Reino Unido acusa a Europa de hacer chantaje con la factura del Brexit
El ministro Liam Fox dice que Bruselas está intentando imponer sus condiciones
La tercera ronda de negociaciones sobre el Brexit en Bruselas, que estaba previsto que sirviera para empezar a pavimentar los términos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, no ha dejado satisfecha a ninguna de las dos partes, que no han logrado acercar posturas en temas clave a la velocidad a la que un calendario cada vez más apremiante les conmina. Si la frustración ante la lentitud de los avances y lo que consideran falta de realismo en la postura británica ha sido el reproche dominante por parte de Bruselas, verbalizada por el negociador europeo, Michel Barnier, Reino Unido devolvió el viernes el golpe en boca de su ministro de Comercio Internacional, Liam Fox, que ha acusado a la UE de intentar “chantajear” a su Gobierno con la llamada factura del divorcio, el asunto que se ha revelado el más espinoso de las conversaciones.
Desde Tokyo, al término del viaje oficial de tres días a Japón al que ha acompañado a la primera ministra, Theresa May, Fox elevó el tono del debate en declaraciones a la cadena británica de televisión ITV, y exhortó a Bruselas a priorizar los términos de la futura relación entre Reino Unido y el bloque: “No nos pueden chantajear para que paguemos una cantidad de primeras. Creemos que antes deberíamos comenzar las conversaciones sobre el acuerdo final porque eso es bueno para los negocios, y es bueno para la prosperidad tanto del pueblo británico como del resto de ciudadanos de la UE”. En una entrevista posterior con Sky News, habló de “estancamiento”, recalcó la necesidad de abordar los asuntos “que importan a largo plazo” y aseguró que empresarios de toda Europa, España incluida, le habían instado a añadir “más presión” a la UE para hacerse una mejor idea de qué panorama final esperar. Desde el comienzo de las negociaciones, Reino Unido se ha mostrado ansioso por definir el marco comercial tras el divorcio, pero la Unión Europea supedita el inicio de esa charla a que haya avances significativos en otros asuntos que considera más perentorios, y entre ellos están los compromisos financieros pendientes.
Por su parte, nada más regresar de Bruselas, el ministro británico para el Brexit, David Davis, se ha desplazado a Washington, donde tiene previsto exponer ante la Cámara de Comercio de Estados Unidos la visión del Gobierno británico del escenario post Brexit. En plena ofensiva por tejer alianzas potenciales, la visita reafirma el deseo del Gobierno británico de fortalecer lazos comerciales con Estados Unidos para reforzar los “profundos vínculos” que la propia May ejemplificó en enero al convertirse en la primera mandataria extranjera en reunirse con el presidente Trump tras su toma de posesión. En un comunicado que recogió la agencia Reuters tras el final de la ronda de negociaciones, Davis afirmó: “Trabajando junto a nuestros amigos y aliados más cercanos, podemos encarar algunos de los mayores desafíos sociales y económicos que afrontaremos. Pero la respuesta a esas preocupaciones no pasa por volverse aislacionistas. Y ahí es donde un Reino Unido fuerte y que mire al exterior puede jugar un papel fundamental”.
Además, a lo largo de esta última semana la oposición laborista ha añadido presión sobre el Gobierno de May al posicionarse de forma inequívoca como el partido que representa los intereses de los partidarios de un Brexit suave. El pasado sábado, el portavoz laborista para el Brexit, Keir Starmer, oficializó la postura del partido en un artículo en The Observer, donde defendía la permanencia del Reino Unido en el mercado único durante todo el periodo de transición, que podría extenderse varios años una vez consumado el abandono el 29 de marzo de 2019. Este viernes, el vicepresidente del partido, Tom Watson, fue aún más lejos al sugerir en declaraciones a BBC que esa situación podría mutar de transitoria a permenente: “Creemos que formar parte de la unión aduanera y del mercado único es importante en estos momentos de transición porque es la manera en la que proteges el empleo y la economía, y podría ser un resultado permanente de las negociaciones, pero tenemos que ver cómo se desarrollan éstas”.
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