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La patera que prefirió no ser rescatada por el ‘Aquarius’

Un grupo de tunecinos a los que el barco buscó por órdenes de los libios declinó la ayuda y siguió la travesía al norte

Naiara Galarraga Gortázar
Una humanitaria del Aquarius con uno de los niós rescatados a bordo.
Una humanitaria del Aquarius con uno de los niós rescatados a bordo. GUGLIELMO MANGIAPANE (REUTERS)

Cuando el domingo el Aquarius navegaba rumbo norte con Libia a popa, los guardacostas del país magrebí le avisaron de que había una patera en riesgo con diez ocupantes a bordo y les ordenaron que la buscaran. Desviaron su rumbo y se dirigieron al punto indicado. Pero al llegar allí no había nada. Durante horas la estuvieron buscando, se cruzaron con tres pesqueros que aseguraron haberla avistado. Lo más llamativo, no obstante, ocurrió cuando por fin los alcanzaron a las 18.16 del domingo. Los migrantes declinaron ser rescatados, querían proseguir su travesía. Eran once, todos varones, dos de ellos niños.

“Nos dijeron que querían seguir adelante, el rumbo era bueno, tenían GPS, gasolina… nosotros no podemos forzar a la gente a que venga con nosotros”, explica Aloys Vimard, el jefe del equipo de Médicos Sin fronteras (MSF) a bordo. Recuerda que hablaban árabe, “probablemente eran tunecinos”.

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Resulta que “viajaba a 7 u 8 nudos, cuando el Aquarius a todo gas alcanza los 11 nudos. Desde luego iban rápido”, recordaba este lunes por teléfono. La embarcación no era para nada la típica patera como quedó claro desde el instante en que, siguiendo las instrucciones de las autoridades libias y en contacto con otros países costeros, emprendieron la búsqueda. No era un frágil bote de madera, ni una lancha inflable que pronto se queda sin combustible como la inmensa mayoría de las embarcaciones en las que los migrantes que zarpan de Libia para intentar alcanzar Europa. El grupo viajaba en una lancha de fibra de vidrio blanca con motor.

El Aquarius, como detalla en su bitácora, lanzó al agua una de sus fuerabordas de rescate que se aproximó a la patera. “Hicimos una evaluación médica y estaban bien”. Y se reportaron a las autoridades en un correo electrónico a Malta con copia a los guardacostas libios e italianos y a la misión europea de vigilancia de fronteras Eunavfor. “Estimado señor: la situación a bordo es estable. Dicen que llevan dos días en el mar. Hay dos niños a bordo. Les vamos a dar agua y comida. Nos han informado de que quieren proseguir rumbo norte…”, así comenzaba el mail. Les entregaron además chalecos salvavidas. E, inicialmente escoltados por la fueraborda, siguieron hacia el norte. A las 00.28 del lunes, la embarcación fue localizada por un navío de la Guardia Costera de Italia.

La travesía desde Túnez a Italia es mucho más corta que desde Libia, está menos concurrida y es menos peligrosa, pero no está exenta de riesgos. Al inicio del verano se produjo un naufragio grave con decenas de muertos.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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