Cottarelli, el hombre de las tijeras
El primer ministro de Italia propuesto por el presidente Mattarella trabajó en el FMI y en el Gobierno de Enrico Letta reduciendo el gasto público
Cuando Carlo Cottarelli (Cremona, 1954) recibió la llamada de Sergio Mattarella la tarde del domingo, se encontraba terminando un artículo para La Stampa en su casa de Milán. Retirado de las instituciones, y centrado en sus clases en la universidad, no esperaba el encargo. La última vez que la prensa se lo preguntó respondió: “Es más probable que me llame el Inter para jugar en el puesto de Icardi”. La cuestión ahora es saber cuánto tiempo jugará como delantero en el Gobierno de Italia.
El candidato a primer ministro, un tecnócrata licenciando en Ciencias Económicas y Bancarias en la Universidad de Siena y máster en Economía en la London School of Economics, intentó recortar el gasto público como comisario extraordinario del Gobierno de Enrico Letta en 2013. La apuesta no terminó de salir bien, pero Mr. Tijeras, como se le conoce por aquella etapa, dejó un amplio dossier de los puntos del presupuesto donde se podía meter mano. Tanto es así, que el propio Luigi Di Maio le citó en campaña y aseguró que utilizarían aquella hoja de ruta para obtener fondos que financiasen su programa electoral. Pero Cottarelli, en realidad, ha sido una de las voces críticas respecto a la inexistente cobertura financiera de aquel programa.Tras la etapa de Letta, Matteo Renzi le asignó de nuevo un puesto en el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington como director ejecutivo hasta su jubilación, con 60 años.
El nombramiento de Cottarelli quiere mandar una señal de calma a los mercados y a la Unión Europea, un sentimiento de pertenencia que ha disminuido considerablemente en Italia. Sus primeras palabras fueron dirigidas a Bruselas. “La economía italiana se encuentra en pleno crecimiento y las cuentas públicas están bajo control. Un Gobierno guiado por mí aseguraría una gestión prudente de nuestras cuentas públicas. Un diálogo con Europa es esencial. Podemos hacerlo mejor que en el pasado, pero debe ser constructivo. Nuestro papel en la UE permanece esencial, como también lo es nuestra participación en el área del euro”, señaló.
La figura de Cottarelli ha estado siempre en las quinielas en la formación de gobiernos. Pero desde su tribuna universitaria —director del Observatorio sobre las cuentas públicas de la Universidad Católica de Milán—, siempre ha criticado los programas por considerarlos inaplicables. Durante la campaña, de hecho, realizó un informe en el que analizaba el coste de las promesas electorales: si se cumplían, señaló, costarían cerca de un billón de euros. Un tiro en el pie de una deuda pública que actualmente es del 132% del PIB y que, en su fugaz encargo, deberá controlar de reojo.
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