Aumenta la mortalidad de inmigrantes en el Mediterráneo a pesar de que disminuyen las travesías
La cifra de fallecidos cuando trataban de llegar a España se ha triplicado en los siete primeros meses de 2018
La tasa de migrantes fallecidos en el Mediterráneo ha aumentado en lo que va de año con respecto al mismo periodo de 2017, a pesar de la disminución en el número de los que logran completar la travesía. La ruta entre Libia e Italia sigue siendo la más letal, con un migrante muerto por cada 18 que llegaron a Europa entre enero y julio pasados, frente a un fallecido por cada 42 que cruzaron durante los mismos meses de 2017, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Pero ha sido tratando de llegar a España donde la mortalidad ha aumentado más, al pasar de 113 casos a 318 en el mismo periodo.
Sólo este año, 1.600 personas han muerto o desaparecido mientras trataban de llegar a Europa, y 1.500 de ellas han fallecido en el Mediterráneo, según recoge ACNUR en un informe publicado este lunes. La difusión del estudio coincide con el tercer aniversario desde la aparición del cadáver del niño sirio Alan Kurdi en una playa de Turquía, cuyas imágenes conmovieron a la opinión pública mundial.
La agencia de la ONU señala que en los primeros siete meses del año se ha reducido el nivel de llegadas de refugiados y migrantes a Europa, fundamentalmente a Italia. La tendencia es opuesta en España, que se ha convertido en el principal punto de llegada con 27.600 migrantes, por vía marítima (23.800) y terrestre (3.800). A Grecia llegaron 26.000 y 18.500 a Italia, lo que representa conjuntamente una disminución de las entradas.
ACNUR atribuye la reducción en las llegadas en parte a los esfuerzos que los gobiernos europeos están haciendo por reducir la migración irregular, aunque critica que lo hagan sin aumentar el acceso a medios seguros y legales para aquellos que requieren protección internacional.
Rescates cada vez más lejos de las costas
La ruta del Mediterráneo que lleva a España es donde la mortalidad ha aumentado más, al pasar de 113 casos a 318 en el periodo analizado de 2017 y 2018, respectivamente. En Italia las muertes se redujeron de 2.276 a 1.095, pero la tasa en realidad se duplicó si se tiene en cuenta que las llegadas por mar bajaron de 95.200 a 18.500, según los datos que aporta el informe. En la ruta del Mediterráneo oriental que conduce principalmente de Turquía a Grecia las muertes se incrementaron de 38 a 99.
Esos datos excluyen a quienes murieron en la ruta hacia el lugar de embarque, sea en Libia, en el desierto del Sahara o en algún otro lugar del norte de África.
El factor central que más explica el aumento de la mortalidad en el Mediterráneo es, según ACNUR, la reducción de la capacidad de búsqueda y rescate en la costa de Libia con respecto a la que existía un año antes, cuando ocho ONG rescataron a 39.000 refugiados e inmigrantes. En cambio, en los primeros siete meses de este año, la Guardia Costera libia ha sido el principal responsable de esa tarea con dos barcos patrulleros y han quedado solo dos ONG presentes después de que Italia les impusiera el año pasado un código de conducta para que pudieran operar y tras los choques frontales con Matteo Salvini, nuevo ministro del Interior transalpino y líder de la xenófoba Liga.
ACNUR afirma que el resultado de estos cambios ha sido que "las interceptaciones y rescates cada vez ocurren más lejos de la costa", haciendo que los inmigrantes viajen en embarcaciones atiborradas e inseguras durante más tiempo y cubriendo mayores distancias.
Esta nueva dinámica migratoria también ha llevado a cambios en las principales nacionalidades que llegan a Europa. Entre enero y julio de 2017 eran esencialmente nigerianos, guineanos y marfileños los que arribaban a las costas europeas, principalmente a través de la ruta del Mediterráneo central. Este año son sirios, iraquíes y guineanos los ciudadanos más numerosos, pero esta vez por la ruta del Mediterráneo occidental, la de España.
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