Trump aparca la ‘tolerancia cero’ en la frontera para evitar la separación de niños migrantes
La guardia fronteriza deja de remitir temporalmente a la fiscalía con cargos penales a los inmigrantes irregulares con menores . “No estamos cambiando de política, simplemente es que no tenemos suficientes recursos”, afirma la portavoz de la Casa Blanca
La doctrina de la “tolerancia cero” con la inmigración irregular impuesta por Donald Trump se ha dado de bruces con la falta de recursos de la Administración de Estados Unidos. El comisario de la Guardia Fronteriza y Aduanas, Kevin McAleenan, dijo este lunes en Texas en un encuentro con periodistas que ha dado la orden de no entregar a la justicia penal a aquellos indocumentados detenidos acompañados de menores, salvo que tengan antecedentes penales o sean sospechosos de abuso o maltrato, como ya se hacía.
La directriz se mantendrá en vigor mientras el Gobierno encuentra la forma legal y las instalaciones adecuadas para poder procesar al 100% de los adultos por la vía penal sin separarlos de sus hijos. “No estamos cambiando de política, simplemente es que no tenemos suficientes recursos”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah H. Sanders, en rueda de prensa.
La Administración de Trump llevaba al menos desde abril separado a niños de su familia a raíz de la aplicación de la doctrina la “tolerancia cero”, por la cual cualquier inmigrante irregular se procesaba como un delincuente y, por tanto, debía ser separado de sus hijos, ya que los niños no pueden estar detenidos en prisiones de adultos. Tampoco, según un criterio judicial de los años 90, pueden permanecer en centros de detención para inmigrantes más de 20 días. El escándalo generado por el drama de unos 2.300 niños separados en apenas dos meses hizo a Trump rectificar el pasado miércoles y anunciar que ya no se retiraría a los menores de sus adultos, pero aseguró que seguía en pie la “tolerancia cero”.
Ese doble mensaje colmó de confusión la frontera. Oficialmente, nada había cambiado y cualquier inmigrante sin papeles debía ser remitido a la justicia penal, pero nadie explicó a los agentes cómo hacerlo sin apartarlo de los menores de edad. El jueves, justo al día siguiente de que Trump reculara en la separación de niños con una orden ejecutiva, en los juzgados de McAllen (Texas), el centro de la zona con más cruces irregulares, ya se percibieron cambios. Por ejemplo, esa mañana había 17 personas separadas de sus hijos a punto de ser juzgadas y enviadas a prisión y, según confirmaron fuentes judiciales, fueron sacadas de la lista de acusados en el último momento. El viernes no había ninguno.
Los servicios de inmigración y vigilancia fronteriza no tienen capacidad para albergar a tantas familias indocumentadas como llegan cada día a la frontera (solo la zona de Río Grande, en el extremo sureste de Texas, recibe entre 10.000 y 20.000 inmigrantes sin papeles al mes), así que de momento tendrán que muchas de ellas serán liberadas tras la detención con el compromiso de presentarse ante el juzgado cuando se les reclame en el futuro, según explicó McAleenan, informa Reuters. Esta práctica es la que se conoce como catch and release (arresto y liberación), que utilizó Barack Obama y que Trump ha maldecido desde que inició su carrera hacia la Casa Blanca.
El Pentágono está habilitando bases militares para poder acoger a familias, pero una vez el problema técnico se solucione, la Administración de Trump tiene otro desafío legal, ya que los niños no pueden permanecer en un centro de detención más de esos 20 días. La Casa Blanca pretende acelerar y dar prioridad a los juicios por inmigración irregular de los casos con menores de por medio.
Más de 538 niños que habían sido separados de sus padres han vuelto con ellos, según los datos proporcionado este lunes por McAleenan. Unos 1.800 siguen sin ellos. Esta cifra no incluye los miles de niños migrantes que han llegado solos a la frontera a lo largo de los años que y que se encuentran en refugios o casas de acogida por todo EE UU.
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