60.000 evacuados en Fráncfort por una bomba de la Segunda Guerra Mundial
Es el mayor desalojo planificado desde 1945. La policía ha desactivado un artefacto británico de 1,8 toneladas
Fráncfort, ciudad fantasma. La mayor evacuación de la República Federal de Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha dejado a la capital financiera alemana desierta el domingo. Unas 60.000 personas han sido obligadas a abandonar el centro de la ciudad a partir de las seis de la mañana para permitir a la policía desactivar una gigantesca bomba enterrada y descubierta a principios de semana. “Le pedimos que abandone inmediatamente el edificio. Si no, la policía empleará la fuerza física para sacarle”, informaban los agentes por un altavoz a los residentes. Cada año afloran en Alemania miles de toneladas de explosivos, enterrados desde hace décadas.
Poco después de la una de la tarde, los bomberos informaban de ligeros retrasos porque seguían encontrando gente en la zona de exclusión que se había negado a abandonar sus viviendas. A las seis y media de la tarde, la policía de Fráncfort informó finalmente de que la bomba había sido desactivada con éxito. Se trataba de una bomba británica de 1,8 toneladas, enterrada desde la Segunda Guerra Mundial y que según calcularon podía afectar a un radio de un kilómetro y medio.
El artefacto fue descubierto el pasado martes, durante las excavaciones de unas obras. El hallazgo de bombas y munición lanzados por las fuerzas aliadas sobre el régimen nazi es relativamente frecuente en Alemania. Los expertos calculan que podría haber cientos de miles de bombas que, por problemas técnicos no llegaron a explotar. La bomba de Fráncfort, bautizada “blockbuster” por su magnitud es sin embargo, especialmente relevante por su tonelaje y por afectar a un núcleo urbano en el que viven decenas de miles de personas y tiene su banco central –reservas de oro incluidas-, el cuartel general de la policía y la radiotelevisión local. Los aliados lanzaron decenas de miles de toneladas de explosivos sobre Fráncfort durante la Segunda Guerra Mundial. Las imágenes de la época muestran una ciudad destrozada.
"Cerrado por la bomba"
La evacuación dio comienzo a las seis de la mañana. Algunos vecinos se quejaron del madrugón, pero en general todo el mundo comprendió que no había alternativa. “Hoy domingo, cerrado por la bomba", se leía en algunos comercios. Las autoridades explicaron que era necesario empezar muy pronto por si los trabajos de desactivación se prolongaban. La idea era que por la tarde-noche la gente pudiera volver a sus casas y el lunes, a sus trabajos. Durante la mañana, la policía se dedicó a peinar la zona para asegurarse de que no quedaba nadie dentro de la zona de exclusión.
La policía había dejado clara esta semana que la evacuación no era una opción sino una obligación, y que emplearían incluso la fuerza si fuera preciso para quien se negara a salir de la ciudad. Las mascotas pudieron quedarse en las casas, según las directrices policiales. El transporte público en la zona de evacuación quedó cancelado.
Las autoridades municipales se permitieron incluso bromear en declaraciones al Frankfurter Allegemeine Zeitung, recomendando a los evacuados aprovechar las horas muertas para visitar a sus suegras. Habilitaron además centros para que las personas que “no tengan amigos ni familia” pudieran pasar el día. Recomendaron también a los habitantes de las zonas afectadas informar a sus vecinos para asegurarse de que todo el mundo se daba por enterado. La policía además decidió reforzar su presencia en las carreteras para evitar que los ladrones aprovecharan la ocasión para hacer su agosto.
Carriles enteros de la autopista estaban por la mañana ocupados por furgonetas de los servicios de emergencia, ambulancias y vehículos para transportar a los que no pudieran desplazarse por su cuenta. El sábado se habían evacuado ya los hospitales y hasta 20 recién nacidos fueron trasladados a clínicas cercanas en los últimos días.
La desactivación de este tipo de bombas suele transcurrir sin incidentes. Aun así, ha habido casos en los que sí se han producido explosiones de forma accidental. En 2012 por ejemplo en Múnich, la capital bávara, varias fachadas resultaron dañadas y los cristales estallaron a consecuencia de los trabajos de detonación. En 2010, tres personas murieron y dos resultaron seriamente heridas en Göttingen, en el centro del país.
También este fin de semana, 20.000 personas tuvieron que ser evacuadas en Coblenza, al oeste del país, debido a la desactivación de un artefacto de 500 kilos lanzado por los estadounidenses hace siete décadas.
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