El Estado Islámico se atribuye el atentado de Nueva York
Sayfullo Saipov pretendía una masacre en el puente de Brooklyn, según la Fiscalía. Los investigadores aún no han determinado si el presunto terrorista actuó solo. El grupo yihadista no ofrece ninguna prueba de su vinculación con la matanza
El Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) se atribuyó este jueves por la noche el atentado perpetrado el martes en Nueva York por Sayfullo Saipov, si bien no ofreció ninguna prueba de ello. Más de 48 horas después de la matanza, el grupo terrorista se pronunció a través de su semanario Al Naba y describió al atacante como un "soldado del califato", según la agencia Reuters. Saipov pretendía una masacre, enfilar hacia el puente de Brooklyn tras su paso por el carril bici del barrio de Tribeca y llevarse por delante el máximo de gente posible, según el documento con el que la Fiscalía justifica la acusación.
A las tres de la tarde, una camioneta de alquiler de Home Depot, una cadena de bricolaje de Estados Unidos, salió de Nueva Jersey y entró en Manhattan por el puente de George Washington, tomó la autovía que bordea el río hacia el sur e invadió con violencia la zona dedicada a ciclistas. Saipov, de 29 años, dejó ocho muertos y 12 heridos a su paso. “Quería llevar banderas del ISIS en la parte delantera y trasera de la camioneta, pero optó por no hacerlo para no llamar la atención”, explican los fiscales.
El detenido pensaba llevar banderas del ISIS en la camioneta del ataque pero cambió de opinión. Luego pidió una para su habitación en el hospital
El miércoles por la noche se presentó ante la jueza Barbara C. Moses en silla de ruedas, herido por los disparos que recibió de un policía cuando, al grito de Allahu akbar (“Dios es el más grande”), abandonó la camioneta accidentada. Cuando llegó al hospital, pidió la bandera terrorista para la habitación. Era el final de su carrera. La había estado planeando durante al menos dos meses. Según el escrito de acusación, Saipov, un conductor de Uber de origen uzbeko, casado y con tres hijos que vivía en la pequeña ciudad de Paterson (Nueva Jersey), había engullido cuantiosa propaganda yihadista en el último año y el día 22 ya había alquilado una camioneta para practicar los giros.
El día elegido, 31 de octubre, no parece casual, según los investigadores. En uno de sus dos teléfonos móviles se encontraron varias búsquedas sobre las celebraciones de Halloween en Nueva York. Cuando lo derribaron los tiros de un agente, llevaba consigo dos armas falsas y una bolsa con su cartera y tres cuchillos. Dentro de la furgoneta encontraron una nota de papel manuscrita que, según documento judicial, decía en árabe: “No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”. Y también una frase que se suele utilizar en referencia al ISIS y que en español se traduce como "Súplica o plegaria islámica. Perdurará”.
El comisario jefe de la Policía de Nueva York, James O’Neill, explicó esta mañana que aún es pronto para saber si Saipov actuó en solitario. El FBI localizó en la noche del miércoles a un segundo hombre, Mukhammadzoir Kadirov, de 32 años, también de Nueva Jersey, al que querían interrogar con relación al atentado, pero no facilitó más detalles.
El Estado Islámico, que rápidamente se atribuyó la matanza de Las Vegas sucedida a primeros de octubre, lo que luego se demostró falso, guardó silencio sobre la tragedia de Manhattan hasta en jueves por la noche, en horario de Nueva York. Como la experta en yihadismo Rukmini Callimachi escribió en The New York Times, el ISIS raramente reivindica un atentado si su autor resulta capturado por las autoridades. Finalmente, esta vez, el ISIS sí lo ha reivindicado. No ocurrió así con el último atentado que había sufrido Nueva York, las bombas colocadas por el afgano Ahmad Khan Rahimi en Chelsea en septiembre de 2016, que no causaron víctimas mortales. Un tribunal federal declaró culpable a Rahami hace apenas dos semanas.
Trump pide pena de muerte
La justicia civil aguarda a Saipov, pese a lo planteado por Donald Trump el día anterior. El presidente dijo que consideraría enviar al Saipov a Guantánamo, el controvertido centro de reclusión en la base militar estadounidense en Cuba. Se trata de un complejo abierto tras los atentados del 11-S plagado de denuncias de torturas, a donde Estados Unidos enviaba a sospechosos de terrorismo detenidos en el extranjero por tiempo indefinido y sin necesidad de una acusación formal. Nadie ha sido enviado allí desde 2008 y nunca se ha usado para encausados en territorio norteamericano.
Trump dio marcha atrás con una explicación singular en Twitter el jueves por la mañana. Afirmó que ese traslado a Guantánamo le “encantaría”, pero el proceso “estadísticamente” lleva mucho más tiempo que el sistema (de justicia) federal". Aun así, siguió rompiendo la ortodoxia que se espera de un gobernante en estos casos al defender que se imponga la pena capital al imputado. "También hay algo apropiado en mantenerlo en el hogar del horrible crimen que cometió. Hay que avanzar rápido. ¡Pena de muerte!", escribió Trump. El alcalde, Bill de Blasio, rechazó esto último, pero opinó que “debería pudrirse en prisión el resto de su vida”.
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