Datos abiertos y futuro, dos conceptos casi sinónimos
Nuevas tecnologías, viejos desafíos: las políticas de datos abiertos llegaron para quedarse. Qué estrategias funcionan bien, qué se puede mejorar
¿Cómo organiza los gastos de su casa? ¿Dónde guarda los datos de sus chequeos médicos? Cuando se trata de organizar la rutina diaria, cada familia cuenta con distintas estrategias según considere más conveniente.
Pero cuando los datos hacen una diferencia en la vida de todos, la forma en que se organizan cobra una importancia por sí misma. Contar con información de relevancia pública de manera abierta y accesible permite tomar mejores decisiones y fomentar el desarrollo de nuevas soluciones, además de generar un beneficio económico para los involucrados.
En el marco del Día internacional del Acceso a la Información, este 28 de septiembre, revisamos algunos aspectos de la nueva tendencia de datos abiertos en América Latina y el Caribe.
El futuro es abierto
Una política de datos abiertos, u open data en inglés, significa que determinado conjunto de información esté disponible públicamente pata ser utilizada para cualquier propósito, a bajo costo o de manera gratuita. ¿Qué tipos de datos? Cualquiera, ya sea información de actividad económica, seguridad, ambiente o consumos culturales.
Una estrategia de datos abiertos no consiste simplemente en la diseminación de estos de manera aislada. Se trata de que no haya “cajas negras”, permitiendo el uso de los datos para explicar procesos y fenómenos complejos, explican los expertos.
El progreso exponencial de las tecnologías digitales y el incremento en la cantidad, calidad y fuentes de datos generan el contexto correcto para la emergencia del trabajo colaborativo entre los diferentes actores de la sociedad civil. Gracias a estándares comunes, los ciudadanos pueden involucrarse de manera directa en el diseño de mejores políticas públicas, permitiendo una nueva forma de ejercicio de la ciudadanía.
Presente y futuro de América Latina
América Latina y el Caribe es una de las regiones donde esta discusión está más avanzada. De acuerdo con el Open Data Index, Brasil, México, Colombia, Argentina y Uruguay se encuentran dentro de los veinte países más avanzados en lo que respecta a la disponibilidad de datos gubernamentales públicos.
Esta decisión estratégica genera efectos concretos. En Uruguay, una política de datos abiertos permite que sus ciudadanos reciban mejor información antes de contratar un servicio de salud privada. A través del portal web atuservicio.uy, más de 35 mil interesados (el 1% de la población del país) ya pudieron comparar de manera sencilla y ágil los servicios ofrecidos por las diferentes instituciones.
Contar con información fiable y actualizada también permite ayudar a las comunidades más vulnerables frente a los fenómenos climáticos extremos. Los gobiernos de la región Caribe, con apoyo del Banco Mundial, ya están incorporado herramientas basadas en datos abiertos que les brindan información geoespacial precisa, lo que les permite mejorar su análisis de riesgos e intercambiar mejores prácticas.
Una asignatura pendiente sigue siendo el compromiso del sector privado en la región. Un cambio de estrategia permitiría que las empresas latinoamericanas se beneficien al optimizar sus operaciones, conseguir más financiamiento y generar emprendimientos más innovadores. En la Ciudad de Buenos Aires ya hay ejemplos de esto: una inmobiliaria local está usando los datos provistos por la ciudad para crear un mapa de alergias para cada barrio de la ciudad, brindando nueva información a los potenciales interesados. Esto suma valor al sector, brindando nuevos beneficios a los vecinos y mejorando su competitividad.
¿Nubes en el horizonte?
Los impulsores de esta iniciativa creen que hay muchas oportunidades, pero no esconden ciertos desafíos para el desarrollo de un mundo de datos abiertos.
La nueva consciencia de los usuarios sobre su privacidad en internet, sumado a políticas de privacidad complejas por parte, hace que muchos duden de la seguridad de su información personal. Afortunadamente, la posibilidad de agregar datos sin poner en riesgo el anonimato brinda tranquilidad a quienes resguardan su intimidad.
Múltiples prioridades por parte de los gobiernos y altos costos iniciales son también desafíos en la región. Sin embargo, las políticas de datos abiertos brindan la oportunidad de optimizar las políticas públicas, haciendo parte a la sociedad civil de este trabajo. También es una oportunidad para modernizar los ya existentes sistemas públicos de estadísticas.
El Banco Mundial, a través de su portal de datos abiertos, ya contribuye desde hace varios años a que la información sobre el mundo en desarrollo esté disponible para todos. Esto es de especial importancia para la agenda del 2030, en particular para alcanzar la meta 16.10 de los Objetivos de Desarrollo Sustentable que busca garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales.
Para que todo esto sea una realidad y todos puedan acceder, se debe mejorar la conectividad de todas las comunidades, brindándoles herramientas tecnológicas adecuadas y formación digital.
Leandro Hernández es productor online del Banco Mundial.
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