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CLAUDIA LÓPEZ | CANDIDATA A LA VICEPRESIDENCIA

“En los próximos 10 años una mujer va a ser presidenta en Colombia”

Claudia López, segunda de Sergio Fajardo, tercero en las encuestas, defiende el papel de las vicepresidentas en esta elección aunque no haya candidatas presidenciales

Ana Marcos
Claudia López, candidata a la vicepresidencia de Colombia.
Claudia López, candidata a la vicepresidencia de Colombia.Cortesía campaña Claudia López

La carrera presidencial de Colombia se ha quedado sin mujeres. Todas las que mostraron su intención de llegar a la Casa de Nariño han retirado su candidatura a mitad de camino o se han convertido en fórmulas vicepresidenciales. Claudia López (Bogotá, 1970), exsenadora del partido progresista Alianza Verde, abandonó su propuesta para integrarse en la plataforma que lidera Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín, tercero en las encuestas.

López prefirió apostar por una gran coalición y desde su posición ha encontrado un altavoz para seguir abanderando la lucha contra la corrupción en Colombia, la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, y los derechos de la comunidad LGTBI. Nunca ha escondido su orientación sexual, ni siquiera cuando se ha convertido en blanco de insultos y amenazas por ser mujer y lesbiana. Con su discurso acaba con la tibieza y equidistancia que sus opositores achacan a Fajardo.

Pregunta.- ¿Por qué decidió ir de segunda de Sergio Fajardo y no mantener su candidatura a la presidencia?

Respuesta.- Le tengo confianza, reconozco su liderazgo y su experiencia. Mi proyecto político a largo plazo es construir una plataforma que vaya desde el centroizquierda al centroderecha, darle al centro político un significado. La extrema derecha es Uribe en Colombia. Y era evidente que con la desmovilización de las FARC y el fin del conflicto armado iban a consolidarse líderes en la izquierda como Gustavo Petro. La mayoría de los colombianos no está en esos extremos. Decidimos de común acuerdo que sería Sergio con mucha generosidad. Para mí es una absoluta ganancia y me llena de orgullo. Solo llevo cuatro años en política electoral.

P.- ¿Las mujeres se han sacrificado en esta elección?

R.- Aceptamos ser vicepresidentas en procesos internos o por decisión propia. Lamento mucho que las dos que quedaban hayan renunciado porque siempre es mejor una competencia con mujeres. Las cuatro que estamos de vices somos mujeres muy destacadas. Ninguna lo ve como un retroceso, sino como un ascenso en su vida política. No lo hicimos por darles espacio, sino por consolidar proyectos políticos en los que creemos. Es una contribución a construir que es algo que a los hombres les cuesta mucho. Tienden a ser más egocéntricos e individualistas. Cualquiera de las cuatro tiene posibilidades de ganar, eso quiere decir que por primera vez en la historia de Colombia va a haber una mujer en la vicepresidencia. No estamos aquí de adorno, vamos a tener un papel muy protagónico si llegamos al poder. En los próximos 10 años una mujer va a ser presidenta en Colombia.

P.- ¿Cuál va a ser su papel en el Gobierno para acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres?

R.- La agenda de género no es un tema cosmético, está en el epicentro de nuestro Gobierno. Impulsar la ley de cuotas en las listas electorales más allá del 30%, porque está llegando a su techo, listas cremallera y universalidad en todas las circunscripciones. Hay que cerrar las brechas salariales, ganamos un 20% menos. Y reducir la violencia contra las mujeres, la gran pandemia de Colombia. Si hay mayor número de mujeres en política, estos temas irán cambiando porque los traemos a la mesa.

P.- ¿Cómo van a luchar por derechos como el aborto, la educación sexual, la igualdad entre hombres y mujeres, y la comunidad LGTBI en un país en el que los colectivos religiosos tienen tanto poder?

R.- Es lamentable que la igualdad ante la ley tenga que ser debatida en el siglo XXI. Colombia ha avanzado mucho en el papel con un esfuerzo político y pedagógico enorme. Hay temas que a nivel legal ya no queda mucho más por hacer. Todo se ha ganado. Ha habido una instrumentalización política de la fe que ha tenido cierto auge desde las iglesias evangélicas y también la católica porque llevamos 20 años de logros reales.

P.- ¿Estos colectivos consiguieron que dimitiera una ministra de Educación por unas cartillas de educación sexual que resultaron ser falsas?

R.- Es aterrador. Pero es un problema político. Y nuestras propuestas se van a llevar a cabo. Sin educación sexual no se combate el embarazo adolescente y lo debatiremos con los cristianos. Despenalizar el aborto ha salvado vidas de niños y mujeres. Hay que dar un paso más en este sentido.

P.- ¿Aunque pierdan votos?

R.- Es que no vamos a ganar con los de estos colectivos. Esto no quiere decir que no vayamos a tener su respeto. Estos temas son críticos para cumplir nuestro plan de Gobierno.

P.- El eje central de su campaña es la educación, ¿qué inversión necesita Colombia para avanzar en esta materia?

R.- La educación de calidad arranca teniendo hijos amados y deseados. El nivel de embarazos adolescentes en Colombia es muy alto, el promedio nacional es del 17%, en zonas rurales llega hasta el 25%, en algunos departamentos al 40%. Es una calamidad para la equidad, la educación y la calidad de la democracia. Hay que reducir a la mitad esta tasa. La educación sexual en este país es difícil por tabúes y prejuicios religiosos. Vamos a duplicar la cobertura de atención educativa a la primera infancia. Hay que cerrar el apartheid educativo entre los niños que van a un colegio privado y los que van a uno público. En la educación superior se ha conseguido una cobertura del 51%. La apuesta es subirla al 65% en la pública.

P.- ¿Por qué no han conseguido convertir este tema en un gran debate público?, ¿la educación no es atractiva?

R.- Este país se ha debatido entre la vida y la muerte, llevamos más de 50 años de guerra civil. Toda la agenda de la seguridad se ha comido otras prioridades. Somos un país de renta media que no debería seguir teniendo estos niveles de violencia y de desigualdad. Para un tercio de la población no hay un Estado que aplique las leyes. Nuestro gran esfuerzo ahora debe ser derrotar la corrupción.

P.- ¿Cómo se acaba con la corrupción estructural en Colombia?

R.- Sergio dice una cosa muy elemental: el principal problema de la corrupción es ético, no es de leyes. El clientelismo y los grandes casos como Odebrecht entran por la política porque quienes llegan a los cargos públicos lo hacen comprando votos y gobiernan comprando contratistas y congresistas. Es un círculo vicioso. Sergio lleva 18 años en política sin hacerlo y ha demostrado que se puede gobernar bien.

P.- ¿Cómo se gana una elección en Colombia sin la maquinaria o el clientelismo?

R.- Hay que derrotar a (Iván) Duque y a (Germán) Vargas que son los que tienen la maquinaria. Todos los que en Colombia compran votos están con uno de ellos. El desafío de esta elección consiste en derrotar en primera vuelta al candidato del clientelismo del presidente Santos que es Germán Vargas Lleras. Y derrotar en segunda vuelta al candidato que va a heredar toda esa maquinaria que es Duque. De los alternativos, Humberto de la Calle, lo lamento, pero no tiene muchas oportunidades. Petro tiene más chance de pasar a la segunda vuelta, pero por su pasado, su radicalismo, su populismo es el que más posibilidades tiene de ser derrotado por la maquinaria. A este país si lo ponen a escoger entre el populismo de izquierda y la corrupción de derecha, elige lo segundo. Lleva 20 años haciéndolo. Sergio es capaz de no dividir, no asustar, inspirar y unir. Por eso tiene más posibilidades de ganar en la segunda.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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