Guajardo se reúne con Ross para acercar posturas con EE UU en plena renegociación del TLC
El viaje del secretario de Economía mexicano coincide con la marcha a Washington de un alto negociador estadounidense para escuchar la postura de las grandes armadoras de automóviles
Algo empieza a moverse entre bambalinas en la ardua renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). El secretario (ministro) de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, viajó este martes por la noche a Washington para reunirse con su homólogo estadounidense, Wilbur Ross, y con el representante de Comercio de EE UU, Robert Lighthizer. La intención de estos encuentros es limar asperezas en las conversaciones del mayor acuerdo comercial del planeta, que une a EE UU, México y Canadá desde 1994. El viaje de Guajardo a la capital estadounidense se produce en plena séptima ronda de negociación entre las tres delegaciones, que se celebra hasta el lunes que viene en la Ciudad de México. Y coincide con la marcha, también a Washington, del jefe negociador estadounidense en la mesa en la que se trata uno de los temas más espinosos en el proceso: las reglas de origen en el sector automotor.
Fuentes cercanas a la negociación han confirmado a EL PAÍS que, además de tratar los temas propios de las conversaciones en los que las diferencias entre México y Canadá, por un lado, y EE UU, por otro, siguen siendo importantes —reglas de origen en la industria automotriz, cláusula de terminación automática del acuerdo cada cinco años y capítulos de solución de controversias entre empresas y Estados—, el hombre fuerte de Enrique Peña Nieto en las negociaciones tratará con sus contrapartes estadounidenses otros temas de la agenda comercial bilateral: desde el acuerdo de suspensión en el siempre candente sector azucarero hasta el intento de EE UU de gravar las importaciones de acero, que ya han cosechado la negativa mexicana. También sobre el acuerdo sobre la gestión del comercio en el sector del tomate, cuyo marco será revisado en marzo y que amenaza con erigirse en un escollo adicional en las conversaciones por el TLC.
La combinación de ambos viajes a Washington —el de Guajardo y el del responsable de EE UU para la negociación del contenido regional en el sector de autos, Jason Bernstein— ha abierto una puerta a la esperanza sobre el futuro del TLC. En primer lugar, por la mayor interlocución de alto nivel entre EE UU y México. En segundo, porque será la primera vez que la Administración Trump escuche a su propio sector automotor, cuya posición es mucho más cercana a las premisas mexicanas y canadienses que a las de la Casa Blanca: mientras Washington propone elevar hasta el 85% -con un mínimo del 50% netamente estadounidense- el porcentaje mínimo de piezas que monta cada vehículo producido en la región, sus socios en el tratado y las armadoras defienden la inviabilidad de dichas cifras y prefieren que el umbral mínimo quede en una cifra cercana al 62,5%.
Un aumento súbito en el contenido mínimo regional como el que propone EE UU conllevaría importantes problemas de competitividad e incluso de suministro para la industria automotriz norteamericana, ya que tendría que encontrar en la región suministradores de componentes que hoy consigue en terceros países. De ahí la preocupación de los grandes del sector estadounidense, entre otros Ford y General Motors, que tratan de canalizar sus inquietudes en reuniones como la planificada con Bernstein, la mano derecha de Lighthizer para asuntos de reglas de origen en el sector automotor.
El encuentro de Guajardo y Ross, al que no ha asistido ningún representante del Gobierno canadiense, llega pocos días después del infructuoso intento de acercamiento entre Trump y Peña Nieto, cuya última conversación telefónica culminó con una agria discusión por la construcción del muro, y a poco menos de un mes de que concluya el plazo fijado para llegar a un acuerdo sobre el TLC antes de las elecciones presidenciales mexicanas de julio. El presidente de la patronal mexicana de industriales (Concamin), Manuel Herrera, uno de los representantes del sector privado que acompaña a la delegación mexicana en la negociación, valoró como “muy positivos” tanto el encuentro de Guajardo con Ross como el regreso del negociador estadounidense a Washington para sentarse a la mesa con las grandes armadoras: “Tenemos conocimiento de que se está escuchando al sector productivo estadounidense y eso es positivo para México”.
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