de la mujer creen que el acuerdo alcanzado entre el Gobierno de Islamabad y un grupo islamista radical para impedir su salida del país, mientras se revisa el caso, supone una seria amenaza a su seguridad. Su abogado ha anunciado que abandona el país.
“El marido de Asia Bibi, Ashiq Masih, pidió a Londres, Washington y Ottawa que otorguen asilo a Asia y su familia”, ha dicho este domingo a la agencia Efe Wilson Chowdhry, portavoz de la Asociación Cristiana Británico Paquistaní, que ha solicitado por su parte ayuda al ministro británico de Interior, Sajid Javid, de origen paquistaní.
Chowdhry se hacía eco de un vídeo que le fue enviado el sábado por la familia de Asia en el que Masih apela al presidente estadounidense, Donald Trump, y la primera ministra británica, Theresa May, al tiempo que advierte de las amenazas existentes contra la seguridad de la familia en Pakistán, un país de aplastante mayoría musulmana (más del 95% de la población).
“[Masih] Dijo que tras el acuerdo entre el Gobierno y el [grupo islámico radical] Tehreek-e-Labbaik Pakistán (TLP) hay serias amenazas contra Asia y su familia en Pakistán”, concluyó el portavoz sobre el pacto alcanzado el viernes para que la mujer no salga del país mientras se somete a revisión su caso.
La demostración de fuerza islamista en las calles fue determinante para forzar al Ejecutivo al pacto. Casi inmediatamente después de la absolución de Asia Bibi, miles de seguidores del TLP se echaron a las calles de todo el país durante tres días, paralizándolo prácticamente, con muchas carreteras cortadas y colegios cerrados. La policía detuvo a cientos de personas por los actos violentos ocurridos durante las protestas, durante las que 63 policías resultaron heridos.
El viernes por la noche las autoridades y los manifestantes alcanzaron un acuerdo para detener las protestas. En virtud del pacto, las autoridades no se opondrán a la presentación de una demanda para revisar el veredicto del Tribunal Supremo y lanzarán un procedimiento judicial para impedir que Asia Bibi salga del país.
Una ley que cuesta vidas
En 2011, un ministro cristiano, Shahbaz Bhatti, contrario a la ley antiblasfemia, fue asesinado en Islamabad. Meses más tarde, un exgobernador de la provincia del Punjab, Salman Taseer, murió asesinado por el mismo motivo por uno de sus guardaespaldas. En 2014 un abogado que defendía a un profesor acusado de infamias al profeta Mahoma corrió la misma suerte.
La tipificación de la ofensa religiosa no es privativa de países musulmanes. La semana pasada, Irlanda derogó en referéndum el delito de blasfemia, que estaba recogido en su Constitución.
La cristiana, madre de cinco hijos, fue denunciada en 2009 por dos mujeres por supuestamente haber insultado al profeta Mahoma. Un tribunal la condenó a muerte en 2010 y cuatro años después perdió una apelación en el Tribunal Superior de Lahore (este del país).
La liberación de la mujer, que parecía inminente tras ser absuelta por la Corte Suprema, parece ahora mucho más incierta y de hecho sigue encarcelada en Multan (centro del país). Su abogado, Saif ul-Mulook, anunció el sábado a la agencia France Presse que abandonaba Pakistán.
La Comisión de Derechos Humanos paquistaní se ha declarado este domingo “consternada” por la “incapacidad del Gobierno de proteger el Estado y el carácter sagrado de la ley”, mientras calificaba el acuerdo con los islamistas de “mascarada” tras la “histórica” sentencia de la Corte Suprema.
“Nadie puede tener la impresión errónea de que el Estado cierra los ojos ante el comportamiento” de los extremistas, ha advertido el ministro de Información, Fawad Chaudhry. “El Estado no ignorará la rebelión”, aseguró a la prensa.
La dura ley antiblasfemia paquistaní fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el entonces dictador, Mohamed Zia-ul-Haq, favorecieron el abuso de la norma.
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