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El primer ministro francés fletó un avión privado en un viaje oficial

Edouard Philippe justifica que el vuelo, de 350.000 euros, costó un 30% menos que otro hecho por Valls con el mismo trayecto

Silvia Ayuso
El primer ministro francés, Edouard Philippe, en una sesión de la Asamblea Nacional este lunes.
El primer ministro francés, Edouard Philippe, en una sesión de la Asamblea Nacional este lunes. PATRICK KOVARIK (AFP)

El primer traspié lo ha dado en el aire. La noticia de que el primer ministro francés, Édouard Philippe, se gastó 350.000 euros del erario público en cubrir en un avión privado un trayecto entre Tokio y París dentro de un viaje oficial, cuando existía una alternativa con un avión militar, no ha sentado nada bien en una Francia a la que el Gobierno pide ajustarse el cinturón para cumplir los límites de déficit público europeos y dejar de gastar mucho más de lo que ingresa. Philippe se defendió este miércoles y dijo “asumir plenamente” una decisión que ha enmarcado dentro de las obligaciones del Gobierno: tenía que regresar a tiempo porque el presidente, Emmanuel Macron, partía ese mismo día al extranjero y se requiere que cuando el jefe de Estado deja el país se quede en este su jefe de Gobierno. Además, puntualizó, el total de su viaje a Nueva Caledonia, entre el 1 y el 6 de diciembre, costó un 30% menos que el que realizó su predecesor, Manuel Valls, a la misma región de ultramar francesa el año pasado.

El hoy diputado no tardó en replicarle. “Viajé al Pacífico del 27 de abril al 2 de mayo de 2016”, recordó Valls en un mensaje en Twitter. “Pude disponer del (avión presidencial) A340 a la ida y al regreso. Después de tres días en Nueva Caledonia, viajé 24 horas a Nueva Zelanda y algunas horas en Australia. Un desplazamiento de este tipo siempre es muy costoso”, insistió.

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No ha sido el único en cuestionar el viaje de Philippe. El partido conservador Los Republicanos, antigua formación del primer ministro, consideró que el viaje de este, al igual que la celebración de Macron de su 40 cumpleaños en un castillo el fin de semana pasado (que el Elíseo aseguró pagó el presidente de su propio bolsillo), constituyen “el triste reflejo de una desconexión total del poder con las realidades sobre el terreno”. Para el portavoz del Partido Socialista, Karim Bouamrane, constituye una muestra del "amateurismo" del Gobierno de Macron.

El diputado del ultraderechista Frente Nacional Gilbert Collard consideró por su parte que fue una decisión "aristocrática", mientras que el antiguo número dos del FN y hoy líder de Los Patriotas, Florian Philippot, ironizó sobre el uso de “casi 300 salarios mínimos en un vuelo para evitar un viaje 'demasiado incómodo' para el primer ministro”.

El polémico trayecto constituyó la última etapa del viaje oficial de Philippe. El primer ministro viajó a Nueva Caledonia en un vuelo comercial, recuerda la agencia AFP, que reveló el monto del vuelo privado. A su regreso tomó primero un avión del Ejército que había transportado en la ida a una parte de su delegación.

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Pero en una escala técnica en Tokio, Philippe y su delegación, compuesta de varios ministros, embarcaron en un A340 con 100 asientos de primera clase, alquilado a la empresa Aero Vision, para permitirle volver más rápido y que no tuvieran que terminar el largo vuelo en un avión militar considerado incómodo, dijo a la AFP una fuente conocedora del caso.

Este avión aterrizó en París dos horas antes del aparato que fue especialmente fletado por el Ejército, que en cambio llegó prácticamente vacío.

En declaraciones a la emisora RTL, Philippe insistió en que tenía que llegar pronto porque debía participar en un consejo de Defensa y estar también presente antes de la partida de Macron en viaje oficial a Argelia.

“Sabíamos que no había un vuelo comercial a tiempo para regresar. Y sabíamos que había que regresar por un elemento imperativo, que es que el presidente partía el miércoles en la mañana de nuestra llegada”, declaró. A modo de ejemplo de lo que cuesta el traslado de un alto miembro del Gobierno, señaló su propio desplazamiento hasta la sede de la emisora parisina. “Si ustedes hubieran invitado a Édouard Philippe, yo habría venido en metro y me habría costado 1,90 o 2 euros. Pero vine en cuatro vehículos, con motos, un equipo de 15 personas, entre ellas un médico y un transmisor que me siguen continuamente, porque es lo que le toca a un primer ministro que sistemáticamente tiene que tener capacidad de reaccionar”, reveló.

Pese a sus explicaciones, la asociación anticorrupción Anticor reclamó que el Gobierno de Macron “aplique” sin excepciones la circular que envió el propio Philippe a sus colegas el 24 de mayo insistiendo en que “la ejemplaridad es el fundamento de la confianza de los franceses en el Gobierno” y en la que subrayaba la “conveniencia de limitar el uso de dinero público para el estricto cumplimiento de la misión ministerial”.

El portavoz del Gobierno, Benjamin Grieveaux, consideró en su rueda de prensa semanal que es "difícil" no reconocer que el equipo de Macron "ha disminuido drásticamente el coste del funcionamiento (del Gobierno), en particular de los gabinetes" con entre "dos y tres veces menos consejeros" que hasta ahora.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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