Ucrania y los líderes separatistas concluyen un gran intercambio de prisioneros
El canje, promovido por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, pretende atenuar el aumento de los combates en el este del país
El intercambio de prisioneros en el este de Ucrania entre los separatistas y Kiev transcurrió sin mayores incidentes y aunque una vez más no se logró llegar a un acuerdo para un canje de "todos por todos", este ha sido el mayor trueque desde que en 2014 estalló el conflicto. La intervención del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Cirilo, fue decisiva para alcanzar el pacto, que da esperanzas de conseguir en un futuro próximo un intercambio que abarque a todas las personas prisioneras por ambos bandos.
El líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, como medida previa para posibilitar el intercambio, había indultado este martes a 74 soldados ucranianos y anunciado que la operación en la que se los canjearía por 306 prisioneros de la zona rebelde se realizaría a la una de la tarde, hora local (una hora menos en España).
Los temores de que, como en ocasiones anteriores, el acuerdo de canje fracasara a última hora, afortunadamente no se concretaron, aunque no todas las personas incluidas en la lista de intercambio llegaron al lugar. De los 306 prisioneros retenidos por Kiev, pasaron a la zona rebelde 246, lo que se explica, según la representante ucraniana Irina Geráshchenko, por el hecho de que 40 personas de esa lista habían sido liberadas con anterioridad y otra veintena se negó en el último momento a volver a la zona separatista. La operación, que comenzó con casi dos horas de retraso, se hizo en dos etapas y en dos lugares diferentes.
Miladin Bogetic, miembro de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) desplazada a Ucrania, afirma que un médico de la organización ha constatado que la gran mayoría de los prisioneros ha llegado “en buenas condiciones de salud”. Tras supervisar la entrega, ICRC ha podido confirmar el intercambio de entre 305 y 315 personas, una cifra ligeramente inferior a la ofrecida por la representante ucraniana informa Roger Sabatés.
En las dos últimas semanas, la Cruz Roja ha mediado entre los contendientes para garantizar el canje de este miércoles y se ha entrevistado personalmente con todos los presos para saber su decisión sobre el cambio de bando que, según Bogetic, ha sido "respetado" por ambas partes. Para el diplomático, desplazado a la zona desde el inicio del conflicto, el episodio puede ser interpretado como un “gran signo de esperanza” para la liberación de todos los prisioneros.
La Iglesia ortodoxa desempeñó un activo papel para posibilitar este intercambio y el patriarca Cirilo se involucró personalmente, reuniéndose con los líderes rebeldes Zajárchenko y Leonid Pasechnik, el nuevo jefe de la llamada República Popular de Lugansk, la otra zona en poder de los rebeldes rusos. También el presidente ruso, Vladímir Putin, tuvo que tomar cartas en el asunto y llamar a los jefes separatistas para que estos se avinieran a un compromiso que permitiera el canje antes de que finalizara este año.
Las negociaciones finalizaron el lunes pasado en el monasterio moscovita de San Daniel Estilita, según anunció Cirilo ese día, que coincidió con la Navidad occidental (en Rusia la Iglesia ortodoxa se rige por el calendario juliano, que tiene un retraso de 13 días con respecto al que se usa en Occidente, por lo que el nacimiento de Cristo lo celebran a fines de la primera semana de enero).
Las últimas semanas han estado marcadas por un aumento de la tensión entre las fuerzas en conflicto y con acusaciones mutuas de violaciones de alto el fuego. Además, hace diez días Rusia retiró a sus oficiales del Centro Conjunto para el Control del Alto al Fuego debido a las nuevas exigencias burocráticas de Kiev que obliga a todos los ciudadanos rusos a entregar información previa a cualquier viaje a Ucrania.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, que calificó de «repentina y provocadora» la decisión rusa de retirar a sus oficiales del Centro Conjunto, aseguró la semana pasada que reforzaría el contingente militar en el este del país ante la amenaza de una escalada en los enfrentamientos con los prorrusos.
En vísperas de Navidad, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, condenaron las crecientes violaciones de alto fuego en un comunicado en el que se afirmaba que la solución al conflicto puede ser solamente pacífica y en el que volvieron a manifestar su apoyo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania y a los acuerdos de Minsk. El mismo día 23 de diciembre, los bandos enfrentados en el este de ese país acordaron otro alto el fuego de cara a las fiestas de fin de año, pero a los dos días hubo nuevas recriminaciones mutuas de ataques.
De acuerdo con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), al menos cinco soldados han muerto en combate durante la semana pasada y decenas de personas, incluidos civiles, resultaron heridas. En total, más de 10.000 personas han fallecido en el este de Ucrania desde 2014, año en el que se desencadenó el conflicto, según los últimos datos ofrecidos por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
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