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Trump explica su peinado: “Trabajo duro para esconder esa calva”

El presidente interrumpe un discurso para improvisar sobre el estado de su curioso pelo

Vídeo: VIDEO: EPV / REUTERS

Trump siendo Trump. En pleno discurso este viernes, el presidente de Estados Unidos hizo un parón para observarse en una de las pantallas colocadas a ambos lados del escenario para que la audiencia le viera. “Que buena imagen es esa. Mírenlo. Me encantaría ver a ese hombre hablar”, bromeó. El público de la conferencia anual de conservadores rugió de emoción.

Durante los próximos minutos, Trump dejó a un lado el tono serio y los asuntos más importantes del país para ser el showman que siempre ha sido. Se siguió mirando, observando con interés su tupido cabello dorado, aquel del que muchos hablan, y decidió despejar algunas dudas sobre cómo se lo cuida esa melena rubia que ha sido objeto de chistes y extensa curiosidad.

De espaldas al público, Trump, que antes de protagonizar esta escena había preguntado a la gente si podía romper con el protocolo porque le aburrían los asuntos que trataba su discurso, se retocó el pelo y lo acarició repetidas veces. Simuló peinarse y pasó sus manos por todas las aristas de su complejo tocado. El público enloquecía.

El presidente se giró, volvió a mirar a su audiencia, y suspiró: “Intento como nadie ocultar esa calva, amigos. Trabajo duro en ello. No está tan mal, ¿no? Ahí vamos, ahí vamos, ¿verdad?”, vaciló. La ovación fue ensordecedora.

La broma es más relevante porque hace pocas semanas, su particular tupé alcanzó la viralidad tras publicarse un vídeo en el que el sofisticado peinado del presidente fue destruido por el fuerte viento mientras subía la escalerilla al avión presidencial. En el cortometraje se veía cómo debajo de esa aparente melena, el presidente tiene numerosas calvas que ha conseguido proteger con un peinado estudiado al milímetro.

Aunque muchos se preguntan más por lo que hay dentro de la cabeza de Trump, lo que tiene encima de ella también ha generado interés desde hace años. En 2015, el republicano aclaró que era real cuando algunos críticos dijeron que era un peluquín. “Tóquelo señora”, le dijo a una mujer del público durante un evento de la campaña electoral. “Es fino, pero real”, se reafirmó el actual ocupante del Despacho Oval. Aunque sea verdadero, también se sabe que el presidente toma Propecia, un medicamento para evitar la pérdida de pelo, algo común en los hombres de su edad.

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