La ONU pide 360 millones para los refugiados rohingya en Bangladés
Dacca alerta de que la situación es "insostenible" y exige a Myanmar que cambie de postura
Naciones Unidas pidió este lunes a la comunidad internacional solidaridad con los refugiados rohingya. En una conferencia celebrada en Ginebra, la ONU alertó sobre la situación de los más de medio millón de refugiados de esta etnia musulmana que, desde el pasado 25 de agosto, han ido llegando a Bangladés huyendo de la persecución y la violencia desatada en su contra en Myanmar (antigua Birmania) por parte de las autoridades del país. En Bangladés viven ya casi un millón de rohingyas, según las autoridades, que califican de "insostenible" la situación. La reunión organizada por las tres organizaciones de la ONU, la Unión Europea y el Gobierno de Kuwait, se ha fijado como objetivo recaudar un total de 434 millones de dólares (unos 367 millones de euros) de aquí hasta febrero de 2018. Ya se han prometido unos 100.
"Este es el mayor éxodo desde un solo país desde el genocidio de Ruanda en 1994", afirmó Shameem Ahsan, embajador de Bangladés ante la ONU, que criticó la postura de Myanmar en el conflicto. Naciones Unidas han definido la crisis de los rohingya como una "emergencia de primer nivel" y reclaman que la ayuda humanitaria es la única capaz de ofrecer alimento, agua, cuidado sanitario y de cubrir otras necesidades básicas en los campos y en las comunidades de acogida.
En “la crisis de refugiados que crece más rápidamente en todo el mundo", dice el comunicado de la ONU, llegan a diario inmigrantes rohingya que se han quedado sin nada a los campos de refugiados de Bangladés, atestados de personas y que en muchos casos carecen de servicios básicos como agua potable o atención médica. Marixie Mercado, portavoz de UNICEF, también indicó que casi el 60% de los 582.000 rohingya refugiados en Bangladés en las últimas semanas son menores. "Estos niños necesitan urgentemente comida, agua potable, saneamiento, y vacunas que les protejan de las enfermedades que afloran en las emergencias" destacó el director ejecutivo de UNICEF. "Muchos han presenciado en Birmania atrocidades que ningún niño debería ver nunca”, añadió.
Desde el inicio de la crisis, UNICEF proporciona cada día agua limpia a cerca de 40.000 personas en el campo de refugiados de Kutupalong, en Cox's Bazar (Bangladés) y ha instalado miles de letrinas para los niños. Pero al igual que las llegadas no se detienen, las necesidades aumentan. Mercado advirtió que, si no recibe más fondos, la agencia de la ONU podría tener que cesar sus operaciones a finales de noviembre.
La ONU considera la persecución de los rohingyas como una depuración étnica, y acusa a Myanmar de haber provocado el mayor desplazamiento de refugiados en Asia en muchas décadas. Ese país, debe "garantizar el derecho a volver de manera segura, voluntaria y digna para que los rohingyas puedan vivir en paz y que se respeten sus derechos humanos en Rajine [estado occidental de Rajine conocido hoy como Arakan]", reclamó en Ginebra Mark Lowcock, jefe de operaciones de la ONU.
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