Salvini acusa a España de favorecer “una inmigración fuera de control”
Borrell ha reprochado a Italia el desarrollo de una "brutal política de aislamiento"
El vicepresidente y ministro de Interior italiano Matteo Salvini sigue criticando a países vecinos. A última hora del lunes acusó a España de “favorecer una inmigración fuera de control”, como respuesta a una entrevista concedida por el ministro español de Exteriores, Josep Borrell, al diario alemán Handelsblatt en la que responsabilizaba a Italia de hacer una política migratoria “a costa no solo de España sino de toda Europa”. Borrell también calificó las medidas impulsadas por el líder de la Liga como una “política de aislamiento brutal” que daña la idea de Europa, y que, en su opinión, podrá hacer que los flujos migratorios se desvíen hacia España, según la transcripción del medio alemán recogida por la Agencia EFE.
Tras leer las declaraciones del ministro español, el líder de la Liga envió un escueto comunicado en el que dejaba clara su postura: “No respondemos a insultos por parte de Gobiernos y ministros favorables a una inmigración fuera de control. Nosotros nos ocupamos de la seguridad, de la cultura y de la identidad de los pueblos europeos”.
El mismo día, por la noche, en una fiesta del partido en la localidad norteña de Arcore, el ministro italiano volvió a desplegar su artillería pesada y a cargar de nuevo con su habitual tono provocador contra el ministro español y contra todos los que considera sus detractores. “He visto que me ha atacado el ministro español”, dijo y comenzó ahí una retahíla de personajes que han sido críticos con su gestión al frente del ministerio de Interior y que incluye a intelectuales y escritores como Roberto Saviano, medios de comunicación como Famiglia Cristiana o periodistas. “Si les juntas a todos no consigues ni medio cerebro”, añadió, entre aplausos. “Me importa un bledo”, concluyó. Y continuó en su línea. “Si me atacaran Trump o Putin me preocuparía porque los presidentes de Estados Unidos o Rusia sí que trabajan por el interés de sus pueblos”, lanzó ante los simpatizantes de su partido.
En el mismo discurso improvisado también exhibió de nuevo su retórica antiinmigración. “En Italia ya no hay espacio. El dinero está para gastarlo en los italianos y no en falsos refugiados que van por ahí montando follones”, dijo, lanzando una vez más su tradicional asociación entre inmigración y delincuencia, a pesar de que los datos oficiales certifican que el número de extranjeros detenidos en las cárceles italianas ha caído en picado en los últimos diez años. Son 2.800 menos a pesar de que las llegadas se han duplicado.
El debate migratorio comenzó a tensarse en Europa y particularmente entre Italia y España a raíz del caso del Aquarius. Esta nave de las ONG Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée, que llevaba a bordo a 630 inmigrantes rescatados de las aguas del Mediterráneo atracó en Valencia el 17 de junio después de pasar varios días a la deriva en el mar, sin que ni Italia ni Malta le permitieran desembarcar en sus puertos. Este episodio marcó un punto de inflexión en la política migratoria italiana, impulsada fundamentalmente por Matteo Salvini, que en algunos aspectos como este marca, prácticamente en solitario, la dirección del Gobierno.
En ese momento Salvini empezó a deslizar ataques contra el Gobierno español. Primero con ironía. “Agradezco al Gobierno español , pero espero que recoja a otros 66.629 refugiados más. Nosotros no nos ofenderíamos eh… porque es más chic ayudar a quien llega desde la otra parte del mundo”, dijo en un mitin a mediados de junio. Días después en una entrevista en el canal La 7 de la televisión italiana volvió a arremeter contra el Ejecutivo español a cuenta de la inmigración. El ministro italiano alegó que España recibe menos inmigrantes que Italia. “Han reaccionado desde una situación mucho más cómoda que la nuestra”, alegó. “Recuerdo que España las fronteras de Ceuta y Melilla las defiende disparando”, dijo después y añadió: “Yo nunca me atrevería a hacer algo así”.
Desde el episodio del Aquarius los puertos italianos están cerrados para impedir que las naves de las ONG desembarquen a los inmigrantes que rescatan en altamar, decisión que le ha acarreado numerosas críticas internacionalmente. E incluso algunas también a nivel interno dentro del mismo Gobierno. Cada vez es más frecuente que Matteo Salvini asuma licencias que no le competen y acabe comprometiendo el trabajo de otros ministerios. Como el de Transportes, encabezado por Danilo Toninelli, con competencias sobre los puertos y la Guardia Costera.
Con las recientes acusaciones al ministro y al Gobierno español y la suma de sus píldoras envenenadas inevitablemente se entromete en las relaciones exteriores de Italia y acaba dictando indirectamente una línea exterior que podría poner en riesgo las relaciones bilaterales. Por el momento en el ministerio de exteriores del técnico Enzo Moavero Milanesi se guarda silencio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.