No soy antipático, soy francés: la alegación ante un juez de un camarero despedido
Guillaume Rey perdió su empleo en un restaurante de Vancouver por ser descortés con sus colegas, aunque él argumenta que el despido fue por discriminación cultural
En el mar de los estereotipos, los habitantes de Canadá aparecen como alérgicos al conflicto, mientras que los camareros franceses dan constantes muestras de antipatía. La historia protagonizada por Guillaume Rey puede en principio parecer un chiste cargado de esos tópicos, pero ha llegado al Tribunal de Derechos Humanos de la Columbia Británica. Rey, ciudadano francés, fue despedido de un restaurante en Vancouver donde trabajaba como camarero. Sus empleadores argumentan que se mostró agresivo e irrespetuoso en distintos momentos con sus colegas. Sin embargo, Rey sostiene que fue un acto discriminatorio, ya que su estilo es directo y honesto como consecuencia de la cultura francesa.
Guillaume Rey comenzó a trabajar en el restaurante Milestones Grill & Bar de Vancouver en octubre de 2015. Al momento de ser contratado, firmó una carta donde se comprometía a respetar las políticas del lugar que garantizan un ambiente de trabajo libre de acoso, violencia o amenazas.
De acuerdo con el documento emitido por el Tribunal de Derechos Humanos de la Columbia Británica en respuesta a la queja hecha por Rey, el camarero daba buen servicio a la clientela, pero en abril de 2017 fue invitado a moderar el temperamento con sus colegas. En julio del mismo año, según el texto, “se le pidió no tener más altercados con el personal”. Un mes después, un compañero de trabajo tuvo problemas de ansiedad a raíz de una discusión con Rey. El francés fue despedido al poco tiempo. “El señor Rey perdió su empleo porque no respetó las políticas del establecimiento”, manifestaron los dueños.
En cambio, Rey sostuvo que fue víctima de “discriminación cultural”, ya que en la cultura francesa, según lo que declaró, hay tendencia a ser “más directo y expresivo” que en Canadá. Para él, jugó en su contra una actitud honesta y un conocimiento de los altos estándares de la industria gastronómica de su país. Devyn Cousineau, miembro del Tribunal de Derechos Humanos de la Columbia Británica, decidió el pasado 7 de marzo admitir la alegación de Rey. El afectado tendrá derecho a una audiencia ante el organismo para que explique con detalle de qué forma su identidad cultural provoca algunos comportamientos que pueden ser interpretados de forma errónea. Aún no se conoce la fecha de la vista.
Philippe Bizard también es originario de Francia. Vive en Canadá desde hace nueve años y actualmente es chef en un hotel del Viejo Puerto de Montreal. Cuenta que en sus inicios en los fogones canadienses sus compañeros percibían en él una actitud distante. “Es cierto que somos más directos y que podemos alzar la voz en momentos de mucha actividad en la cocina, aunque debo decir que venimos de una tradición basada en altas exigencias para satisfacer al cliente", explica a EL PAÍS. "Me fui acostumbrando poco a poco. Después de todo, la relación con los colegas es fundamental. Creo que pasaría lo mismo con un cocinero canadiense que comience a trabajar en una ciudad francesa. Comprendería que el tono empleado no es un asunto personal. Hay que adaptarse a la cultura laboral del otro país. Es lo normal”.
Guillaume Rey tendrá que explicar minuciosamente en la audiencia por qué su despido obedeció a discriminaciones culturales. Otra posibilidad es que no se haya percatado que las cosas funcionan de otra forma en Canadá.
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