Al Sisi gana las elecciones hechas a su medida con una baja participación
Los resultados preliminares dan la victoria al presidente con el 92% de los votos emitidos
El mariscal al mando del Ejército Abdelfatá al Sisi, que encabezó un golpe de Estado en 2013 para derrocar al único presidente civil y democráticamente elegido en la historia de Egipto, el islamista Mohamed Morsi, ha sido reelegido como jefe del Estado. Así se desprende de los resultados preliminares adelantados este jueves por la prensa estatal. Su aplastante victoria, con el 92% de los sufragios, se ha visto empañada por una participación electoral de apenas el 42%.
De confirmarse los datos publicados por el diario Al Ahram, el actual presidente habría obtenido 23 millones votos, frente a los 750.000 (un 3%) de su único rival, Musa Mustafá Musa, líder de un partido político que respalda abiertamente a Al Sisi. Con un censo de unos 60 millones de votantes, la participación en los comicios ha rondado el 42%, cinco puntos menos que la registrada hace cuatro años, cuando el antiguo jefe de las Fuerzas Armadas fue elegido por primera vez, y diez puntos menos que la de los comicios de 2012, que ganó Mohamed Morsi. Otro rotativo estatal egipcio, Ajbar el Yum, ha asignado a Al Sisi 21,5 millones votos frente a los 721.000 de Musa, con un índice de afluencia a las urnas del 37%.
Los resultados oficiales no se harán públicos hasta el próximo 2 de abril, según las previsiones de la Comisión Electoral Nacional. En las presidenciales de 2014, Al Sisi obtuvo casi 24 millones de votos, un 97%, frente a los cerca de 760.000, un 3%, que sumó su entonces competidor, Hamdin Sabahi, con una participación del 47% de los electores censados.
Los rivales políticos de peso que intentaron desafiar a Al Sisi en los últimos comicios se retiraron o fueron apartados de la carrera electoral. Musa Mustafá Musa presentó su candidatura pocas horas antes de que concluyera el plazo para registrarla, para evitar que las elecciones se transformaran en una mubaya, o plebiscito por aclamación en el mundo tribal árabe.
La Administración egipcia se ha esforzado en apuntalar la legitimación política de Al Sisi para que su previsible reelección no se viera ensombrecida por una elevada abstención, jaleada por los llamamientos de sectores de la oposición a boicotear los comicios y por la irrelevancia del único rival en liza.
El presidente de la comisión electoral, Lashin Ibrahim, intentó movilizar el miércoles a los votantes con un mensaje patriótico televisado ante la baja afluencia a las urnas. La junta electoral recordó también que estaba facultada para imponer multas de hasta 500 libras (28 euros, media paga mensual para muchos trabajadores manuales) a quien no ejerciera su sufragio. La prensa local daba cuenta también de casos de reparto de regalos, como bolsas de comida, o de dinero (billetes de 50 libras, unos 2,5 euros) a la salida de algunos colegios a aquellos que mostraban el dedo tintado como prueba de haber depositado la papeleta.
Además, se han aireado denuncias de trabajadores del sector público que fueron presionados por sus superiores para que acudieran a las urnas. La autoridad electoral extendió una hora, hasta las diez de la noche, el periodo de votación a última hora del miércoles ante el “aumento del número de los electores” que estaban acudiendo a depositar su voto.
Dos millones de votos nulos
Llama la atención el elevado porcentaje de papeletas declaradas nulas, que parece situarse en torno al 5% (más de dos millones de votos malgastados, según la prensa egipcia).
Recuentos parciales difundidos por la agencia estatal de noticias Mena y citados por Efe confirman también que la participación superó el 50% en varias provincias del delta del Nilo, en el norte del país. Los omnipresentes carteles y pasquines de Al Sisi han acaparado las calles de El Cairo, frente a un rival prácticamente inexistente que no organizó mítines ni actos de campaña. El presidente no aceptó tampoco someterse a ningún debate y centró su campaña en la cobertura por los medios de comunicación de su agenda oficial.
La afluencia a las urnas fue más reducida en Alejandría, la segunda ciudad del país, donde se situó en el 35,26%. La prensa local no informó, sin embargo, sobre la tasa de participación en los distritos de El Cairo. Fuentes de la Administración electoral citadas por Reuters habían fijado el martes, al término de la segunda de las tres jornadas de votación, en un 21% el índice de participación en los comicios. Las mismas fuentes subrayaron este jueves a la misma agencia que la afluencia a las urnas había quedado por debajo del listón del 40%.
Historias de la plaza de Tahrir
Ahmed Said y Shaymad Ashra se conocieron cuando eran adolescentes en la revuelta de la plaza de Tahrir, el epicentro de la primavera árabe en El Cairo. Son novios desde entonces y se quieren casar dentro de un año. Él tiene que acabar antes sus estudios de posgrado mientras Shaymad trabaja ya como abogada en una empresa estatal. Ahmed no ha votado —“no había entre quién elegir”—, y ella muestra el dedo tintado que prueba su paso por las urnas — “mi jefe me ordenó ir a votar”—. El primero cree que las cosas no van bien en Egipto, mientras la segunda sostiene que el presidente Al Sisi ha logrado contener el terrorismo. Pero no sabe cómo van a poder vivir juntos con sus 3.000 libras (140 euros) mensuales de sueldo. Estaban ayer sentados en la plaza de Tahrir, sin atreverse a cogerse de la mano.
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