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La “guerrilla” conservadora que tendió una trampa a ‘The Washington Post’

El diario denuncia que una empleada de Project Veritas se hizo pasar por una falsa víctima de una aventura sexual de un republicano para deslegitimar a la prensa

James O'Keefe, en un acto en 2015
James O'Keefe, en un acto en 2015Pablo Martinez Monsivais (AP)

Nada parece frenar a James O’Keefe en su inquina contra el mundo progresista. En 2009, se hizo pasar por un proxeneta en un encuentro con la organización social Acorn. El año pasado, trató de aparentar en una llamada ser un hombre húngaro deseoso de colaborar con la fundación del magnate George Soros, en la órbita del Partido Demócrata, pero no colgó bien el teléfono y él mismo acabó revelando su engaño. Y ahora todo apunta que está detrás del intento de mentir al diario The Washington Post con el relato de una víctima de un falso affaire sexual de Roy Moore, el candidato republicano a senador por Alabama, acechado por una oleada de acusaciones de acoso sexual.

O’Keefe, de 33 años, se presenta como un “periodista de guerrilla”. Encarna el principio de que todo vale para atacar a los círculos progresistas. El medio -la mentira- justifica ese fin, que él llama destapar la “corrupción y la deshonestidad”. Es una figura emergente en el desacomplejado mundo de la derecha estadounidense más rupturista y antiestablishment, cercana al presidente Donald Trump. No sorprende, por tanto, que su mentor fuera Andrew Breitbart, fundador de la web ultraconservadora que lleva su apellido y que ahora dirige Steve Bannon, que fue un alto cargo de la campaña electoral de Trump y de sus primeros meses en la Casa Blanca.

Project Veritas, la organización conservadora que fundó O’Keefe en 2010, promete investigaciones explosivas contra los grandes medios de comunicación estadounidenses. Él los define como “Pravda”, el nombre del diario oficial de la Unión Soviética. Y se compromete a destapar un reguero de supuestas verdades. Al margen del Post, algunos de sus blancos han sido la radio NPR, la cadena CNN y el diario The New York Times.

El último objetivo era aparentemente ayudar a Moore, al que Trump ha apoyado pese a las acusaciones sexuales en su contra, y deslegitimar al Post, que ha destapado las acusaciones que han puesto contra las cuerdas al político. Una mujer contactó a ese diario alegando que tuvo una relación sexual con Moore en 1992, que se quedó embarazada y que abortó con 15 años.

Sin embargo, el rotativo descubrió que la mujer les había mentido sobre su identidad y la vio entrando el lunes en la sede de Project Veritas, en Nueva York. En paralelo, el Post difundió un vídeo, con cámara oculta, del encuentro que mantuvo la semana pasada esa mujer con una periodista del diario, que la presionó por las inconsistencias de su relato y le preguntó qué la había llevado a contar su presunta historia.

O’Keefe evitó confirmar si la mujer trabajaba para su organización. Y contraatacó al aparente descubrimiento de su engaño con la difusión de otro vídeo con cámara oculta de un reportero del Post, en que critica la línea editorial del periódico por su dureza contra Trump. El periodista ha dicho que creía estar hablando con unos estudiantes.

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O’Keefe vive inmerso en la polémica, acusado siempre de engañar y exagerar sus hallazgos. Este licenciado en Filosofía se hizo un nombre en 2009 en el caso de Acorn. Equipado con una cámara oculta, acudió junto a una mujer, que dijo ser una prostituta menor de edad, a varias reuniones con la organización que ayuda a personas de bajos recursos. Ambos dijeron buscar asesoramiento para aparentar que fuera legal la prostitución de una inmigrante. Y los trabajadores les dieron consejos. Hubo despidos y consecuencias políticas. La Cámara de Representantes cortó los fondos federales a Acorn, que acabó disolviéndose.

Sin embargo, el joven acabó disculpándose por esas grabaciones y tuvo que pagar 100.000 dólares tras ser demandado por un trabajador de Acorn, que denunció que no había dado su autorización a ser grabado, como requiere la ley de California.

Los problemas legales se repitieron en 2010. O’Keefe fue detenido por entrar con una identidad falsa en la oficina de una senadora demócrata y condenado a tres años de libertad condicional junto a una multa.

Las irregularidades, sin embargo, no han frenado al joven derechista. Todo lo contrario. En 2016, Project Veritas recibió 4,8 millones de dólares en donaciones y tenía 38 trabajadores. En una oferta de trabajo en su página web, se buscan periodistas dispuestos a trabajar encubiertos. Al ser una organización sin ánimo de lucro, no tiene que difundir con detalle la identidad de sus donantes. Según el Post, uno de los donantes en 2015 fue la fundación de Trump, que destinó 10.000 dólares.

La campaña del republicano se benefició implícitamente el año pasado de la labor de Project Veritas. El impulsor de una organización cercana al Partido Demócrata dimitió después de que O’Keefe difundiera un vídeo oculto en que hablaban de supuestos métodos para tratar de incitar la violencia en mítines de Trump.

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