Rusia veta la resolución de EE UU para investigar el ataque químico en Siria
La delegación rusa urge a la estadounidense que sopese las consecuencias que tendrá la confrontación
El duelo que libran Estados Unidos y Rusia por Siria escala. Las dos potencias votaron en contra de las resoluciones que presentaron respectivamente ante en el Consejo de Seguridad para que se investigue el ataque químico del pasado sábado en la ciudad de Duma. El choque frontal abre la puerta para que el presidente Donald Trump responda unilateralmente.
“Hemos llegado a un momento decisivo”, advirtió la embajadora estadounidense Nikki Haley, "esto es una burla". Explicó tras el veto a su inicitiava que llevaban semanas trabajando para tratar de incluir todas las reclamaciones que hizo Rusia para que aceptara crear el nuevo mecanismo de investigación. “La historia recordará que decidió proteger a un monstruo", reiteró.
EE UU dio 24 horas de margen para que se adoptara la resolución que da soporte legal a la creación de un nuevo mecanismo internacional que permita identificar a los responsable del uso de armas químicas en Siria. Era, sin embargo, un claro ultimátum. Haley ya dejó claro que su país estaba dispuesto a actuar por su cuenta, como hizo hace un año tras el ataque en Jan Shijún.
El embajador ruso advirtió que un nuevo bombardeo tendrá “graves repercusiones” y será "muy muy peligroso". Vassily Nebenzia acusó a la delegación estadounidense de “intentar confundir” con sus tácticas y de “provocar una confrontación”. “Están buscando un nuevo pretexto, esto es una locura”, reiteró, “espero que sopesen las consecuencias”.
La organización para la prohibición de las armas químicas (OPAQ) está preparando un equipo para verificar el último ataque químico en la ciudad siria de Duma. Sus expertos se limitan, sin embargo, a confirmar si se utilizó ese tipo de armamento. Para identificar a los responsables, el Consejo de Seguridad necesita crear un equipo como el que se estableció en 2015.
Imparcialidad
Es un debate que lleva bloqueado desde noviembre, cuando Rusia vetó que se ampliara el mandado del mecanismo conjunto de la OPAQ y de la ONU. Consideró que su trabajo era parcial y buscaba derribar el régimen Bachar el Asad. Y con el mismo argumento rechazó el borrador de EE UU, porque considera que el nuevo es un calco del anterior, pero con otro nombre.
Moscú planteó a cambio dos resoluciones. Una, que circula desde enero, que da base legal también a la creación de un nuevo mecanismo independiente, pero que daría al Consejo de Seguridad más poderes al decidir cómo estará integrado y los parámetros que seguirá al identificar a los responsables. La segunda propuesta se concentraba en dar apoyo a la misión de la OPAQ.
“Lo que piden 14 miembros es una investigación independiente”, declaró la embajadora británica Karen Pierce, “es de vital importancia que se establezca el responsable de este nuevo acto bárbaro contra civiles”. “Siria nunca renunció al uso cínico de armas químicas”, lamentó el francés Francois Delattre, “podremos todo a nuestro alcance para que estos crímenes no queden impunes”.
Los participantes en el debate dejaron claro al rechazar la propuesta rusa que no aceptan un mecanismo cuya independencia esté en duda, porque provocará que la arquitectura internacional de no proliferación se agriete. La propuesta de Moscú, reiteran, no garantiza su imparcialidad al dar la posibilidad a su país de elegir a los investigadores y a revisar sus conclusiones.
Rusia lleva vetadas 12 resoluciones sobre Siria desde que comenzó el conflicto hace siete años, seis de ellas sobre el uso de armas químicas. Moscú insiste que las potencias occidentales “tienen elegido a los culpables antes de que se produzca cualquier investigación”, concluyó Nebenzia, “no hay un deseo real por determinar qué sucedió el sábado”.
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