“En México no tenemos izquierda, tenemos reacciones al PRI”
El protagonista de la cuarta temporada de 'Narcos' habla de las presidenciales del próximo 1 de julio
Diego Luna (Ciudad de México, 1979) recibe a EL PAÍS en su camerino del Teatro de los Insurgentes, donde protagoniza Privacidad, una obra sobre cómo la tecnología y las redes sociales afectan nuestras vidas. Cuenta que pocos días después del terremoto del 19 de septiembre explicó a un amigo inglés por qué todos los mexicanos corrían a un edificio que se había derrumbado. “En Inglaterra todo el mundo habría corrido lo más lejos posible porque eventualmente llegaría alguien a rescatar a quienes están ahí y tú tienes que salvar tu vida. En este caso tú ya te salvaste y vas a ver si puedes salvar alguien más porque de lo que estás seguro es que nadie va a llegar. Es una idea muy cabrona, pero ese impulso es una chingonería que nos define como país”. El actor que protagoniza la cuarta temporada de Narcos, la exitosa serie de Netflix, cree que ese espíritu de empoderamiento ciudadano guiará a los mexicanos en las elecciones del 1 de julio de 2018. “Queremos recuperar nuestro país y recuperar la capacidad de escribir nuestra propia historia y que no la escriban por nosotros”.
Pregunta. ¿Votará?
Respuesta. No solo acudiré a las urnas, más cerca de la elección comenzaré a ser mucho más crítico no solo con los candidatos sino con la gente que piensa votar por ellos. Hablaré a la ciudadanía, a la gente que no quiere votar. No tengo tanto qué decir. Pero sí quiero desviar la atención a quien está diciendo lo correcto. No me refiero a candidatos. Hoy, por los que están ahí, no meto las manos al fuego por ninguno. Solo hay que estudiar quiénes son, de donde vienen y, sobre todo, quien los rodea. Voy a participar lo más posible porque la apatía ciudadana es peligrosísima para este país. Nos está llevando la chingada.
P. ¿Qué espera de esta elección?
R. Que suceda tal sacudida que empecemos a construir poco a poco el México que merecemos.
P. Defíname esa sacudida.
R. Que el PRI pierda de forma clara e histórica. Al PRI le tienes que ganar por 15 puntos porque cuando están en el aparato de poder apaciguan los pequeños despertares que podrían darse en el país. El Gobierno ya no gobierna. Está enfocado en la elección.
Es un insulto lo que sucedió con las candidaturas independientes para presidente
P. ¿Cómo explica lo que está pasando en México?
R. Creo que mi país se está haciendo preguntas casi adolescentes: ¿Quién soy? ¿Qué me gusta? ¿Quién quiero ser en un futuro cercano? Creo que México ya tocó fondo. Desde 1988 empezamos a vivir o a experimentar una democracia como no pensamos que podía experimentarse. La gente salió a votar por un candidato que no tenía presencia en medios que aparentemente no tenía chance. En 1988 nos quedó claro que la gente que quería participar salió a decir basta: El PRI tiene que salir. En aquella época era el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional. Yo tenía nueve años. De repente llegan las elecciones y vemos ese robo que fue. Militares que se llevaron urnas. Vimos militares que ejercieron una labor que no sabíamos que tenían, proteger el statu quo, lo que José Agustín llamó la monarquía institucional, el PRI. A mí eso me marcó.
P. ¿Cómo ve las cosas 30 años después?
R. No quisimos entender lo que tenía que pasar en este país, replantearnos lo que significa ser un ciudadano. El poder que tiene la ciudadanía. En otros países, por eventos que no podías ignorar, la ciudadanía despierta. Aquí lo que pasa es que todos de alguna forma tenemos alguna conexión o vivimos de los fondos gubernamentales. Los medios de comunicación, el arte, la ciencia. Dependemos de esta estructura que hoy es nuestro soporte. Cuesta mucho trabajo revelarse ante esto porque tienes que estar dispuesto a dejar ir los privilegios de los que gozas. Eso ha frenado el cambio en México.
P. ¿Cómo rompería con eso?
R. ¡Habría que estar dispuestos a romper con eso! Priorizar la libertad de expresión antes de pensar qué callos estamos pisando. Siento que esa era una de las grandes herramientas de control del PRI. La alternancia tampoco cambió las formas. Llegó a operar la misma estructura. Recuerdo la celebración del voto útil, cuando entró Vicente Fox y todo el mundo festejó. No nos dimos cuenta de que estábamos votando por una persona que no estaba dispuesta a romper con estas dinámicas. Al contrario, llegó a utilizar las mismas estructuras para pretender un cambio que nunca llegó.
P. ¿Por qué México está tan enojado?
Hay un nivel de desigualdad brutal que es inaceptable e insostenible
R. Es un insulto lo que sucedió con las candidaturas independientes para presidente. Todo está orquestado y hecho para el reciclaje político. La única independiente es la ex primera dama. Es alguien que no tuvo el peso para ser líder de su partido, terminó rompiéndolo y llevándose la mitad. Eso no es una candidatura ciudadana. La única persona que representaba algo distinto era Marichuy y el número de firmas dejó muy claro la desventaja que tenía al jugar este juego. Creo que hace falta vivir la reacción a eso. La ciudadanía todavía no está ahí. Está postergando ese momento lo más posible porque sabemos que es un momento de ruptura. Vamos a terminar votando por el menos peor. Es un hecho. Hoy no existe esa figura o evento social que nos haga despertar. Pero la elección lo va a hacer porque venimos, no sé si de la Administración más corrupta, pero sí de la Administración a la que le sabemos más cosas. Está muy cabrón el cinismo de estos cuates.
P. ¿La corrupción dirigirá la votación del 1 de julio?
R. La corrupción ha estado ahí siempre. Pero pasa algo. La desigualdad en este país es intolerable y por ende la impunidad. Eso pasa en todos los círculos. Los empresarios, que vivían con cierta estabilidad, se quejan de lo mismo. Hay ciertos empresarios que han sido beneficiado por esta Administración y eso ha enervado a otros. Y eso pasa en todos los niveles. Hay un nivel de desigualdad brutal que es inaceptable e insostenible.
P. ¿La ruptura con los políticos llegará en esta elección?
R. No. Hay una cosa que se volvió esencial. Es lo que tiene a Meade en tercer lugar a pesar de lo que diga y haga y es lo que tiene a Anaya en el segundo lugar, un tipo tan oscuro del que sabemos tan poco: nos urge darle carpetazo al pasado. Nos urge decir que estos cabrones que han vendido nuestro país y nuestros intereses no solo deben ser castigados. Tienen que dejar de ser parte de la agenda, quiero dejar de oírlos. Que se recluyan en las sombras, se reconstruyan y regresen. Lo que queremos es sacudirnos al PRI de encima.
P. ¿Qué rumbo debe tomar México?
Hay una cosa que se volvió esencial... nos urge darle carpetazo al pasado
R. Lo interesante está pasando a nivel local. Casos como el de Pedro Kumamoto, o el de Carlos Brito en Jojutla (Morelos). Cuando lo que estamos viviendo hoy se vuelva insostenible serán esas historias las que van a empezar a construir lo que el futuro debiera ser.
P. ¿Un futuro sin partidos?
R. Un futuro con partidos que deberían reinventarse para poder hablar un lenguaje moderno. Hoy tenemos la izquierda más conservadora y oportunista posible. No puede ser que la izquierda decida juntarse con Encuentro Social. No puede ser que el otro representante de la izquierda decida apoyar a un candidato del PAN. Claramente no tenemos izquierda en este país. Tenemos reacciones al PRI. Ya nadie es lo que dice ser. Son parte de lo mismo.
P. ¿Sería un cambio de sistema?
R. El sistema, en término de reglas, es un poco arcaico pero tiene cierta lógica. Ahora que hay alternancia ojalá nazcan partidos con congruencia, voz clara, ideología y que estén dispuestos a decir esto NO voy a hacer. Conforme se acercan las elecciones todos están dispuestos a convertirse en lo que en algún momento dijeron que nunca serían con tal de acceder al poder. El poder es el mejor negocio en México.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.