Korean Air, en la picota por los exabruptos de las hijas del dueño
La aerolínea coreana está bajo el escrutinio de los reguladores por maltrato a sus empleados y el contrabando de artículos de lujo
Los más que cuestionables métodos de las dos hijas de Cho Yang-ho, presidente de Korean Air, están lastrando la imagen de la principal aerolínea de Corea del Sur. La mayor, Cho Hyun-ah, acaparó los titulares hace cuatro años cuando montó una escena justo antes del despegue de un vuelo por unas nueces de macadamia mal servidas. La menor, Cho Hyun-min, está ahora acusada de arrojar un vaso de agua a un empleado de una agencia de publicidad. Y ambas, junto a otros miembros del clan familiar, están siendo investigados por introducir productos de lujo en el país sin pagar los impuestos pertinentes.
“Como presidente de Korean Air, y también como padre, me siento mal por las acciones inmaduras de mis hijas. Es mi culpa y pido perdón a la gente”, dijo este domingo el presidente de Korean Air, tras días de escándalos en las portadas de los medios del país que afectan a sus herederas. El magnate, ante las quejas de parte de los inversores, prometió que ambas dejarán sus puestos de directivas en el grupo.
La última tormenta sobre la aerolínea afecta sobre todo a Cho Hyun-min, de 35 años. Los medios surcoreanos publicaron un desagradable episodio que ocurrió entre ella y un directivo de una agencia de publicidad en el mes de marzo que ha llevado a las autoridades policiales a actuar al respecto. Según esas informaciones, Cho habría “gritado, insultado y arrojado un vaso de agua en la cara” de su interlocutor durante una reunión porque este “no respondía de forma adecuada” a sus preguntas. Ella —a través de su abogado— asegura que simplemente empujó el recipiente y que el líquido cayó al suelo, pero el episodio ha desatado una cadena de otras denuncias, algunas de empleados y otras de empresas subcontratadas, que hablan de tratos similares por parte de esta directiva.
La investigación policial sobre el incidente se desarrolla en paralelo a una operación de la Comisión de Comercio Justo, el organismo de control empresarial y de la competencia que supervisa a los grandes grupos conocidos como chaebol. Los inspectores entraron en la sede de la aerolínea el pasado viernes para determinar si los familiares del jefe han usado la compañía con fines ilícitos, concretamente para el contrabando de productos de lujo. La agencia no especificó el monto de mercancías que habrían entrado al país sin pagar los pertinentes aranceles, pero envió a más de 30 empleados a Korean Air para buscar pruebas, informa la agencia surcoreana Yonhap.
El incidente con Cho Hyun-min ha vuelto a poner sobre la mesa los casos de abuso de poder cometidos por los dueños de grandes conglomerados y multinacionales surcoreanas, que para muchos surcoreanos están por encima de la ley por su influencia. Su hermana mayor, Cho Hyun-ah, fue condenada a un año de cárcel (aunque solamente estuvo entre rejas unos meses tras apelar la sentencia) después de ser declarada culpable de violar las normas de seguridad aérea. El episodio sucedió a finales de 2014, cuando la entonces vicepresidenta, obligó a la tripulación del avión en el que viajaba, ya en pista y a punto de despegar desde el aeropuerto de Nueva York, a regresar a la puerta de embarque para echar a un auxiliar de vuelo. La directiva se enfadó porque la azafata en primera clase no le preguntó si quería o no unas nueces de macadamia y se lo sirvió en una bolsa de plástico cerrada y no en un plato. Tampoco quedó convencida cuando pidió explicaciones al jefe de la tripulación, por lo que exigió que este se bajara del aparato tras insultarle y hasta ordenar que se arrodillara ante ella, según explicaron varios testigos. La discusión y posterior maniobra provocó que el aparato, con 250 pasajeros a bordo, despegara con 11 minutos de retraso.
Tras su corto paso por la cárcel, Cho se reincorporó al grupo como ejecutiva de su división hotelera. Su padre dijo entonces que el conglomerado pasaría página de ese episodio con una mejor gestión. Vistos los últimos acontecimientos, no ha sido exactamente así.
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