_
_
_
_

Los euroescépticos advierten a May que no tolerarán que retrase el Brexit

“La gente nunca nos perdonará” una rendición ante Bruselas, dicen Johnson y Davis

La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, responde a los periodistas este jueves en Bruselas.Vídeo: EMMANUEL DUNAND (AFP) / ATLAS
Rafa de Miguel

"El problema no es el Brexit, es la primera ministra". El ultraderechista Nigel Farage, exlíder del UKIP y en la actualidad miembro del Parlamento Europeo, no tiene pelos en la lengua. Su virtud, en cualquier caso, es decir, claramente lo que los euroescépticos del Partido Conservador no se atreven a decir a las claras. Pocas horas después de que se hiciera pública la última carambola de Theresa May, aceptar una extensión del periodo de transición hasta la salida definitiva de Reino Unido de la UE para desencallar las negociaciones, el ala dura de su partido le ha escrito una carta abierta en la que le exige que "no escenifique un juego de resistencia y discusión que lleve al final a una rendición", porque "la gente nunca nos lo perdonaría". 

La carta, que lleva la firma del exministro de Exteriores Boris Johnson, del exministro para el Brexit David Davis y del ultranacionalista Jacob Rees-Mog, entre otros, intenta mantener las formas y el tono pero respira rebelión interna por sus poros. "Exigimos a la primera ministra que deje claro que no vinculará a Reino Unido al purgatorio perpetuo de la pertenencia a la Unión Aduanera, ya sea a través del backstop [la salvaguarda irlandesa propuesta por Bruselas] o a través de cualquier otra ruta". Se refieren con esa "otra ruta" a la posibilidad sopesada por May y sus colegas comunitarios de extender por un plazo de hasta 12 meses el periodo de transición hasta la salida definitiva, previsto para el 31 de diciembre de 2020.

Más información
Bruselas y Londres encallan en el primer intento de rematar el Brexit
Gibraltar admite que habrá acuerdos fiscales y aduaneros tras el ‘Brexit’

Es el último clavo ardiente al que se aferra Londres para intentar negociar una relación comercial definitiva con la UE antes de que sea necesario establecer cualquier tipo de control aduanero entre Irlanda del Norte y la isla. Ese es el talón de Aquiles de May, que no ha dejado de proclamar en los últimos meses que haría lo imposible por preservar la integridad territorial de Reino Unido.

Los euroescépticos se permiten el lujo de ignorar las endiabladas dificultades técnicas y políticas que afrontan Londres y Bruselas en las negociaciones. Sus argumentos son de brocha gorda. Defienden un pacto comercial a la canadiense con la UE que, aseguran, "traerá consigo el premio de un amplio abanico de oportunidades comerciales que ya existen fuera del marco comunitario y nos liberará de todas las ataduras regulatorias que ahora mismo nos imponen". No concretan, sin embargo, qué solución podría tener el problema de Irlanda del Norte, o cuáles serían los costes económicos a corto y medio plazo de la salida a las bravas que proponen.

La clave de su empeño es mucho más prosaica. Una extensión del periodo de transición, temen, les llevaría a las puertas de las próximas elecciones generales sin haber concluido la pesadilla del Brexit. No solo supondría un electorado conservador irritado y frustrado, sino la ocasión de que el Partido Laborista pudiera hacerse con el poder y revertir o renegociar una situación que ya corre el riesgo de pudrirse.

Theresa May concentra su día a día en ganar tiempo. Regresa de Bruselas sin resultados concretos y con un mínimo margen de maniobra. No hay aún acuerdo definitivo de retirada, ni por tanto texto alguno que llevar al Parlamento británico. Su última estrategia, por lo que parece, consiste únicamente en derrotar por agotamiento al sector euroescéptico de su partido, que solo puede gritar cada vez más alto sus argumentos frente a cada nuevo giro de unas negociaciones que siguen sin despejar ninguna incertidumbre.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_