Una nueva ola de violencia sacude el Este de Ucrania
Las hostilidades entre tropas leales a Kiev e insurgentes prorusos se recrudecen un día después de que conversaran Putin y Trump
Una escalada de violencia entre las tropas leales a Kiev y los insurgentes prorusos en la provincia de Donetsk vuelve a castigar a la población civil del Este de Ucrania de un modo que recuerda los enfrentamientos de 2014 y 2015, los dos primeros años de un conflicto que, con altibajos, se ha cobrado ya más de 10.000 muertos. En el territorio fronterizo entre Ucrania y Rusia el recrudecimiento de las hostilidades pone a prueba el nuevo sistema de intereses y relaciones internacionales que se está configurando tras la llegada de Donald Trump al poder en EE UU.
Los enfrentamientos comenzaron el pasado domingo, un día después de que Trump conversara con su colega ruso, Vladímir Putin. Su principal escenario es Avdeevka, una localidad industrial al norte de Donetsk donde vivían cerca de 35.000 personas antes de la guerra. La ciudad, controlada hasta ahora por Kiev, está situada en la franja de separación (teóricamente desmilitarizada) de las partes en conflicto, que fue establecida en 2015 en los acuerdos firmados en Minsk bajo la égida de la OSCE.
Ambas partes se acusan mutuamente de haber iniciado las hostilidades y reconocen la existencia de muertos y heridos, así como destrucción de viviendas e infraestructura. Avdeevka es sede de una importante fábrica de carbón de coque, perteneciente al consorcio de Rinat Ajmétov, el oligarca residente en Kiev y oriundo de Donetsk, cuyas empresas dan trabajo a unas 50.000 personas en la región de Donbás (Donetsk y Lugansk). La fábrica, que ha dejado de funcionar tras ser alcanzada por varias cargas de artillería, es también la principal fuente de aprovisionamiento de calefacción de la ciudad. Si los desperfectos no se arreglan rápido, las instalaciones pueden ser irrecuperables, según manifestaban fuentes de la empresa.
En las redes sociales, los habitantes de Donetsk se quejan de la falta de agua, luz y calefacción, así como de la destrucción causada por los misiles disparados por las partes enfrentadas. A juzgar por las informaciones de los portavoces militares de uno y otro lado, que hacen referencia al uso de misiles tierra-aire y armas pesadas, el éxito de la OSCE para retirar el armamento de gran calibre ha sido nulo.
Según el periódico ucranio Zérkalo Nedelii, los insurgentes dispararon contra Avdeevka con misiles tierra-aire desde diversos puntos en barrios de la ciudad de Donetsk. Según el Estado Mayor de Ucrania, su objetivo era conquistar las posiciones controladas por Kiev y en el intento, repelido, se utilizaron por lo menos 80 misiles y cargas de artillería de 152 milímetros. Entre el 29 y el 30 de enero perecieron ocho soldados ucranianos. Según otra versión, difundida por el servicio informativo “strana.ua”, el ejército de Ucrania fue rechazado cuando trataba de arrebatar a los separatistas una posición que daba acceso a la localidad de Yasinovátaia. Por su parte, Eduard Basurin, el portavoz militar de los secesionistas, la denominada República Popular de Donetsk, manifestó que el ejército ucraniano había sufrido 30 bajas mortales en el curso de dos días de combate. Los misiles disparados por las tropas de Kiev habían alcanzado varios edificios en Donetsk, entre ellos siete que se quedaron sin calefacción.
Los intentos de lograr un alto el fuego habían fracasado y las autoridades ucranianas desplegaban tiendas y cocinas de campaña para acoger provisionalmente a la población de Avdeevka, dado que las temperaturas reinantes oscilaban en torno a los 20 grados bajo cero. Las autoridades estudian también la posibilidad de evacuar a miles de habitantes de la ciudad. Un comunicado emitido por el servicio humanitario de Ajmétov informaba de que la dirección de la fábrica de carbón de coque trabajaba para reparar las instalaciones de las que depende la vida de la ciudad.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, interrumpió el lunes su visita a Alemania debido a la situación en Avdeevka. La canciller Angela Merkel dijo el lunes en Berlín que estaba preocupada por el incumplimiento del alto el fuego en la zona de separación. Merkel, no obstante, reiteró su apoyo al denominado formato de Normandía (Francia, Alemania, Rusia, Ucrania) pese a los obstáculos existentes para lograr la paz y la estabilidad política en Ucrania y también para recuperar su integridad territorial. “Este camino no será fácil”, afirmó Merkel. Por su parte, Poroshenko insistió en que es necesario ejercer más presión sobre Rusia para que este país cumpla los acuerdos suscritos en Minsk. Con la llegada al poder de Trump en Washington y las próximas elecciones en Alemania y Francia, los dirigentes de Kiev temen quedarse solos frente a los insurgentes apoyados por Moscú.
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