Las mentoras hispanas que están animando a que más niñas sean científicas
En Estados Unidos, solo un 3% de las mujeres en empleos científicos y tecnológicos son de origen latino
No es necesario ser una Ada Lovelace, Marie Curie o Fabiola Gianotti para inspirar a miles de niñas a desarrollar una carrera en las ramas conocidas en Estados Unidos, por sus siglas en inglés, como STEM (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas). Científicas no tan conocidas como la ingeniera en materiales de la NASA Alma Tapia, la ingeniera eléctrica Laura Valencia o la pedagoga Andrea Chaves trabajan en Estados Unidos día a día para empujar desde edades tempranas la participación de las mujeres hispanas en este ámbito, que según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales nacional representó 8,5 millones de trabajos en 2015, de los cuales solo el 3% eran ocupados por latinas.
"Yo me divertía coleccionando hojas y rocas, pero en realidad estaba haciendo ciencia. Nunca pensé en ir a la universidad y menos trabajar en la NASA, pensaba que solo los genios trabajaban ahí", cuenta Alma Tapia en el programa SciGirls (Chicas en la ciencia, en español) que se transmite por PBS, la red de televisión pública estadounidense. En el mundo, solo el 28% de los investigadores científicos son mujeres, según datos de 2017 de la Unesco, por lo que Alma considera importante que las niñas sepan que "las carreras que hay en STEM son para todos y para todas".
El programa SciGirls, dirigido a niñas de entre ocho y 12 años, fue creado en 2010 en respuesta al bajo número de mujeres en carreras científicas. En cada episodio se sigue a un grupo diferente de niñas que diseñan, con la ayuda de mentoras científicas, sus propias investigaciones. En su cuarta temporada, presentada en 2018, dedica todos sus capítulos a mujeres hispanas como esta ingeniera metalúrgica y de materiales con raíces de Colombia y Argentina que actualmente trabaja diseñando y probando los trajes de los astronautas de la agencia espacial estadounidense.
Por su parte, Andrea Chaves es una profesora de español colombiana que enseña el idioma a través de la programación de videojuegos: "Las niñas aprenden dos lenguas al mismo tiempo: español y programación", explica. Su forma de iniciar a las menores en las ciencias es a través de proyectos escolares fáciles y divertidos, como la creación de un vestuario con luces LED. "Para las pequeñas que quieran intentar cualquier carrera en STEM, yo les diría que simplemente lo intenten. Especialmente para las latinas, necesitamos más representación en este ámbito", pide en uno de los capítulos de la serie que por primera vez es presentada en su totalidad de manera bilingüe, en español con subtítulos en inglés y viceversa, como una forma de celebrar la herencia y cultura latina.
Para la ecologista y pedagoga Violeta García, lo primero que se le debe enseñar a una mujer desde que es pequeña es que sí puede hacer lo que se proponga. La salvadoreña, cuyo interés por las ciencias surgió cuando estudiaba en una escuela especializada en estos temas, decidió fundar su propia consultoría llamada STEM Learning by Design, con la que apoya a las estudiantes que considera que no están suficientemente representadas en los campos científicos. Utiliza el proverbio mexicano: "Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas", para inspirar a otras mujeres a crecer y desarrollarse en lo que les gusta.
Para la ingeniera eléctrica Laura Valencia, lo más difícil de ser una mujer en el ámbito STEM es "poderse destacar entre los demás". Esta joven de origen mexicano trabaja en el diseño y desarrollo de controles electrónicos que se utilizan en productos como turbinas de aire, procesos industriales y equipo de construcción usado en la agricultura. Confiesa que su interés por estudiar esta carrera surgió porque no sabía mucho de circuitos o de cómo trabajaba la energía, pero le fascinaba el tema, por lo que su consejo para las niñas es que "no dejen que la percepción de otros influya en lo que quieran lograr y en lo que quieran ser cuando sean grandes".
Y aunque Alma, Andrea, Violeta y Laura no aparecen todavía en las listas de las científicas más reconocidas o influyentes de su campo, trabajan cada día para ganar más representación en un campo históricamente dominado por hombres.
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