“No importa, se está muriendo”: una empleada de la Casa Blanca sobre el rechazo de McCain a la candidata a la CIA
Tormenta política en EE UU por las declaraciones sobre el senador y héroe de guerra que sufre un cáncer cerebral
“No importa, de todas formas se está muriendo”. Con esas palabras despectivas, una trabajadora de la Casa Blanca se burló el jueves del cáncer cerebral que sufre John McCain y minimizó la oposición, que puede ser determinante, del senador republicano a la nominación de Gina Haspel a dirigir la CIA.
Las declaraciones de Kelly Sadler, una asistente especial del equipo de comunicación del presidente Donald Trump, han desatado una tormenta política en Estados Unidos. La Casa Blanca no ha negado el contenido de las palabras -pronunciadas en una reunión interna y luego filtradas a la prensa- y ha emitido un comunicado para tratar de aplacar la polémica. “Respetamos el servicio del senador McCain a nuestra nación y él y su familia están en nuestras oraciones en este momento difícil”, reza la nota.
Por ahora, Sadler guarda silencio. La esposa del senador, Cindy McCain, publicó el jueves un mensaje en Twitter dirigido a la empleada de la Casa Blanca: “Le recuerdo que mi marido tiene una familia, siete hijos y cinco nietos”. Meghan McCain, una de las hijas del político, evitó este viernes entrar a fondo en la polémica. Recordó que todo el mundo acabó muriendo y se preguntó en qué tipo de “ambiente” laboral las declaraciones de la empleada de la Casa Blanca pueden ser “aceptables”.
El cáncer que sufre McCain, de 81 años, está en una fase muy avanzada y, según medios estadounidenses, ha iniciado los preparativos de su sepelio. El excandidato presidencial republicano en 2008 es un héroe militar. Como oficial de la Armada fue capturado en 1967 en Vietnam después de que el avión en el que viajaba se accidentara. Sufrió torturas durante los cinco años que pasó cautivo como prisionero de guerra.
McCain es el mayor ariete contra Trump en las filas republicanas. Su relación sufre embestidas constantes. Durante la campaña electoral, Trump se burló del sacrificio militar de McCain. Una vez iniciada su presidencia, el senador ha criticado ferozmente la cruzada del mandatario contra la prensa, el pasado julio emitió un voto clave en contra que hizo naufragar la reforma sanitaria promovida por Trump y el miércoles anunció su oposición a la polémica nominación de Haspel como directora de la CIA. Como reflejo de su animadversión mutua, McCain ha comunicado a su entorno que no quiere bajo ningún concepto que Trump acuda a su funeral.
Tras los atentados del 11-S en 2001, Haspel supervisó el programa de torturas a detenidos en una cárcel secreta de la CIA en Tailandia para sospechosos de terrorismo. En su comparecencia el miércoles en el Comité de Inteligencia del Senado, en que defendió su nominación, Haspel prometió no reanudar los abusos de la CIA pero evitó decir si cree que la tortura es inmoral. Su designación pende de un hilo dado que los republicanos solo tienen dos escaños más que los demócratas en el hemiciclo. Otro senador republicano, al margen de McCain, ha anunciado su rechazo a la nominada, que cuenta con el apoyo de un demócrata.
Al finalizar la comparecencia de Haspel, que siguió por televisión, McCain emitió un comunicado en que ensalzó el “patriotismo” de la candidata pero criticó su papel como arquitecta del programa de interrogación de la CIA, que fue prohibido en 2009 por el expresidente Barack Obama. “Es descalificador su rechazo a aceptar la inmoralidad de la tortura. Creo que el Senado debería ejercer su deber y rechazar esta nominación”, señaló.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.