Schulz condiciona un pacto de Gobierno con Merkel a la reforma de la Eurozona
El líder del SPD alemán niega que haya dado luz verde a una gran coalición con la CDU y sostiene que todavía hay muchas opciones para formar gobierno
Sin prisas. Así quiere Martin Schulz, el líder de la socialdemocracia, SPD, que Alemania pacte una fórmula Gobierno, 67 días después de unas elecciones inconclusas, que han dado pie a una situación inédita en la República Federal alemana. Schulz y la canciller, Angela Merkel, se reunieron este jueves por la noche por primera vez para tratar de acercar posiciones y evitar la temida repetición de elecciones. El líder socialdemócrata pareció haberse movido un centímetro más en dirección a un acuerdo, al asegurar que no se cierra a ninguna opción de Gobierno. Pero ha fijado una condición para alcanzar cualquier pacto: “La política europea de Alemania tiene que cambiar”.
Merkel, que ganó las elecciones de septiembre pero sin mayoría suficiente para formar Gobierno, busca ahora un socio para que su cuarto mandato se haga realidad, después de 12 años al frente de la primera economía europea. El SPD, que sufrió en las últimas elecciones su mayor derrota desde 1949, rechazó inicialmente sentarse a hablar con la canciller ya que planeaba reconstruirse en la oposición durante los próximos cuatro años. A falta de alternativas viables y con el paso de los días, el Nein del SPD se va ablandando, pero está todavía por ver si lo suficiente como para abrir la puerta a una nueva gran coalición como la que ha gobernado hasta ahora en Berlín.
Este viernes ha sido un nuevo día surtido de declaraciones y anuncios en la capital alemana. La reunión entre Merkel y Schulz había terminado pasadas las diez de la noche en el palacio presidencial y cada uno se fue a su casa en el más estricto silencio. A las 11:18 el Bild Zeitung lanzaba la bomba con una alerta que decía que aseguraba que la CDU y el SPD estaban dispuestos a negociar. Poco después, Schulz comparecía ante los periodistas para negarlo. Nada de “luz verde” a la coalición. “Es simplemente falso”, dijo visiblemente molesto y culpando a la CDU de una supuesta intoxicación.
“Tenemos muchas opciones para formar Gobierno. Debemos hablar de cada una de esas opciones y eso es lo que propondré a los líderes del partido el lunes”. La reunión del lunes precede al congreso del SPD, que se celebrará a partir del jueves de la próxima semana y en el que Schulz deberá ser reelegido. Esa será también la ocasión de debatir las distintas opciones en las que los socialdemócratas están dispuestos a participar para evitar la repetición de elecciones. Un Gobierno de minoría de Merkel apoyado por el SPD es otra de las alternativas que se baraja. Schulz adelantó que sea cual sea la vía elegida, las negociaciones se harán esperar. “No hay presión temporal”, indicó, aparentemente ajeno a que el resto de Europa se impacienta ante el bloqueo político en la capital que lleva la voz cantante en la Unión.
Mientras, la edición digital del diario Der Spiegel publicaba una entrevista en la que Schulz fijaba la supuesta línea roja europea. “Ofrecer una respuesta positiva a Emmanuel Macron será un elemento clave en cualquier negociación con el SPD”, anunció. El presidente francés Macron está dispuesto a liderar de la mano de Berlín la llamada “refundación” de Europa. La crisis del euro, el Brexit y el ascenso populista y eurófobo han hecho que se tambaleen los cimientos de una Unión ávida de reformas y de impulso político y financiero. Para empezar, el eje franco-alemán propone dotar a la eurozona de instrumentos que sirvan para prevenir crisis y mitigar el impacto de las embestidas financieras externas. Contar con un presupuesto para la eurozona y con un ministro para la Zona euro son algunas de las ideas que se barajan.
A pesar de que Europa fue la gran ausente de las elecciones del pasado septiembre, se perfila ahora como uno de los temas que podría resultar determinante para formar Gobierno en Alemania. Hasta ahora, Merkel ha asegurado estar convencida de que es necesario actuar y que el momento es ahora. Sabe que será difícil encontrar un socio francés más entregado y proactivo que Macron y que las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina, en 2019. Pero más allá de los grandes titulares que hablan del deseo de remar juntos, no está nada claro hasta dónde está dispuesto a llegar Berlín, en un país en el que hablar de socorrer deudas ajenas produce urticaria y en el que la austeridad y sobre todo la responsabilidad y la estabilidad financiera forman parte de la identidad colectiva. Esa eurorreticencia financiera es bastante más acusada en el ala derecha de la política alemana.
Schulz dijo en la entrevista que quiere “refundar” Europa, echando mano de la terminología macroniana y defendió una política fiscal y social comunes en la UE y el nombramiento de un euroministro de Finanzas. Son ideas que, en principio, Merkel secunda. La clave más bien está en el cómo se van a ejecutar esas ideas y en el cuánto —dinero y capital político— está dispuesto a invertir Berlín.
En la entrevista, Schulz pide también un sistema de salud igual para todos los alemanes y una “revolución educativa”. Sus palabras en cualquier caso deben interpretarse con cierta cautela, en un momento en el que los políticos alemanes hablan de cara a varias galerías. Como poco tres: la contraparte negociadora, los votantes y el aparato del partido. En el caso de Schulz es especialmente evidente, con el congreso del partido a las puertas y con unas bases reacias a reeditar una gran coalición con la CDU. Una muestra de las dificultades que afronta Schulz es la campaña lanzada el viernes por los Jusos, las juventudes del SPD, en contra de una gran coalición y bajo el hashtag #NoGroko.
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