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Macron busca retener a Italia entre los partidarios de la integración de la UE

El presidente francés y el primer ministro italiano intentan cerrar la crisis con propuestas para reformar la política migratoria europea

Marc Bassets
Macron y Conte este viernes en París.
Macron y Conte este viernes en París.REUTERS

El presidente francés, Emmanuel Macron, en un intento por retener a Italia en el club de los más proeuropeos, ha hecho este viernes frente común en la crisis migratoria con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Macron y Conte querían rebajar la tensión que ha estallado a raíz de la negativa italiana a recibir en sus puertos el Aquarius, el barco con 630 migrantes (según el nuevo recuento) que España se ha ofrecido a acoger. La incógnita es si el esfuerzo puede ser efectivo con Matteo Salvini, ministro del Interior italiano y autor de las declaraciones más agresivas, como hombre fuerte en el Gobierno italiano.

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La pregunta que sobrevoló toda la reunión —un almuerzo que estuvo a punto de anularse por la cuestión del Aquarius y se prolongó más de dos horas— fue si Conte, que expresó su voluntad conciliadora y un discurso incluso europeísta, o Salvini, son el verdadero interlocutor italiano. “Italia tiene un jefe de Gobierno. Francia tiene un jefe de Estado. Alemania tiene también un jefe de Gobierno”, dijo Macron para señalar que su interlocutor es Conte, y no Salvini. “Si los países se ponen de acuerdo para decidir algo, es a este nivel porque son los responsables ante los pueblos y los Parlamentos, es lo que prevén nuestras constituciones”

“Como saben han sido unos días un poco turbulentos por el asunto Aquarius”, admitió Conte. Y añadió: “Con el presidente Macron el entendimiento es perfecto, como pueden ver.”

De la reunión salió un mensaje de unidad para remodelar la inmigración en la UE. Esto incluye un mayor control en los países de origen y de paso de los inmigrantes y refugiados en África, el refuerzo de la vigilancia en la frontera sur de la UE. También replantear las llamadas normas de Dublín. Esta normas prescriben que las demandas de asilo las gestionen los países donde los demandantes han puesto pie por primera vez en Europa. Hoy este sistema representa una carga desproporcionada para países que son una puerta de entrada a la UE, como Italia. Las propuestas deben discutirse en la próxima cumbre europea, a final de junio. 

La suerte del Aquarius ha disparado la tensión entre Roma y París, socios fundadores de la Unión Europea, a unos niveles inusuales. Macron tardó en reaccionar. Cuando lo hizo, fue para acusar al nuevo Gobierno italiano, una coalición entre la Liga y el Movimiento 5 Estrellas, de “cinismo” e “irresponsabilidad”, al negarse a acoger al barco que se acercaba a sus costas. 

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Salvini replicó airado. “No tenemos nada que aprender de solidaridad, generosidad y voluntariado de nadie”, dijo. Y amenazó con la suspensión de la reunión prevista entre Macron y Conte si el presidente francés no se disculpaba. Macron y Conte desactivaron la crisis con una conversación telefónica el miércoles por la noche, y con la posterior confirmación el jueves del almuerzo en el Elíseo. 

El dilema de Macron es cómo conjugar sus principios europeístas con la voluntad de no ceder ni un milímetro de terreno a la derecha dura en su propio país. Estos equilibrios se basan en un diagnóstico: el auge del nacional-populismo en Europa en general, y en Italia en concreto, es consecuencia, en su opinión, del desinterés de las élites por los miedos de los ciudadanos. La llegada de Salvini al poder sería el resultado, según este diagnóstico, de la parálisis europea ante la crisis de los inmigrantes. 

En la rueda de prensa con Conte, Macron rechazó la idea, sugerida por el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, y el canciller austriaco, Sebastian Kurz, de un “eje de los voluntarios” entre Alemania, Austria e Italia contra la inmigración. "Desconfío de estas palabras que no han traído suerte en la historia", dijo el presidente francés, en alusión al eje nazi-fascista de la Segunda Guerra Mundial. “Yo quiero un eje de buena voluntad que incluya a todos los países europeos”, dijo Conte. 

En esta pugna de ejes, o alianzas, esta en juego no sólo la vía para resolver la crisis migratoria actual, sino la futura relación de fuerzas en la UE: saber, en esta Europa dividida ante la inmigración pero también el euro, en qué campo se ubicará la nueva Italia.

Presidente desdibujado

Emmanuel Macron, acostumbrado a brillar en la escena europea, aparece desdibujado ante la crisis del Aquarius. El presidente francés hizo campaña con un mensaje de apertura a los refugiados. En el poder, ha impulsado un endurecimiento de la legislación que le ha valido críticas de sus propios aliados.

Ahora se encuentra atrapado entre dos campos. El primero es el de la derecha, que pide mano dura y cierre de fronteras, y que, en el caso de Marine Le Pen y su rebautizado Reagrupamiento Nacional es aliada de Matteo Salvini, actual hombre fuerte en Roma. El segundo, una parte del grupo parlamentario de su propio partido, La República en marcha, y el propio europeísmo que cultiva Macron: su voluntad de encarnarse en el adversario a la vez liberal y progresista a la Europa nacional-populista que encarnan los Salvini y Le Pen.

Al mismo tiempo que, asumiendo el papel de líder europeísta, se enfrentó esta semana a Salvini, el presidente francés afrontó las críticas de un grupo de diputados de su partido por el rechazo de Francia a abrir sus puertos a los pasajeros del Aquarius. Macron, un político de gestos fuertes, se ha ve desbordado ahora por el gesto fuerte ante la inmigración de Salvini en Italia y el gesto fuerte humanitario del nuevo presidente Pedro Sánchez en España.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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