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Trump vuelve a permitir la importación de trofeos de caza

La agencia que protege la vida salvaje analizará la concesión de permisos caso a caso pero no aclara bajo que parámetros

Un centro dedicado a la protección de elefantes en Kuala Lumpur
Un centro dedicado a la protección de elefantes en Kuala LumpurMANAN VATSYAYANA (AFP)

Con una simple nota interna de tres párrafos y esta vez sin nada de fanfarria. Estados Unidos decide finalmente levantar la prohibición que aplica a las importaciones de trofeos de caza. El Servicio de Pesca y Vida Salvaje adopta, sin embargo, una vía intermedia. Los permisos para poder pasar la frontera se concederán analizándolos caso por caso, aunque sin precisar las directrices que se seguirán.

La Administración preside Donald Trump ya decidió el pasado noviembre permitir las importaciones de cabezas de elefantes y leones desde África. Las críticas fueron inmediatas, incluso desde dentro de su propio partido. El presidente se vio forzado así a suspender la decisión y consultarla con más clama con el secretario del Departamento de Interior. La pausa duró hasta el pasado jueves.

La última vez que Trump habló del asunto fue el pasado enero, durante una entrevista. Dijo que es el primero que no quiere que se maten y troceen elefantes para traerlos a Estados Unidos. Admitió que la presión para que cambiara de opinión era enorme y esperaba así que su decisión creara un debate sobre la conservación de especies en peligro. Pero el presidente difícilmente cambia de posición.

La intención de Interior es que el dinero que se recaude con las licencias se destine a financiar programas de protección de la vida salvaje. En medio de la pausa, se conoció además una decisión judicial contra la aplicación de la prohibición impuesta durante la presidencia del demócrata Barack Obama que tenía como origen una demanda del Safari Club International y la Asociación Nacional del Rifle.

En la nota interna emitida el jueves por la agencia, se cita esta decisión judicial. La acción de Obama trataba de dificultar la caza furtiva y cerrar las lagunas legales que hacían de puerta trasera al mercado negro. Los activistas cuestionan que el dinero de las licencias vaya a contribuir realmente a la conservación de las especies y advierten de falta de claridad a la hora de aplicar las nuevas reglas.

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